COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Editores superpoderosos

“Si hay un superpoder en manos de los directores y cargos periodísticos de un medio es el de fabricar noticias, conjurándolas literalmente con su voluntad.

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¿FALSO O CIERTO? Develar, el compromiso con los lectores. | cedoc

“Si hay un superpoder en manos de los directores y cargos periodísticos de un medio es el de fabricar noticias, conjurándolas literalmente con su voluntad. En efecto, la magia que transforma un sucedido común en una noticia no es más que la palabra de un responsable que decide que esa historia debe ser contada; al colocarla en las páginas del medio está diciendo que lo ocurrido merece atención, debe ser conocido por la sociedad y tiene entidad suficiente para ello. Es un poder casi mágico y tan potente que los teóricos piensan que esta capacidad de determinar la agenda, es decir, de decidir de qué se habla y de qué no, es una de las armas más potentes en el arsenal del periodismo. Y por la misma razón el silencio, la decisión de no tomar como noticias determinadas situaciones, es una forma particularmente retorcida de censura y control social, puesto que al decidir que de algo no se habla se decide nada menos que su condena a la inexistencia en la mente de la sociedad. Como ya escribió Kafka, el arma más terrible de las sirenas no es su canto, sino su silencio”.

Este texto es introductorio a un artículo publicado en febrero de 2014 por el sitio español eldiario.es con la firma de José Cervera, su defensor del lector, periodista y biólogo (reparte su tiempo entre estas dos pasiones). Viene a cuento en estos tiempos porque están sucediendo acontecimientos que tienen un peso muy importante –valorado de maneras distintas–, tanto en lo político como en lo social, para acercar intentos de verdades al público. Es decir, la ciudadanía.

Uno de ellos es la denuncia –ya comprobada fácticamente, mal que les pese a comunicadores muy afines al gobierno actual– de un joven periodista en un sitio web que en general no difunde informaciones de alta calidad, muchas de ellas carentes de datos ciertos. Juan Amorin fue riguroso en su investigación y puso al descubierto que un número impreciso de personas integra el listado de aportantes individuales a los fondos de campaña de la coalición Cambiemos en los comicios provinciales bonaerenses 2017. Amorin hizo una disección del listado y comprobó que al menos una parte sustancial de su contenido es trucho, que los personajes citados no fueron en verdad aportantes y que la financiación de campañas en la provincia de Buenos Aires (ahora se investiga si también en el plano nacional o de otros distritos) es cuanto menos turbia.

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Ayer, PERFIL dio al tema la volanta superior de su tapa (“Ahora detectan aportantes truchos en la campaña de Cambiemos 2015”) y le dedicó cuatro páginas cargadas de información conocida e inédita. “Decidir de qué se habla y de qué no es una de las armas más potentes en el arsenal del periodismo”, señalaba Cervera en su artículo. Cuando se trata de periodismo independiente, no comprometido con sectores de poder político o económico, el resultado es este. Cuando la intención es otra, sucede lo que viene sucediendo en otros medios –cualquiera sea su soporte–, que le conceden mucho espacio, poco o ninguno. Y, además, regulan con sus notas de opinión lo que a su juicio merecen o no leer los lectores. De equilibrio, congruencia, objetividad (al menos, la mínima para abordar temas de extrema sensibilidad), mejor no se habla, no se comenta, se oculta o se agranda.

Los lectores de PERFIL merecen esta mirada ecuánime, o todo lo ecuánime que es posible sin traicionar convicciones.

Este ombudsman quisiera que otras denuncias periodísticas que han venido creciendo en los últimos tiempos, sin epicentro en Buenos Aires ciudad o provincia (estos monstruos acromegálicos), fueran también tomadas con seriedad y amplitud en busca de poner los temas vinculados en claro. Hace ya un tiempo, por ejemplo, comunidades de Neuquén, políticos de esa provincia y algunos medios alternativos o no tanto (el diario Río Negro, por ejemplo) vienen informando sobre avances en la construcción de un centro vinculado a la defensa civil con financiación del Pentágono. Los críticos afirman –sin respaldo de fuentes serias ni datos ciertos, salvo excepciones– que se trata de una avanzada militar sobre el territorio nacional, que es el primer paso para habilitar intervenciones armadas foráneas y que no se trata de una donación sino de una imposición político-militar que estaba frenada desde 2012 y retomó su ritmo en meses recientes. Desde el gobierno de Neuquén minimizan las críticas y evitan comentarios.

Hay preguntas que no tienen aún respuestas certeras y los lectores de PERFIL merecen: cuál es la inversión, qué es exactamente ese centro, de quién depende, qué injerencia tienen las fuerzas armadas norteamericanas, cuánto dinero (se habló de cifras de entre 200 mil y dos millones de dólares) se destina a tal fin y qué situaciones justifican la decisión (al parecer firme) de las autoridades neuquinas y nacionales de ir adelante con el proyecto.