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PANORAMA // LOS DIRIGENTES de river Y SU RESPONSABiLIDAD

Cuatro tipos impasables

Más allá de Adrián y su expulsión como ñoqui del Gobierno de la Ciudad, de la discusión entre Daniel Bravo y quienes le adjudican la convocatoria del barrabrava para que actuase en la Guardia Urbana, es decir, para que estuviera al cuidado de los ciudadanos en la calle..., en un horizonte más alto que esa posible chicana política, bravamente denunciada, está la realidad.

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Victor Hugo morales |

Más allá de Adrián y su expulsión como ñoqui del Gobierno de la Ciudad, de la discusión entre Daniel Bravo y quienes le adjudican la convocatoria del barrabrava para que actuase en la Guardia Urbana, es decir, para que estuviera al cuidado de los ciudadanos en la calle..., en un horizonte más alto que esa posible chicana política, bravamente denunciada, está la realidad. Se tiene a Adrián y a sus músculos en primer plano, a las autoridades, que recién ahora, en tiempo de elecciones, se despabilaron de la presencia del bravo, señalando a Bravo. Se observa a Bravo jurando por todos los santos que no fue el gestor de la llegada de un tipo de River (el más cercano a José María Aguilar entre los bravos, y Bravo es Aguilar, dicen, o viceversa) a tener un sueldo a costillas de la ciudad. Después de la feroz y falsa denuncia contra Enrique Olivera, candidato del ARI en las últimas elecciones celebradas en el distrito, Daniel Bravo se enfrenta como a un fantasma con aquella frase del filósofo alemán Friedrich Nietzsche cuando sentenció: “No me preocupa que me hayas mentido, sino que de ahora en adelante ya no podré creer en ti”.
Fue tan público aquello, que sólo se lo podía perdonar un estilo de política acuñado en el todo vale; Nicolás Maquiavelo fue un genio y los que no están con nosotros que se mueran. Bravo fue consentido por los modales y las bravuconadas de su sector, y ahora le toca a él, acaso, lidiar con una falsa denuncia. Pero más allá de esas fotografías de las últimas horas, éstas son páginas de fútbol y de lo que se habla es de la violencia en el fútbol. Así, lo que corresponde es preguntar desde la puerta de la AFA, el edificio donde se han hecho varios de los mejores negocios de la aldea, “¿qué han hecho ustedes”?
La voz recorre las paredes altas, rebota contra los techos que vieron de arriba tantas firmas de los que se la llevan bien de arriba, y vuelve a la vereda. Grite más fuerte: “Usteeed, Grondona, que ha hechooo?” Podría decir “nada”, y sería grave, pero el asunto es peor porque la atmósfera, el olor grondoniano impregna lo que se ha hecho a favor de la violencia: escondiéndola, minimizándola, tolerándola, perdonándola. Grondona, con esa jocosa irresponsabilidad que tiene frente a la ética en tanto coherencia, dijo este jueves: “Yo siempre estuve a favor de la quita de puntos”, después de haber declarado en mil ocasiones por qué se oponía a la quita en declaraciones registradas en septiembre de 2003, en abril de 2006 y en setiembre 2006, de vanagloriarse de cómo fue que la eliminó a través del Tribunal de Alzada y de acusar de trasnochados y borrachos a quienes pensasen que podía quitarse puntos (21 de septiembre de 2006). Nada le importa. Le da como viene a la pelota. Chanfle, rodillazo, empeine, pifia. Total, él le pega. Y no importa dónde va a parar la pelota, mientras pueda sacarla de la puerta del arco. El mejor alumno del “no importa lo que se dice mientras te permita seguir caminando” es Aguilar. Cuando se hablaba de la crisis económica del club, despachó sin tapujos: “El que está mejor en la Argentina es River”. Cuando se habló de la inexplicable venta de Higuaín a un grupo inversor en septiembre de 2006, todo para que innombrables señores ganaran más de 4 millones de dólares con la operación en un pase de manos en apenas dos meses y a cuenta de otras indignables ganancias, dijo: “Es el negocio más transparente de la historia”. Ahora, jaqueado por la violencia, exclamó: “River es el club más seguro de la Argentina”, mientras señoras que almuerzan junto a sus hijos se desparraman de un lado a otro con el asado y las achuras ante el tiroteo y la violencia que hay en los quinchos, a un socio de apellido Palavecino, de la Comisión de Finanzas, le destruyen la cabeza de un sillazo; a otro socio, Lisera, lo amenazan de muerte dos dirigentes; a los jugadores y parte del cuerpo técnico les atacan los autos en el estacionamiento del club. Y en todos los casos no hubo videos, ni testigos, ni pruebas.
“Son socios y nunca hicieron nada, los conozco pero no los uso, plata no les doy, así que se habrán peleado por alguna rifa que hicieron”, se oye... Pero a ésos mismos se les da 60 mil pesos por mes...
Adrián, Bravo, Grondona, Aguilar. Una línea de 4 que puede jugar sin arquero. No les llega nadie, ni nada.