Si la reforma de Ego (sic) Chávez es aprobada, las dificultades que ahora conoce el país se harán aún mayores. Lo que hoy está más o menos bien (que no es mucho) retrocederá, y lo que ya está mal (que es bastante) empeorará. Poner en manos de este pésimo administrador que es Chávez el control del Banco Central y de las reservas internacionales augura un salto brusco en la inflación, un despilfarro aún mayor de nuestros recursos y un incremento del desabastecimiento.
Ya hoy, Venezuela, recibiendo los mayores ingresos de su historia, tiene, sin embargo, el costo de vida más alto de América latina (el doble del promedio de todos los demás países) y una escasez que atormenta a los hogares. Imaginemos a este irresponsable con el derecho a manejar directamente el dinero de la Nación, que es, en definitiva, el que recibe cada venezolano como ingreso. La economía ha crecido no gracias a Ego sino a pesar de él, por el favor de los elevados precios del petróleo. Pero lo que es de su incumbencia, que tiene que ver con precios y comida en los supermercados, se siente cada vez más negativamente en el bolsillo.
Adiós debate democrático. Hasta el derecho a pataleo será restringido. Pero, peor que todo, abriría la posibilidad de la reelección indefinida, que Ego podría asegurarse con el control de todos los poderes y recursos públicos, así como el de toda la vida social, desde los deportes hasta la economía; entrañaría mantener en el poder a este autito chocador, cuyos propósitos políticos y estilo de gobernar han causado gravísimos daños en el alma nacional, lanzando a unos venezolanos contra otros (en nombre de nada sino de sus patológicas ansias de poder personal), generando un estado permanente de violencia verbal y física, de angustia y ansiedad, de incertidumbre y desesperanza, que se hace cada día más insoportable.
Derrotar la reforma es, pues, indispensable para mantener viva la posibilidad de continuar siendo ciudadanos y no siervos de un autócrata ensoberbecido y vanidoso. Pero, estemos claros. Ganar tiene hoy una alta probabilidad porque el No es mayoría en el conjunto de la población, pero con el nada desdeñable problema de los elevados niveles de abstención. Aun con un resultado favorable para él, regalado por la abstención, el gobierno de Ego Chávez saldría de este round con plomo en el ala. Va cuesta abajo. Pero si gana el No tampoco es que el mandado estaría hecho.