Todos los años prometo que no voy a ver la película que ganó el Oscar y al final termino sucumbiendo, más a la costumbre que a la tentación. Esta vez, como a 12 años de esclavitud no le dieron siquiera el premio a mejor director, se podía sospechar que su triunfo como mejor película había sido culposo, un mero resultado de la corrección política. Incluso leí en estos días que algunos de los profesionales de Hollywood la votaron sin haberla visto, aduciendo que por un lado la película merecía ganar por su tema pero por el otro no tenían el valor de enfrentar las escenas de violencia. No se me ocurre un ejemplo más perfecto de hipocresía: es como si alguien se sintiera moralmente obligado a apoyar a un gobierno autoritario y decidiera exiliarse (no sé por qué se me ocurre ese ejemplo).
Rotten Tomatoes es un sitio en internet que recopila las críticas de las películas estrenadas en Estados Unidos. El lugar resulta muy útil como referencia sociológica y uno comprueba el abrumador apoyo que recibió 12 años de esclavitud, que es la adaptación cinematográfica de las memorias de Solomon Northup, un negro libre que en 1840 fue secuestrado en Washington y vendido como esclavo a Louisiana. En el sitio de los tomates descubrí que Manohla Dargis, la reseñadora principal del New York Times, decía que por fin los estadounidenses se enfrentaban con la verdad en una pantalla (como si la esclavitud fuera una verdad oculta, como si esa verdad no estuviera filtrada por las convenciones narrativas de Hollywood, como si no eligiera como héroe a un negro distinto de los otros negros, como si se descubriera de pronto el valor didáctico del maniqueísmo...). Una tontería, desde luego, pero una prueba más del poder de la intimidación ideológica y de que conviene hacer arte con las verdades que se enseñan en la escuela. Hay un sitio local, Todas las Críticas, que hace lo mismo que Rotten Tomatoes, pero con los estrenos en la Argentina. Allí el apoyo a la película es mucho menos intenso. Pero es otro el resultado si se trata de una película nacional sobre desaparecidos: Infancia clandestina tiene un 96% de reseñas a favor en Todas las Críticas, exactamente el mismo porcentaje que tiene 12 años de esclavitud en Rotten Tomatoes.
Con estos datos en la mano, podía deducir que no valía la pena cumplir con el rito y ver 12 años de esclavitud; pero de todos modos lo hice: siempre hay algo que sorprende en una película, nunca es como la imaginamos. En este caso lo que me sorprendió no es que fuera buena, sino el modo que tiene de ser mala: es un modo rotundo, sintético, programático. En una película de Brian de Palma de los 60 (creo que es Greetings) hay una obra de teatro muy off que les ofrece a los espectadores la posibilidad de pasar por la experiencia de la negritud. Al entrar a la sala, los pintan de negro y los actores les pegan, los escupen y los insultan. 12 años de esclavitud es esa broma tomada en serio: dos horas y cuarto de torturas, asesinatos y violaciones (con predilección por los azotes) en las que se muestra que los blancos son perversos, locos y estúpidos y que los negros sufren mucho. Parece que la experiencia tranquiliza a los críticos: salen purificados de la sala como si fueran a un sauna, y la catarsis los ayuda a continuar con sus actividades.