Estoy totalmente de acuerdo con lo que dijo Fogwill el sábado 14 a propósito de la expresión “vergüenza ajena”. Supongo que se la usa para que se vea cuán modernoso, joven y actualizado es uno o una. A mí lo de “vergüenza ajena” me da dentera. La vergüenza es propia y si se la pasás a otro es, efectivamente, bochorno. Pero hay un montón de esas expresiones que oscilan entre el eufemismo y la muletilla, por lo general en boca de las señoras y los señores de la TV que utilizan el idioma como quien pasa un trapo de piso al que le hubieran cosido unas cuantas lentejuelas doradas. No voy a hacer una lista de ellas, pero me gustaría citar a la reina indiscutida, a “de alguna manera”. Es algo que está muy bien cuando una quiere indicar duda o ambigüedad, pero cuando se oye decir: “De alguna manera fueron al acto en el cual de alguna manera se cantó el Himno Nacional y de alguna manera los asistentes se dispersaron en orden”, ya la cosa raya en lo disparatado. Esta “de alguna manera” tiene una hermanita menor que es “digamos”. Sirve, otra vez, para la duda: si me querés contar lo que te pasaba ese día, está bien que me digas: “Yo estaba… digamos, irritado”. Pero de ahí a: “Hoy es, digamos, sábado” hay un largo trecho. Ahora, el cetro se lo lleva “rehizo su vida”, que quiere decir nada más y nada menos que “se casó de nuevo” y acá entre nosotras, casarse de nuevo puede ser rehacer o deshacer la propia vida. Atención, no me opongo, todo lo contrario, a la incorporación de palabras de otros idiomas. Ejemplo: “delivery” es mejor que “reparto a domicilio”, y alguna vez, así como álgebra o gol o somelier, será palabra castellana. Finalmente, el castellano es un idioma extranjero, que hemos hecho nuestro gracias a Covarrubias, a Nebrija, a María Moliner, a Corominas, y demás genios.