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Coaching de crisis

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Ni los más optimistas podrían afirmar hoy que no hay crisis. Y, aunque remanida, la enseñanza que dice “toda crisis implica oportunidad”, una vez más, es aplicable en el campo empresarial.
Ciertamente, lo primero que viene a la mente se vincula a cortes de ruta, protestas encendidas, suspensiones, despidos y conflictos internos de los propios gremios. Los casos de Kraft, Gestamp, Lear o Donnelley son ejemplos en ese sentido.
 Ahora bien, aunque no son ficción, vale consignar que no dejan de ser fotografías parciales de una realidad más compleja, amplia y por qué no, también auspiciosa.
 ¿En qué sentido? De un tiempo a esta parte comienza a notarse un fenómeno, como mínimo, poco frecuente: el de empresas que, cual hábiles pilotos en la tormenta, logran conducir con mano templada y sin salirse de la ruta en este clima hostil. Se trata de casos en los que frente a una crisis severa, en lugar de generar un conflicto patronal-empleados, las partes logran unirse y trabajar mancomunadamente con el fin de encontrar la mejor forma de evitar situaciones terminales y, en definitiva, sostener las fuentes de trabajo.
 Este panorama no niega ni se opone a un escenario de crisis, sino que, por el contrario, la asume con inteligencia y, sobre todo, con un profundo sentido de responsabilidad con el objetivo de minimizar daños y compartir la escasez antes que arriesgarse a perderlo todo.
 Al respecto, muchas consultas para gestionar ante las inclemencias del tiempo actual provienen de pymes del interior del país, algunas de mucha importancia, en las que la relación interpersonal es más estrecha que en las grandes multinacionales.
 Después de todo, en esos ámbitos saben cuánto puede perder una organización que se desprende de un trabajador con años de experiencia y capacitación. Y, al mismo tiempo, hay una mayor sensibilidad a la hora de pensar en las dificultades de reinserción laboral de cuadros tan idóneos como estimados en términos personales.
Es en ese territorio donde un coach aporta su know how para, desde una tercera posición, cooperar en el timoneo de procesos arduos, con el objetivo de llevarlos a ese buen puerto: lograr que tanto la empresa como el staff vean satisfechas sus expectativas.
Desde una visión profesional, es absolutamente lógico que este acercamiento se incentive y concrete, y bienvenido que así sea. Otras veces, cuando esa visión está acechada por la miopía del cortoplacismo, el sentido común se puede transformar en el menos común de los sentidos.

*Especialista en Coaching Político,Dirigencial y Empresario. Directora de arcoach.com.ar

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