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panzadas

Dos capítulos

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Dos capítulos, uno de acá y otro de allá. El de acá es para decir que el señor Capitanich es un hombre notable. Hay que ser muy fuerte, muy seguro, muy osado, audaz, intrépido para plantarse, erguido y temerario, y asegurar que lo que el mundo ve es una falacia y que la verdad es otra. Y pasar enseguida a describir esa verdad. Maravilloso: he quedado asombrada, vea. Es un hecho aislado, dijo, sin que se le moviera un pelo. De manera que ya lo sé: los qom viven espléndidamente, en casas estupendas, con baños azulejados, agua corriente, tal vez también con jacuzzi. Sus chicos van a hospitales bien equipados en los que se les proporciona estudio, diagnóstico, medicamentos si hace falta, seguimiento a ver si las madres los alimentan como se debe. No hay tuberculosis ni desnutrición, faltaba más. No hay siquiera una gripe, le juro. Y si van a Buenos Aires y piden una entrevista con la señora Presidenta, ella los recibe enseguida. No, no, de ninguna manera, no los deja toda una noche de julio al frío, no. Los recibe, los atiende, los convida con café calentito y se entera de lo que les hace falta. Es por eso que un caso de desnutrición es un hecho aislado. Menos mal que el señor Capitanich me aclaró bien la situación.

El de allá tiene que ver con la religión. En general, se dice “religión” y se piensa en paz, serenidad, luz, auxilio espiritual, caridad, comprensión, mano tendida hacia el que sufre. Los yihadistas dicen “religión” y piensan en la muerte violenta de todo aquél que no siente, piensa y actúa como ellos. Agarran la metralleta y salen a matar porque, dicen, su dios así lo dispone. Y cuantas más muertes ocasionan, más aptos son para ir al paraíso (aclaración: los varones, porque las mujeres somos seres inferiores, casi como cosas, y nadie va a andar fijándose en salvar las almas de las cosas, ¿no? No. A las cosas se las usa y se las tira a la basura), ir al paraíso, decía, donde hay alimentos exquisitos, huríes de las cuales se puede disponer, ocio creativo, música sagrada, licores no porque es pecado, pero juegos y entretenimientos a granel, con oraciones piadosas de vez en cuando. Qué bueno, ¿eh? Los tres tipos que mataron allá en París a la gente de Charlie Hebdo van derecho al paraíso: 12 (por ahora) muertes de pecadores, y un pibe, casi un bebé, que vivió con hambre su corta vida.
La señora Muerte se hizo la gran panzada, estimado señor, querida señora.