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Cuento de Navidad

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos”. Así comienza Historia de dos ciudades de Charles Dickens. No es un relato de Navidad como sí lo era la historia de aquel malvado y avaro señor Scrooge quien explotaba a su empleado y despreciaba a todos los vecinos del lugar. Dickens, que no era inocente, al punto de que Chesterton distinguió en Scrooge a un hombre moderno perteneciente a los duros comienzos del siglo XIX y, a los más duros aún, del siglo XX. Chesterton llega a señalar, incluso, a los sociólogos que quizás piensen como el avaro: cuántos más mueran más fácil es controlar el exceso de población. La brutalidad del autor del Padre Brown no desentona con el trasfondo de los cuentos navideños de Dickens ni con la historia de Tiempos Difíciles. Eran los días de la primera revolución industrial.

A finales del último siglo, Paul Auster escribe el guión de la película Smoke de Wayne Wang inspirada en un relato suyo, un cuento de Navidad. En esta historia que cierra los 90, aparece también algún milagro, más terrenal que onírico, es verdad, pero su andamiaje no va más allá de la autoayuda, modo en como Damián Tabarovsky describió en un artículo o contó en alguna charla refiriéndose a parte de la producción literaria de Auster. Hay sí, en Smoke, un hallazgo interesante. Uno de los personajes toma una fotografía diaria de la esquina en la que está ubicado su negocio de tabaco. Pasa el álbum de imágenes, todas con un encuadre similar, en las distintas estaciones y aunque la lluvia, un vehículo que cruza la calle o un vecino que pasa por delante del objetivo, la vida, o lo que creemos ver de ella, es la misma en tanto que quien está detrás de la cámara, como Dorian Gray, cambia. 

Esta semana en Edwardsville, Illinois, una ciudad de Estados Unidos, un tornado dejó destrucción y muerte; una tragedia más, un nuevo componente en el conjunto general que establece la pandemia. En una fábrica de velas, donde los empleados estaban preparando los pedidos navideños y no habían interrumpido su actividad a pesar de las advertencias oficiales, murieron varios trabajadores. En Amazon ocurrió lo mismo, el tornado arrasó los almacenes cobrándose varias vidas por la sencilla razón de que se le impidió al personal abandonar los puestos de trabajo a tiempo. Hay testimonios, los últimos, de trabajadores angustiados enviando mensajes a sus familiares en los que comunican que no los dejaban volver a casa. Resulta curioso que en la última promoción de ventas masivas, el Black Friday, en veinte países se llevó a cabo una huelga de empleados de Amazon denominada “Make Amazon Pay”, organizada por una coalición de setenta sindicatos y organizaciones que incluyen a Greenpeace, Oxfam y Amazon Workers International, reclamando incrementos salariales justos, el aumento de la seguridad laboral y una curiosidad hasta ahora ausente en este tipo de reclamos: mejorar la sostenibilidad del negocio porque “Amazon no está solo en estas malas prácticas, sino que se encuentra en el corazón de un sistema fallido que impulsa la desigualdad, el colapso climático y la decadencia democrática que marcan nuestra era”.

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Nadie o muy pocos medios ponen sobre la mesa el alcance de esta cuarta revolución industrial con un impacto similar a la que acompañaron tanto Dickens en sus albores como Chesterton más tarde hasta llegar al taylorismo. 

¿Cómo debería escribirse el relato de Navidad de estos días? Quizás contando los vuelos espaciales de Jeff Bezos, presidente de Amazon, y Richard Branson, cabeza del grupo Virgin, que intentan llegar con sus naves a la estrella de Belén. Suena bonito, pero cuesta caro ya que, a los millones de inversión en la proeza, hay que sumarle a cada paseo espacial la misma emisión de CO2 que produce una persona en toda su vida.

Como el fotógrafo de Auster miramos el cielo todos los días y la vida nos cambia. A veces, en un instante feroz como en Illinois o con un simple contagio. Otras, de manera más lenta, pero implacable. Así lo ha entendido Ali Smith en Otoño, la primera obra de su Cuarteto estacional, que inicia su novela parafraseando a Dickens: “Era el peor de los tiempos, era el peor de los tiempos”.

*Escritor y periodista.