COLUMNISTAS

Cinco verbos argentinos

Una fotografía de la sociedad argentina a través de cinco verbos que la sintetizan.

Sketchs televisivos y discriminatorios no son denunciados por la CHA
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Intento describir, fotografiar y dar testimonio de nuestra realidad cotidiana. Me propongo hacerlo, en esta ocasión, a través de cinco verbos que -me parece- definen con mucha exactitud lo que está pasando en nuestra sociedad, lo que vive nuestro país. Algunos de los conceptos que voy a manejar podrán resultar incómodos para ciertas personas. Nunca fue mi pretensión ser simpático para todo el mundo, tampoco es mi tarea. Un periodista con una determinada cantidad de años de ejercicio del oficio y con una determinada postura ante la vida, como quien les habla, no puede estar pendiente de agradar a todo el mundo. Estos cinco verbos los he enumerado de manera alfabética. Quiere decir que el orden de los factores no altera el producto. Lo hice así por mera comodidad, la que proporciona la computadora que facilita el orden alfabético. No quiere decir que el primer verbo describa algo más grave que el quinto. Ustedes verán.

Arranco con la b larga: bendecir. Nos enteramos esta mañana de que sacerdotes católicos han bendecido las casas de emergencia que se viene levantando en Villa Lugano sobre terrenos terriblemente contaminados. Ayer lo decía en este programa el Procurador General de Justicia de la ciudad de Buenos Aires: el estado de contaminación de esas tierras arroja resultados “tenebrosos”. En esas pequeñas chozas viven niños, mujeres y bebés. Tengo para mí que la tarea de una entidad milenaria esencial como la Iglesia Católica debería intentar superar la tentación demagógica de arropar acríticamente a los excluidos, por el simple hecho de tenerlos cerca. Naturalmente, comprendo que la Iglesia Católica, como otros credos monoteístas, se sienten a veces jaqueados por  sectas y credos más nuevas. Pero a la recientemente denominada “Villa Papa Francisco”, de Villa Lugano, no habría que bendecirla. Es un error. Sus habitantes deben, sí, ser relocalizados en viviendas sanas construidas sobre tierras sanas. Bendecir estas casuchas puede parecer muy conmovedor pero no es bueno, ni para quienes se han instalado en ellas ni (me parece) tampoco es bueno para el credo.

El segundo verbo empieza con d: dialogar. Ahora resulta que el Gobierno dialoga. Se ha presentado un hecho reciente, de hace pocas horas, como expresión de un nuevo clima. Finalmente, después de casi once años en el poder el kirchnerismo invitó a participar de una ceremonia internacional en Chile a expresiones políticas de la oposición. Efectivamente fueron a la asunción de Michelle Bachelet como presidente de Chile, legisladores de partidos opositores argentinos. Está muy bien. No hay que tener ningún temor en decir que la invitación fue una decisión correcta por parte de la Casa Rosada. Pero me pregunto ahora: ¿invitaría Cristina Kirchner a los representantes de la oposición en un viaje a Caracas? ¿Podrían, los diputados de PRO, del radicalismo, del Partido Socialista, de la Coalición Cívica y del peronismo no kirchnerista, tener la posibilidad de viajar con la presidente argentina a Caracas y tener la posibilidad de verse mano a mano con el presidente Nicolás Maduro? Ustedes saben, como yo, que eso no es factible. El Gobierno hace que dialoga, como aquel famoso personaje del show de Tato Bores, que era negro y le decía a Tato: “Yo no hago de negro, ¡yo soy negro!”. En este caso, la presidente hace que dialoga, pero es pura apariencia, no nos engañemos. Son toques cosméticos. Presidida por el polémico Eugenio Raúl Zaffaroni, la comisión para redactar un proyecto de reforma del Código Penal se integró con representantes de de diversos partidos, con una clara similitud de puntos de vista.

El tercer verbo en este listado de verbos que fotografían la realidad argentina empieza con e: exterminar. Vimos que significa tras lo que paso este miércoles 12 de marzo en el Puente Avellaneda. Barrabravas criminales e igualmente criminales bandas sindicales son fuerzas gangsteriles; no son vándalos, ni inadaptados. Son agrupaciones de personas dedicadas al delito, que se valen de argumentos ridículos: fútbol, trabajo. ¿Quién lo mató a Mariano Ferreyra, sino la violencia de la burocracia sindical? El objetivo de estos barrabravas y estas bandas sindicales es exterminar a todo aquel que no se someta al imperio del mal. Por eso hay que recordar a Mariano Ferreyra. El fútbol hoy en la Argentina está podrido hasta la médula. Es vulnerable porque ha sido vulnerado, y violado por la delincuencia. El sindicalismo que hoy se expresa, por ejemplo, en las batallas campales entre obreros de la construcción, que dirimen a balazos sus discrepancias, como en el piquete de este miércoles 12 de marzo de los portuarios, ratifica el carácter endémicamente antidemocrático que hoy tiene, como tuvo desde hace décadas, el sindicalismo argentino.

El cuarto verbo que les propongo, después de bendecir, dialogar y exterminar, empieza con j: “justificar”. Deriva de un episodio aparentemente irrelevante, pequeño y farandulesco, al que -sin embargo- yo le atribuyo importancia. Un actor que se presenta por televisión en lo que sería -aparentemente un sketch cómico, se vale de de una supuesta máquina detectora de homosexuales. Él no usa esta palabra. Como buen picapiedras, él dice que es una máquina de “detectar putos”, aunque no me guste repetir ese lenguaje procaz. Me impresiona que el grupo llamado Comunidad Homosexual Argentina, parte del oficialismo, en lugar de condenar este hecho explícito de humillación del diferente, de discriminación activa (convengamos que hacer en un programa de televisión abierta, un sketch de lo que se trata es de una persona invitada que enfrenta a una máquina que descubre si es o no es homosexual, es una verdadera porquería, para qué andar usando palabras un poquito más complejas), alegue que es un programa de humor y que no hay que hacer “censura”.Es una perfecta muestra de la hipocresía del progresismo de izquierda. Si similar sketch se hubiera emitido en un medio al que el Gobierno juzga como “hegemónico” lo hubieran carneado vivo, escrachado e incendiado, como ya han intentado hacer. Esta “máquina para descubrir homosexuales” acuñado por Fernando Coco Silly en América TV, expresa la verdadera calaña cultural de un cierto oficialismo progresistoide muy enraizado y atornillado en el mundo de la farándula. Pero, claro, los amigos justifican a sus amigos. La Comunidad Homosexual Argentina hubiera reaccionado de otra manera, con mucha más entereza si esto lo hubiera hecho alguien que ideológicamente ellos reprueban y estigmatizan. La CHA convalida a Silly y apoya al Gobierno porque tienen intereses en la materia.

El quinto verbo empieza con r: refundar. Las ocupaciones en los predios como el de Villa Lugano, con tácito y explícito apoyo del Gobierno, así como una política de apertura irrestricta a inmigraciones masivas no selectivas, así como la eliminación de la estatua de Cristóbal Colón frente a la Casa de Gobierno, forman parte de un mismo discurso, un mismo relato y un mismo proyecto, es el discurso de refundar a la Argentina país. Desde el oficialismo no ven mal la idea de alentar un cambio del carácter social, cultural y demográfico de una Capital Federal a la que juzgan enemiga y extranjera, por ser políticamente adversa al Gobierno. Para hacerlo, la idea es repoblarla, promoviendo, convalidando y fortaleciendo la radicación de villas de emergencia todo lo posible, a la vez que combaten y procuran eliminar lo que llaman mitos culturales “neoliberales” a los que consideran expresión de la colonización cultural. Nada de todo esto es casual ni improvisado. Con este propósito y con este modelo revisionista se proponen cambiar la naturaleza social de la ciudad de Buenos Aires.

Bendecir, dialogar, exterminar, justificar y refundar son, a mi modo de ver, cinco verbos que fotografían negro sobre blanco, la actual realidad argentina.

 

(*) Emitido por Pepe Eliaschev en Radio Mitre.