Podemos señalar tres aspectos para marcar que la crisis cambiaria y la caída de reservas internacionales actuales son inéditas.
Lo curioso es que estas divisas que se fugan son dólares que no volverán al país ya que el sector privado se los gasta en consumo, a diferencia de crisis cambiarias anteriores:
a) Por primera vez, la Argentina tiene una corrida cambiaria a través de compras por internet y también con crédito de los bancos para la venta de pasajes y paquetes turísticos al exterior que no está en los libros de economía. Es la consecuencia de mantener un dólar oficial subsidiado de $ 6 por el que se realizan la mayor parte de las transacciones –como compras de pasajes y paquetes turísticos al exterior y de diversos bienes en sitios internacionales, en particular de China– frente a un dólar en el mercado paralelo a $ 10. A esto se deben sumar las extracciones con tarjeta de crédito o las compras que hacen los argentinos en el exterior a un dólar de aproximadamente $ 7,15. Por todos esos conceptos, en el primer semestre del año se fueron unos US$ 5.400 millones, mientras que en todo 2012 se fugaron por esa vía unos US$ 7.300 millones y se estima que podría superar los US$ 10 mil millones este año en los gastos de turismo.
b) Desde que el Gobierno instrumentó los controles a las compras de dólares el 3 de noviembre de 2011, creó un mercado paralelo –o ilegal, como lo llama– que no existía antes de los controles y que ya se llevó mas de US$ 14 mil millones de dólares de reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA). Cuando se tomó la medida de control, la cotización del dólar en el mercado oficial estaba en $ 4,40 y sólo había un mercado alternativo, que era el contado con liquidez para sacar dólares al exterior a través de las compras de acciones o títulos donde cotizaba a $ 4,80. Esa brecha cambiaria para fugar o entrar dólares era sólo del 10%, mientras que ahora la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo llegó casi al 70% (6 contra 10 pesos). El Gobierno se compró un problema que no tenía al declarar el mercado paralelo o libre como ilegal para que no se realizaran operaciones en ese mercado, por eso las grandes dudas ante la posibilidad de un desdoblamiento cambiario. En ese aspecto, hay que destacar que mientras el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el ala más liberal del Gobierno prefieren un “dólar preferencial” para el turismo –más caro– y un cupo para las compras de dólares para el turismo, el viceministro Axel Kicillof y La Cámpora están a favor de un desdoblamiento cambiario, con un dólar oficial y uno libre.
c) La imposibilidad del BCRA de intervenir en el mercado libre paralelo o ilegal de cambio, vendiendo dólares para bajar o subir el precio de la divisa, como ya lo hizo en las cuatro crisis cambiarias que se sucedieron entre mediados de 2007 y mediados de 2009 por la crisis financiera internacional.
Se da la paradoja de que el BCRA sale a vender dólares en el mercado oficial y el precio del dólar sube en el mercado oficial y en el mercado paralelo. Toda una incongruencia desde el punto de vista de la política cambiaria. En el mercado paralelo libre o ilegal sólo se puede intervenir de palabra, a través de una orden del secretario de Comercio
Interior, Guillermo Moreno, que consiste en cerrar las casas de cambio o cerrar la boca de los arbolitos por un tiempo. Los resultados están a la vista.
*Economista y periodista.