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Cristina tiene sus propios “arrepentidos”

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Todos unidos. Esta semana, varios dirigentes se reincorporaron al PJ y promueven seguir a CFK. | na

Sin prisa pero sin pausa, asistimos en las últimas semanas a la enésima metamorfosis peronista, una característica genética del movimiento nacido en 1945. Este nuevo capítulo, que no será el último, lo protagonizan no pocos dirigentes que fueron kirchneristas, se distanciaron luego de Cristina (con distintos niveles de portazo y críticas, en ciertos casos feroces) y ahora vuelven a Ella.

El argumento público utilizado es que hay que unirse para ganarle a Cambiemos y evitar la reelección de Macri en las elecciones presidenciales del año próximo. No es falsa esa intención, pero esconde otros motivos más egoístas: el de la propia supervivencia política de muchos de ellos, que temen que las divisiones peronistas los dejen afuera del sistema de poder (nacional, provincial y municipal) que consagra el voto popular. No pocos y pocas ya lo padecen desde las legislativas de 2017.

Como los autodeclamados presidenciables del peronismo no K siguen sin levantar vuelo, al menos en las encuestas (Urtubey, Massa o Pichetto), el tercio aproximado de intención de voto que obtendría la ex presidenta según estudios serios –incluso algunos hechos para el Gobierno– es el anzuelo seductor para estos "arrepentidos".

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Como admitió crudamente en privado uno de ellos, "prefiero tragar sapos que seguir comiendo mierda". Está claro que no los une el amor sino el espanto: sea a Macri, como proclaman, o al ostracismo, que es lo que más temen.

Cristina los y las recibe con los brazos abiertos, simulando perdones, humildades y grandezas. No es momento todavía del pase de facturas y de la aplicación del rigor que impone el rencor: para eso llegará el instante del armado de listas.

Empecemos con los nombres. El primer saltimbanqui volvió a ser Alberto Fernández, con varios doctorados en esto de ponerse y sacarse camisetas de distintos equipos. El ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina, que nunca vio pasar una valija ni nada corrupto durante la era K, había pegado el portazo hace diez años, se hizo massista, luego sciolista y ahora otra vez propaga que hay que estar con la actual senadora.

La lista de notables continúa con Hugo Moyano. Tras el idilio inicial, luego llegaron los paros generales que le hizo a CFK, con dardos venenosos que hasta rozaron lo personal. Estamos ya en “modo reconciliación”, con fotos incluidas.

Otro experto en volteretas, como el ex gobernador Felipe Solá, no se iba a perder este tren. Tampoco la diputada Victoria Donda, también con un legajo marcado por las oscilaciones.

Esta semana se sumaron a la caravana los líderes del Movimiento Evita, Fernando Chino Navarro y Emilio Pérsico, acaso los más duros en el reclamo de autocrítica de los años dorados del kirchnerismo. Su fuga hacia la fuerza que intentó formar Florencio Randazzo resultó calamitosa. A propósito, tomar nota: falta cada vez menos para que el ex ministro de Transporte de Cristina también difunda su arrepentimiento. Habrá otros y otras.

De este listado no pueden faltar apellidos con menos renombre pero con el mismo interés en perdurar, como el de gobernadores de algunas provincias e intendentes, en especial del conurbano bonaerense, que apuestan a sus reelecciones. Varios se reincorporaron estos días al sello del PJ.

Mientras, como buena compañera, Cristina los y las recibe con los brazos abiertos, simulando perdones, humildades y grandezas. No es momento todavía del pase de facturas y de la aplicación del rigor que impone el rencor: para eso llegará el instante del armado de listas. Ni hablar ante la eventualidad de un triunfo electoral, aunque sea un escenario que hasta ahora descartan todos los sondeos por el bajo techo de aceptación que todavía tiene Ella. Pero como en la Argentina nunca se sabe, reaparecen los tránsfugas. Según la acepción política del término, claro.