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CRISIS EN CAMBIEMOS

Del dólar y la corrida al #MacriYoTeBanco: Twitter contra la economía

Tras el discurso del presidente Macri, el oficialismo concentró su discurso en su núcleo más duro. Asistimos a una semana de Twitter contra la economía. Carrió, Casero, Iglesias son quienes mejor interpelan a esos sectores.

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La corrida cambiaria generó una intervención en redes con el hashtag #MacriYoTeBanco | Cedoc

El tiempo es veloz en nuestro país. También lo es para las tecnologías de la información y la comunicación. En este tiempo maleable y acelerado nos encontramos -nuevamente- con una agenda de crisis, Fondo Monetario Internacional, riesgo país y devaluación. Las respuestas del gobierno a ese desafío de comunicar una crisis en épocas de esfera pública ampliada por el uso extendido de redes sociales no parecen haber estado a la altura de las circunstancias.

Deberemos analizar lo puesto en juego en los últimos días una vez que conozcamos el desenlace de la historia. Mientras tanto, podemos apurar algunas interpretaciones sobre la confusión que generó la crisis en una comunicación gubernamental que había conservado un aura de prolijidad y eficiencia hasta hace poco tiempo. Para ser justos, la crisis no es un problema de comunicación sino económico. Pero los errores comunicacionales la convirtieron también en una crisis política. Es el capital político del gobierno lo que está en juego.

Esta semana el gobierno se vio afectado por el síndrome de "esta vez es en serio". Para peor, el afectado fue el propio Presidente de la Nación. La decisión de exponerlo con un anuncio en el que había poco para decir, ninguna certeza sobre cómo se iban a resolver los problemas que afectan a la economía y muchas consignas de autoayuda demostró debilidad más que fortaleza.

La reacción de "los mercados" terminó por diluir la autoridad de la palabra de Macri. El Presidente habló antes de la apertura de los bancos con el dólar a $32. Minutos después el dólar valía $34.  No hay peor forma de cuidar a un Presidente que dejar de manifiesto la poca autoridad que tienen sus palabras. En comunicación política podríamos actualizar aquel aforismo que afirma "Si no tienes nada interesante que decir, mejor callar" con una nueva formulación: "Si lo que vas a decir pondrá de manifiesto tu debilidad, mejor callar".

Los ministros, que debían aportar certezas con respuestas claras y simples, tampoco colaboraron. Así la palabra del Presidente quedó vacía, girando en un mar de dudas incluso para los propios militantes de Cambiemos. Si lo que se deteriora es la palabra, se pierde confianza en la capacidad de conducción. Arriesgar la palabra de la máxima autoridad del Poder Ejecutivo es arriesgar el capital político de un gobierno.

El hashtag #MacroYoTeBanco fue viral en redes. Sin embargo, las respuestas a una crisis no están en Twitter

La percepción de esa debilidad puede haber influido en la decisión nocturna de generar una intervención en redes con el hashtag #MacriYoTeBanco. Polarización con un otro tenebroso y las redes como forma de intervención en el debate público, algo que a Cambiemos históricamente le sentó bien. Al mismo tiempo es imposible no analizar el #YoTeBanco como un intento de restaurar algo del valor de la palabra presidencial: “Yo banco tu palabra”. Se tuvo que bancar al Presidente porque antes se lo expuso a no decir nada.

Apoyo. Desde esa primera intervención, el oficialismo concentró su discurso en su núcleo más duro. Asistimos a una semana de Twitter contra la economía. Carrió, Casero, Iglesias son quienes mejor interpelan a esos sectores. Las siguientes intervenciones en redes apuntaron a un plan desestabilizador que sólo puede ser funcional en una era en que la disonancia cognitiva genera consumos informativos tendientes a confirmar lo que creemos. #NoAlGolpePeronista es la continuación lógica de esa estrategia de polarización.

Una particularidad de estos días es que fueron los propios voceros de Cambiemos quienes más hablaron de helicópteros y del 2001 en redes sociales. No fue la oposición. Los analistas de discurso saben desde hace tiempo que negar algo que nadie afirmó no hace más que activar ese encuadre, esa forma de interpretar los acontecimientos. Por más llamativo que parezca, es Cambiemos quién está activando los encuadres del 2001.

Serenidad y tranquilidad, los ladrones juegan sus dólares para tumbar la República. No podrán con nosotros. No va a haber helicóptero. Los conozco. ¡Cuidado! van a especular hasta el final.

— Elisa Lilita Carrió (@elisacarrio) 29 de agosto de 2018

 

Siempre resulta más fácil discutir con un otro, el problema es que el Gobierno no está encontrando ese otro, porque el otro hoy está en quienes administran los mercados de inversiones. Pero para Cambiemos los "mercados" no son un "otro". De allí el juego de sombras que vemos cuando se intenta construir ese otro en un peronismo desestabilizador. Peronismo que por su parte viene evitando -en sus versiones con peso electoral- ponerse enfrente y brindar esa oportunidad.

Un defecto de los gobiernos cuando atraviesan crisis es concentrarse en sus fans. Sin dudas esto aporta la seguridad de hablar en una zona de confort, pero no garantiza el sustento político para salir del problema ni evita el desgaste de la imagen de gobierno. Las estrategias para contener a los núcleos más intensos no son respuestas políticas a una crisis. Y las respuestas a una crisis no están en Twitter.

No existe una estrategia comunicacional para esta crisis que tenga por objetivo cuidar el proyecto "Octubre de 2019". No hay posibilidades de enfrentar este momento pensando en las próximas elecciones. Esta semana, además, quedó demostrado el costo de hablar con slogans en momentos de incertidumbre. Las crisis se enfrentan con protocolos claros de quiénes son los que hablan, qué es lo que dicen y qué certezas van a aportar para tratar de contener la situación. Cada vez que una palabra autorizada falla en su capacidad de dar certezas se resiente la credibilidad de quienes tienen la responsabilidad de resolver el conflicto. Si la palabra que falla es la del Presidente, no hay trending topic que valga.

 

En Twitter: @lgalup