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Civismo, respeto y "mindo"

Vuelta a clases en Wuhan 20200903
Las clases han regresado con normalidad en Wuhan, epicentro mundial del Covid. | AFP

China celebró en octubre la “semana dorada”, en la que se conmemora el Día Nacional, que coincide con varios feriados destinados a impulsar el turismo. Es difícil de imaginar desde el confinamiento occidental, pero en Wuhan, epicentro mundial de la pandemia, se acaban de organizar multitudinarios festivales artísticos y masivas ferias gastronómicas a las que asistieron más de 19 millones de chinos, que llegaron desde distintos puntos de todo el país.

China parece haber superado la pesadilla. Pero no es el único país asiático que lo ha logrado.

Taiwán y Tailandia, por ejemplo, no sufrieron víctimas mortales de Covid en la última semana. Mientras que Japón, Corea del Sur, Vietnam, Malasia, Camboya y Singapur, por citar solo algunos casos, reportaron menos de 6 muertes diarias a causa del virus. Y los contagios no han parado de caer desde el inicio de la pandemia en la mayor parte de la región de Asia Pacífico.

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Gran parte de los países asiáticos que se vinculan comercial o políticamente con China en el Océano Pacífico se vieron obligados a enfrentar los primeros embates del virus a oscuras y sin ningún tipo de información previa. Pero ahora se muestran blindados frente al avance del Covid y en las últimas semanas no se ha observado ningún tipo de rebrote preocupante en la región.

En América Latina, en cambio, la amenaza sigue latente y en Argentina, Brasil, Perú, México, Bolivia, Ecuador y Chile las cifras siguen siendo altas, lo que demuestra que aún no se ha podido dominar al virus. En tanto que desde el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos se anunció que ese país volverá a la normalidad recién en 2022.

Por otra parte, la OMS advirtió que las muertes en Europa aumentaron un 40% en la última semana y en Francia, Alemania, Italia, España, Holanda y Bélgica se activaron nuevas cuarentenas por temor a la segunda oleada del virus, que amenaza ser todavía más mortal que la primera.

¿Por qué a Asia pudo enfrentar la pandemia mejor que Occidente? El surcoreano Byung-Chul Han ensayó una muy inteligente respuesta esta semana en El País y fue contundente: “El secreto está en el civismo”.

¿Por qué a Asia pudo enfrentar la pandemia mejor que Occidente? El surcoreano Byung-Chul Han ensayó una muy inteligente respuesta esta semana en El País y fue contundente: “El secreto está en el civismo”. El filósofo nacido en Seúl que vive en Berlín argumentó que el respeto por la autoridad, la educación, la tradición y las instituciones, que se fomenta férreamente en las sociedades asiáticas, explica el éxito obtenido por esos países contra el coronavirus.

Es cierto que China pudo contener el virus porque aplicó un fuerte control militar sobre su población. Pero la mayoría de los estados asiáticos antes mencionados son democracias gobernadas por partidos de distintas ideologías y tradiciones políticas. Por lo que Han concluye que la explicación a la eficacia asiática frente a la crisis debe rastrearse en el comportamiento de la sociedad, que en su gran mayoría aceptó ceder individualismo a cambio del control gubernamental para combatir la pandemia con éxito.

Es interesante observar que el autor de obras tan desafiantes como Psicopolítica o Hiperculturalidad, en las que sido muy crítico del control ejercido sobre la población través de la opresión de la tecnología o la cultura como nuevas fases superiores del capitalismo, ahora subraye que los asiáticos están cediendo racionalmente sus derechos como ciudadanos para dar un ejemplo de ciudadanía responsable.

Pero Han parece estar en lo cierto. Es que la mayoría de los asiáticos permite ser monitoreados a través de sus smartphones, con aplicaciones provistas de inteligencia artificial y data analitics que pueden establecer en forma precisa todos los posibles vínculos de contagios de coronavirus. A la vez que no se oponen al control estatal de movilidad, ejercido mediante el análisis de gastos de tarjetas de crédito o el monitoreo constante de cámaras de vigilancias.

Han recordó que cuando al vicepremier y ministro de Economía japonés, Taro Aso, le preguntaron por qué Japón no había sufrido un rebrote del virus, contestó con una sola palabra: “Mindo”. En la tradición japonesa, “mindo” se refiere al “nivel de las personas”, pero es un término nacionalista que se relaciona con la “supremacía” japonesa y que también puede traducirse como “nivel cultural”.

Un nivel cultural asiático que ha permitido hacer retroceder al coronavirus hasta cifras impensadas en otras parte del mundo. Un nivel cultural que, en vista de lo sucedido en Occidente, parece darle la razón a Aso.

En la tradición japonesa, “mindo” se refiere al “nivel de las personas”, pero es un término nacionalista que se relaciona con la “supremacía” japonesa y que también puede traducirse como “nivel cultural”.

“La palabra que empleó el ministro japonés contiene, pese a todo y si le quitamos su inoportuna connotación nacionalista, un punto de verdad —advirtió Han—. Señala la importancia del civismo, de la acción conjunta en una crisis pandémica. Cuando las personas acatan voluntariamente las reglas higiénicas, no hacen falta controles ni medidas forzosas, que tan costosas son en términos de personal y de tiempo”.

Las fiestas clandestinas, los bares atestados de jóvenes, las reuniones familiares que violan cuarentenas, los que caminan por la calle sin barbijo y los que no respetan el distanciamiento social representan pequeños ejemplos cotidianos que demuestran claramente que el “mindo” occidental es muy diferente al asiático.
 
Así se produce la gran paradoja que, en términos de Han, ha sido evidenciada por la pandemia: los sumisos asiáticos, que acatan obedientemente y sin discusión las órdenes gubernamentales implementadas por stalinistas epidemiólogos, terminan ejerciendo más libertades que la liberal población occidental que se ve obligada a permanecer encerrada en sus casas.


*Doctor en Ciencias Sociales. Director de Perfil Educación. (@rodrigo_lloret)