Esto dijo el general Perón cuando Onganía tomó el gobierno, derrocando a Arturo Illia, que había accedido a la presidencia en comicios fraudulentos, con el peronismo proscripto. Pero no se refería simplemente a dejar pasar el tiempo, sino a la necesidad de observar el proceso histórico y las fuerzas actuantes, así como a la posible acción del Movimiento peronista en esa circunstancia, donde el Movimiento obrero jugaba un rol importante.
Hoy la pandemia nos agobia de forma extrema, la crisis económica también es extrema, y los liderazgos políticos emergentes (Alberto Fernández, Larreta, Macri, Cristina) no han terminado de afianzarse. Los comentaristas políticos a diario se preguntan quién manda en el país. El manejo de la deuda externa ha sido muy bien llevado, y el proceso de la pandemia, con su cuarentena ahora en crisis podemos decir que también ha sido bien llevado, más allá de las opiniones que surjan de los opinólogos.
Pero eso no soluciona la crisis económica aguda, la pobreza que se deriva de ella, las contradicciones de la cuarentena (el Presidente dice que no la hay, pero el país está a media máquina y ni siquiera se puede circular libremente por el territorio nacional).
Las jefaturas políticas no logran ponerse de acuerdo ni para el funcionamiento del Congreso nacional.
¿Es la hora de sentase a esperar el milagro de una mejoría general del proceso? Los ciudadanos podemos hacerlo, quienes no pueden hacerlo son las autoridades y los líderes políticos y sociales de todos los sectores. De ellos depende que el país pueda encaminarse. El primer paso, que deben dar todos y no solo uno, es llamar a la pacificación y la unión de todos los argentinos, como corresponde a este momento de aguda crisis. Y hacerlo de forma concreta, desde una posición de fuerza moral suficientemente creíble por proponer un remedio para la comunidad en su conjunto. Hay urgencia.
* Poeta y crítico literario. Autor de Empujando la Historia. Poemas.