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Diálogo, objetivos y estrategias

alberto cristina
alberto cristina | Cedoc

"Dejen de gritar y pónganse de acuerdo” arengó Felipe González a una variada dirigencia argentina. Arenga que se justifica dada la reticencia de los políticos argentinos a comprometerse con el “diálogo”. En 2001 Alfonsín y Duhalde lograron hacerlo frente a la gravedad de la crisis, pero sólo acotado a arreglos para volver a la institucionalidad. Hoy la crisis es mucho mayor, ya que incluye tanto problemas económicos estructurales profundos como un fuerte deterioro social que crea una sensación de desintegración como sociedad. A lo que se suma que el instrumento que tenemos para enfrentarlos, el Estado, muestra una incapacidad para combatirlos pocas veces vista (pese a crecer mucho en tamaño, tanto por la incorporación de personal innecesario y no idóneo, como por crecientes intervenciones que agravan los problemas ante su mala praxis, obstaculizando además las acciones privadas que ayudarían a resolverlos.       

Hoy no alcanza con cualquier diálogo; necesitamos de uno que ayude a resolver los graves problemas que están poniendo en peligro nuestra existencia como sociedad. Y esto significa plantearse como objetivo el de remover los obstáculos a la creación de riquezas y de empleos genuinos, ya que son estos los que están en la raíz de los problemas sociales que nos agobian: 1) incremento de la pobreza que alcanza ya a casi la mitad de la población, cuando en todos los países del mundo decrece, aún en aquellos más pobres que el nuestro; 2) falta de empleo genuino que condena a más de la mitad de la población a la asistencia del Estado para sobrevivir; 3) millones de jóvenes que no estudian ni trabajan; 4) que aquellos que han logrado alguna preparación vean como única salida la emigración; 5) una delincuencia que no para de crecer y que pone en peligro vida y bienes de la población; 6) un reclutamiento de “soldaditos” en las villas que engrosan las filas de un narcotráfico que domina ya vastas zonas del espacio público.

El Estado muestra una incapacidad para combatir los problemas pocas veces vista

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Diálogo que debe empezar por un acertado diagnóstico de las causas estructurales de nuestros problemas; las que tienen su raíz en la falta de inversiones productivas capaces de crear empleos genuinos que alivien los gastos en planes y otras formas de asistencia social; así como los recursos impositivos para que el Estado financie genuinamente los servicios sociales que debe prestar, archivando la fácil salida de la emisión que nos condena a una inflación galopante. Sabiendo además que los problemas que nos agobian, si bien se han agravado en este siglo, vienen de lejos, alimentados por cierta desidia, durante diferentes gobiernos, en cuanto a ocuparse de crear las condiciones necesarias para atraer las inversiones productivas generadoras de riquezas y empleo genuino. El Estado lleva décadas sin cumplir con sus obligaciones básicas en cuanto a crear las condiciones para que se produzca esa riqueza que equitativamente distribuida llevaría al bienestar material del conjunto de la población.

Finalmente, los objetivos de este diálogo indican que no todos los grupos políticos estarán seriamente interesados en participar, dado que su estrategia de dominación necesita la confrontación para dar sentido a su existencia. Pero atento a que dentro del agrupamiento oficialista existen fracciones peronistas que deben ser rescatadas, la estrategia debe buscar la forma de promover desprendimientos de esas fracciones hoy sometidas al infantilismo perverso e irresponsable de La Cámpora.

Si nuestra dirigencia alcanza consensos sobre las políticas a encarar y es capaz de recuperar esas fracciones del peronismo será posible, no sólo salir del estancamiento y la pobreza, sino también recuperar la movilidad social ascendente que teníamos hasta fines de los 60.

 

*Sociólogo.