La política de ciencia, tecnología e innovación de la Argentina ha hecho significativos progresos desde la creación del ministerio en la materia en 2007 y la puesta en marcha de programas y proyectos que han contribuido a la generación de conocimiento y la expansión de su frontera, la incorporación de nuevos investigadores, la repatriación de científicos y el fomento de áreas estratégicas antes ignoradas o no promovidas.
Sin embargo, a pesar del vigoroso aumento del presupuesto nacional en ciencia y tecnología (CyT en adelante), que llevó el gasto en investigación y desarrollo al 0,65% del PBI, la participación del sector privado ha sido menos del 0,20% del PBI, mientras que en China es el 2,3% y en Israel, el 1,36% del PBI respectivamente. La complementariedad entre inversión privada y pública en CyT es crítica para promover un salto en la innovación y transformar la investigación y el desarrollo en una de las fuentes de crecimiento a largo plazo y creación de mayor empleo calificado.
¿Cuáles son los condicionantes de la inversión privada en investigación y desarrollo (I&D) y qué agenda debería adoptar el presidente electo en el ballottage del 22 de noviembre?
Una vez ordenada la macro (inflación, déficit fiscal, restricción de divisas y cepo cambiario), el próximo presidente debería prestar atención a los siguientes determinantes del gasto privado en I&D para adoptar un paquete de políticas públicas que la favorezcan.
En primer lugar, inducir las inversiones hacia sectores estratégicos donde Argentina tiene ventajas comparadas como el software, la biotecnología, el diseño creativo o el desarrollo nacional de vacunas contra enfermedades sensibles, mediante instrumentos impositivos, financiamiento a largo plazo o subsidios focalizados. En este sentido, es necesario subsidiar los costos de financiamiento para inversiones de riesgo y aumentar el volumen de crédito bancario disponible a tal efecto y a mediano plazo recrear un mercado de capitales profundo y líquido que aumente el fondeo de riesgo al sector. Asimismo, el próximo gobierno deberá incentivar la I&D privada a través de aumentos significativos en la inversión extranjera directa.
Segundo, el presidente electo deberá trabajar considerablemente para mejorar el clima de negocios, incluyendo la protección de los derechos de propiedad intelectual, y superar las trabas múltiples para iniciar nuevos negocios emprendedores de base tecnológica con fuerte potencial de interacción con las inversiones públicas y fuertes externalidades hacia el capital humano. Como muestra el gráfico que acompaña esta nota, la Argentina se encuentra en el club de países de menor respeto de los derechos de propiedad intelectual y, en consecuencia, menor inversión en I&D privada.
Finalmente, la próxima gestión deberá aprovechar la capacidad y creatividad de los científicos argentinos e instituciones del ecosistema científico-tecnológico así como de los trabajadores para transformar en patentes de origen argentino innovaciones generadas como consecuencia de la inversión en I&D efectuada en el país. Estas patentes generarían divisas, promoverían la inversión en futuras innovaciones y, por otro lado, fomentarían, junto a una política coordinada de promoción comercial y la creación de una Secretaría de Innovación en el ministerio, un incremento en la exportación de productos de base tecnológica de origen argentino, que en estos últimos años no ha superado el 8% del total exportado, contra 17% en México y 14,7% en Israel.
*Investigador del Conicet.
Docente de la Universidad de Buenos Aires.