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Cómo (no) escribir un guión

A pesar de haber sufrido durante años temporadas de violenta cinefilia y de acaparar casi todo libro sobre cine que ande dando vueltas (ensayos, entrevistas, biografías, guiones), lo cierto es que la mayoría de esos volúmenes termina sufriendo una larga agonía en la biblioteca, ya que pocas veces encuentro tiempo para leerlos.

Tomas150
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A pesar de haber sufrido durante años temporadas de violenta cinefilia y de acaparar casi todo libro sobre cine que ande dando vueltas (ensayos, entrevistas, biografías, guiones), lo cierto es que la mayoría de esos volúmenes termina sufriendo una larga agonía en la biblioteca, ya que pocas veces encuentro tiempo para leerlos. Recuerdo haber disfrutado muchísimo las primeras páginas de clásicos como El cine según Hitchcock, de François Truffaut; ¿Qué es el cine?, de André Bazin, o Historia(s) del cine, de Jean-Luc Godard. Pero son muchos más los volúmenes que pueblan los estantes (Películas clave de la historia del cine, de Claude Beyle, la biografía sobre David Lynch de Quim Casas) y que nunca abrí o (y ésta es una certeza dolorosa) jamás abriré.
Hace un par de semanas alguien tuvo la extraña idea de encargarme la redacción de un guión para un corto cinematográfico. Desde la más completa ignorancia, imaginé que debía ser algo así como la cruza entre un cuento y una obra de teatro. Escribí algunos relatos, en una época solía leer teatro, pero así y todo mi teoría seguía sonando un tanto peregrina, así que fui a la biblioteca (a la parte del piso de la habitación donde se amontonan los libros que todavía no fueron acomodados) a ver si tenía algo a mano que pudiera servirme. Y encontré los guiones recién editados de dos películas muy distintas que me fascinaron por igual: el de Historias extraordinarias, de Mariano Llinás, y el de Bastardos sin gloria, de Quentin Tarantino.

Las dos las vi varias veces en el último año y medio, así que todavía tenía las imágenes frescas en la cabeza. Pero no hace falta ser un lector demasiado atento para darse cuenta de que los guiones difieren de lo que terminó siendo el resultado final en cada caso: hay, en el de Bastardos sin gloria, escenas enteras eliminadas. Leyéndolo como si se tratara del contenido extra de un DVD, uno entiende por qué el director decidió no incluirlas (algunas redundantes, otras atractivas, todas ralentizaban la acción). En el guión de la película de Llinás (que dura cuatro horas y está narrada casi por completo por una voz en off), además de las fotos de rodaje y la ficha técnica completa, se incluyen extensas e interesantes notas al pie que justifican la edición en libro. En estas notas, además de comentar los cambios hechos en la voz que lleva la trama, Llinás cuenta algunas de las tantas complicaciones surgidas durante la filmación y devela detalles sobre algunas de las escenas más recordadas por los espectadores y fanáticos del film (la del león, el fragmento bélico y las breves tomas realizadas en Africa).
Tenía apenas una semana para escribir el guión y perdí dos noches leyendo los libros de Llinás y Tarantino. Pero estoy seguro de que sin esas lecturas (y al margen del resultado) la tarea me hubiera resultado imposible.

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