Cito del prólogo escrito por Eleanor Marx para el libro Anarquismo y socialismo, de Georg Pléjanov: “Hay quienes piensan que el precioso tiempo de un escritor tan profundo como Georg Pléjanov simplemente se desperdicia en seguir los humos de los anarquistas. Pero, desafortunadamente, hay muchos de los más jóvenes, o del tipo más ignorante, que se inclinan a tomar palabras por hechos, las frases altisonantes por actos, el mero ruido y la furia por actividad revolucionaria, y que son demasiado jóvenes o demasiado ignorantes para saber que esos ruidos y esas furias no significan nada. Es por el bien de esta gente más joven, o por el bien de la gente más ignorante, que hombres como Pléjanov se ocupan seriamente del asunto del anarquismo, y no sienten que pierden el tiempo si pueden, como debe hacerlo este trabajo, ayudar a los lectores para ver el verdadero significado de lo que se llama ‘anarquismo’ (…). No es poco el coqueteo con el anarquismo bajo la impresión de que es muy ‘avanzado’, y donde el viejo grito sindicalista de ‘¡no a la política!’ inconscientemente le ha hecho el juego al anarquista reaccionario”.
Eleanor Marx firmó este prólogo en agosto de 1895. Lo leo ahora en la notable compilación que, bajo el título ¡Siempre adelante!, publicó recientemente en Chile la editorial Banda Propia. No se me escapan, claro está, las diferencias de contexto entre aquel tiempo y el nuestro, ni los ajustes conceptuales que en razón de eso mismo es preciso hacer sobre ciertas nociones fundamentales (tampoco el recorrido que posteriormente seguiría Pléjanov). Ciertas resonancias, sin embargo, se me imponen, sugerentes, y me llaman la atención. Subrayo la palabra ruido y subrayo la palabra furia, pero bajo su inspiración shakespereana detecto ahora el barullo que enturbia las discusiones y el atractivo que tiende a cobrar la furia calculada de los desencajados. Subrayo lo de “frases altisonantes”, subrayo las comillas de anarquismo y de avanzado. Remarco la elección del adjetivo “reaccionario”, para aplicarlo nada menos que al sustantivo anarquista.
Me dejo ganar por la impresión de que antes, los debates se daban con más y mejor elaboración, y no por eso con menos vehemencia.