Según indicadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 15 por ciento de la población mundial se encuentra afectado por una discapacidad física, psíquica o sensorial que impacta en el desarrollo personal e integración social, educativa o laboral. En cuanto a la población de 0 a 14 años, la OMS estima que hay 95 millones de niños con discapacidad, de los cuales 13 millones tienen “discapacidad grave”. Una parte importante de ellos tiene orígenes o compromiso neurológicos.
Los causales de discapacidad son múltiples y pueden suceder desde el momento de la gestación, pudiendo ser de origen congénito, hereditarios, infecciosas, traumáticas, nutricionales, metabólicas, etc. La evolución del modelo de discapacidad plasmado en la última clasificación de la OMS nos permite no olvidar aquellas dimensiones que conforman la visión biopsico-social del niño junto a su familia. Este cambio de paradigma que reconoce el funcionamiento de la discapacidad en su “contexto” da cuenta de su efecto en la participación y el funcionamiento de los niños/as y adolescentes en sus ámbitos de pertenencia. Es aquí donde la tecnología en rehabilitación, junto con sus herramientas de apoyo, adquieren tanta importancia.
Las tecnologías de informática y comunicación (TICS) son recursos valiosos en los niños que presentan discapacidad visual o auditiva en preescolar o en el nivel inicial. Mediante el uso de estos dispositivos el niño podrá acceder a aprendizajes como el de la lectoescritura a través de otra modalidad sensorial, por ejemplo, en los niños no videntes por medio del tacto o la audición. Aquí toman importancia los softwares de conversión de texto a voz que pueden instalarse en una tablet o los sistemas interactivos de voz, imágenes y textos.
Los niños que presentan retraso global del desarrollo, déficit atencional con hiperactividad, trastorno del espectro autista, trastornos del aprendizaje o traumatismo de cráneo se ven favorecidos por los sistemas de realidad virtual ya que la flexibilidad y el potencial adaptativo de este recurso posibilitan abordar las funciones cognitivas y las emociones sin descuidar las variables ambientales recreando actividades de su hogar o del aula.
También es utilizada en niños con afecciones neuromotoras como la parálisis cerebral. Estos sistemas proporcionan escenarios en tiempo real donde interactúan desde el movimiento recibiendo múltiples estímulos sensoriales que los invita a la participación activa.
Los procesos del neurodesarrollo son uno de los pilares fundamentales del desarrollo infantil. Por esta razón consideramos imprescindible trabajar desde un enfoque interdisciplinario, mediante el diseño de programas terapéuticos individualizados, específicos, holísticos en sus consideraciones e intensivos. En el nstituto que dirijo se atienden alrededor de 1.700 niños y adolescentes anualmente, y se trabaja con el objetivo de que cada uno logre alcanzar su máximo potencial, tendiendo a promover su integración a la vida social y comunitaria.
La neurorehabilitación infantil en el marco de las neurociencias nos posibilita transitar por el necesario desafío permanente de reconsiderar las intervenciones médico-terapéuticas. La elección de la mejor oportunidad de intervención solo puede ser apropiada si sostenemos una visión longitudinal de la vida del niño y su familia.
En este sentido, todas estas herramientas interactivas son altamente motivadoras ofreciéndole al niño la oportunidad de explorar, conocer y acceder a sus aprendizajes de manera lúdica, pilares fundamentales para la rehabilitación infantil. El abordaje terapéutico de la función motora, de la comunicación (habla, lenguaje e interacción) y cognición se favorecen con estrategias personalizadas y monitorizadas en entornos interactivos.
*Directora Médica del Centro Rehabilitación Infantil de Fleni.