COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Culpables o inocentes

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Según lo indica un estudio de la Dirección de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual, las noticias vinculadas con inseguridad y casos policiales ocupan el primer puesto en el ranking de los espacios periodísticos de la televisión argentina. Aunque no es conveniente establecer un paralelo automático entre lo que la TV ofrece y lo que los medios gráficos editan, es evidente que lo que en España se define como “sucesos” (un eufemismo para no hablar de “casos policiales”) tiene para los lectores de medios como PERFIL un atractivo no siempre bien administrado. Cuando digo esto no quiero significar que este diario margine las  reglas éticas imprescindibles para el abordaje de cualquier tema de interés público. Por el contrario, es claro que  mantiene un estándar de respeto muy alto para con los protagonistas de esos sucesos y los lectores.

La cobertura registrada en la edición de ayer del doble asesinato de un hombre y su segunda esposa, presuntamente a manos de uno o dos de sus hijos o hijastros, plantea un complejo dilema: ¿es lícito publicar nombres, apellidos y circunstancias personales de quienes podrían haber incurrido en crímenes de cualquier naturaleza? Hace ya bastante tiempo que esta cuestión viene siendo objeto de múltiples debates en los medios de la Argentina y de otros lugares. Por ejemplo, en España es práctica obligada que los protagonistas de este tipo de hechos pueden ser mencionados, pero no por sus filiaciones completas sino sólo por sus iniciales, al menos hasta que la Justicia determine culpabilidad y condena. Esto no sucede en nuestro país, donde con muy pocos elementos –y pruebas muchas veces endebles– se da como cierta la culpabilidad de personas que, al cabo de las investigaciones posteriores, quedan fuera de la acusación, son sobreseídas, se les dicta falta de mérito o resultan absueltas en procesos penales.

¿Dónde veo el problema? En que el juicio de la opinión pública, orientado a conciencia o sin ella por los medios,  aplica condena o absolución antes de la confirmación judicial. Por lo tanto, se crea una insuperable valla entre la verdad y la percepción de lo que puede ser considerado verdad. Cierto es que en esto tiene mucho que ver la acción policial o judicial, muchas veces influenciada por intereses, por la necesidad de hallar rápidamente culpables y por la búsqueda de protagonismo que demuestran ciertas fuentes.

Hasta  no hace mucho, el contacto de los periodistas para recabar información de primera mano se realizaba   con los investigadores policiales, fuentes a veces confiables y a veces no tanto. Hoy, la misma situación se presenta con fiscales y jueces.
En  relación con la noticia de la que hablo más arriba y que da justificación a estas líneas, quiero plantear dos cuestiones: una, general; la otra, particular. La general es alentar la idea de evitar la mención de datos de filiación en tanto no sean comprobadas las afirmaciones iniciales de fuentes policiales o judiciales; naturalmente, esto debiera ser fruto de una forma de regulación informativa que alcance a todos los medios, no sólo a éste. La particular tiene que ver con una omisión que me ha llamado la atención: ¿quién disparó sobre el hombre y la mujer víctimas de este crimen? No se dice en el texto algo que fue asegurado en otros medios: que la joven coacusada del doble homicidio fue quien confesó que su hermanastro y pareja apretó el gatillo. Si esto fue así, la nota debió haberlo consignado; de no ser cierto, también merecía ser revelado.

Errata. En la tapa de hoy del insert sobre la segunda etapa de la “Copa PERFIL 10 Años”, se imprimió por error que fue durante una espectacular tarde de otoño, cuando en realidad fue el sábado pasado, que era espectacular, pero de invierno. El Jefe de Redacción pide las disculpas del caso.

Viajeros. En respuesta a la carta de la lectora Mabel Pagano (página anterior), el editor de Cultura, Alejandro Bellotti,  escribió: “La sección donde se vuelcan estos textos se titula ‘Apuntes en viaje’ porque, justamente, respira allí el espíritu de un género que haríamos bien en rotular ‘literatura de viaje’. Convocamos para esa sección a dos de los mejores exponentes del género, quienes enriquecen con su prosa el espacio propuesto. Ni Mariana Enríquez ni Mercedes Halfon transitan este género. Por otro lado, el suplemento de Cultura de PERFIL busca ser un referente dentro del campo periodístico cultural, a nivel nacional y regional; de ninguna manera es nuestra misión promover al ‘batallón de escritores jóvenes que esperan una oportunidad’, quienes tendrán su oportunidad en otros espacios. Tanto María Sonia Cristoff como Oliverio Coelho son escritores consagrados que enaltecen semana tras semana las páginas de este suplemento, y que con toda seguridad son leídos con fruición por nuestros lectores”.