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Despedidas y bienvenidas

Hay un clima de fin de año adelantado. Este 2015 que se despide no es uno normal de doce meses, sino un extenso e intenso de doce años.

Electores.
| Dibujo: Pablo Temes

Las elecciones se transformaron en una obsesión para los argentinos. No pueden hablar de otra cosa.  Muchos están alegres y esperanzados con el cambio de gobierno. Vivieron los años del kirchnerismo como una etapa angustiosa. Otros están preocupados, temerosos, quizás por arriesgar logros y posiciones personales, o porque no saben cómo serán los próximos años. Incluso más allá de quién gane. En definitiva, la sociedad argentina es “estadocéntrica”.

Cuando la democracia arrancó en 1983, era todo esperanza. Se pensaba que el problema principal de la Argentina eran los militares. Se evaluaba inocentemente que los problemas económicos prácticamente se solucionarían solos. Primó un mal argentino que es creer en cierta magia, las cosas se solucionan solas, o alguien las va a solucionar. La historia mostró que esto no es así al punto que las preocupaciones vitales vuelven a estar puestas allí.

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La economía argentina está atrapada en lo que algunos llaman el modelo stop and go, que consiste en la generación de etapas de acumulación intensa originada en el complejo agroexportador y producto de una devaluación anterior, y que con el correr del tiempo produce un abaratamiento de la divisa norteamericana para llegar a una crisis. Hace tiempo vienen saltando las alarmas del tablero de control económico, que indica que se está al final del stop and go.

El Estado de bienestar kirchnerista y sus límites. El último ciclo de acumulación económica tras la salida de la convertibilidad desde el año 2002, hasta 2011, encontró un Estado dispuesto a intervenir en la economía, tras la debacle social luego de la salida de la Alianza. Por distintos mecanismos, pero especialmente con las retenciones a las exportaciones agropecuarias, el Estado decidió capturar parte de la renta agraria para financiar salarios directos (ayudas, planes sociales, jubilaciones, pensiones, etc.) e indirectos (subsidios).  Muchas de estas medidas fueron efectivamente reparadoras del tejido social dañado en 2001.

En este marco también se financió una enorme cantidad de proyectos (desde Aerolíneas, hasta películas, pasando por universidades, Tecnópolis, Conicet, Arsat, etc.); en muchos casos fueron cuestiones de gran importancia, pero en otros significaron un despilfarro de recursos de los que se tienen pocas noticias. Gran parte de las cadenas nacionales de la Presidenta fue para difundir y/o promocionar estos logros.

La política económica del kirchnerismo se basó en impulsar el consumo de los hogares, por encima de la inversión del sector privado. El producto de este desequilibrio se llamó inflación. La inflación es una modalidad de conflicto larvado, donde los distintos sectores se disputan la renta disponible. No se sabe por qué el Gobierno nunca reconoció la inflación como un problema, quizás implicaba reconocer que el modelo no podía persistir en el tiempo.

La etapa económica tuvo su momento de oro entre 2003 y 2007, con el PBI aumentando a tasas promedio del 9% por año. Luego de la crisis internacional de 2008, sumada al conflicto con los sectores agrarios, el país deja de crecer, para recuperarse en 2009 y 2010.

A partir de 2011 comienzan los problemas, ya no hay capacidad de crecer. El stop and go llegaba a su fin. La Presidenta lo advirtió cuando habló de la “sintonía fina”, e impuso el “cepo cambiario”. Si el objetivo inicial fue cuidar las reservas, se transformó en una traba general para el movimiento económico del país, con un creciente y generalizado descontrol de capitales. Si bien tuvo costos políticos notorios, fue más fácil que ahora encontrar la forma de eliminar el cepo, que es la discusión electoral actual.

Dios verde. Toda la campaña electoral se volcó en los últimos días a una sola: cuál va a ser el valor del dólar, tras la salida del cepo, incluso más allá de cómo detener la inflación, cuestión prácticamente ausente en la campaña.  Ambos contendientes tienen claro que hay que hacer cambios y establecer nuevas reglas de juego.  Difieren en qué cambios hay que hacer y sobre todo cómo hacerlos. Scioli propondría una salida lenta de la crisis, digamos administrada,  pero por momentos parece que plantea que se puede seguir creciendo introduciendo reformas menores. Macri, en cambio, impulsaría una salida rápida, un shock, un conjunto de medidas para “recrear la confianza” y que los productores agropecuarios liquiden rápido. Sin embargo, ante los temores que causa esta posible salida, el ingeniero, sobre el cierre de la campaña, brinda la pauta de un ministro de Economía desarrollista. Sin duda son palabras que entusiasman a la audiencia.  

El debate. En el debate entre los dos presidenciales Scioli buscó –como Leonardo DiCaprio en la película El origen– instalar una sola idea en la mente de los votantes, que Mauricio Macri va a hacer el ajuste sin anestesia: devaluación, endeudamiento, reducción del gasto público, etc. La respuesta de Macri no fue tanto desechar estas ideas, sino responderle que cómo podía decir esto si todavía no asumió (lo que es cierto), y vincular a Scioli con el gobierno saliente, Cristina, Aníbal, Milagro Sala, etc. Scioli fue reticente para responder, pero terminó la faena convencido de haber cumplido el objetivo de instalar esa idea.

Más allá de que hay que ser un fino hermeneuta para leer las propuestas concretas, ambos candidatos acuerdan en la reducción o eliminación de las retenciones agropecuarias (con alguna diferencia sobre la soja), y la reducción de otros impuestos como el caso de Ganancias a los asalariados. Estas no son sólo decisiones administrativas, sino que implican comenzar a desarmar el modelo kirchnerista. ¿Por dónde comenzará el próximo presidente? ¿Será posible realizarlo sin un incremento de la conflictividad social? ¿Habrá un pacto social, como amortiguador social?
Faltan horas para las elecciones, pero el ciclo que se abre viene con nuevos y urgentes interrogantes.

 

*Sociólogo y analista político (@cfdeangelis).