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acuerdos y peleas

El Che y los Castro

Mucho se ha escrito acerca del antinorteamericanismo del Che Guevara y casi nada sobre sus críticas al modelo soviético del comunismo que mucho influía en el gobierno de Fidel Castro debido a su alianza estratégica con Moscú.

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Mucho se ha escrito acerca del antinorteamericanismo del Che Guevara y casi nada sobre sus críticas al modelo soviético del comunismo que mucho influía en el gobierno de Fidel Castro debido a su alianza estratégica con Moscú. Es así que se lanzó a una guerra  contra la burocratización, que espejaba uno de los peores pecados soviéticos. Se enfrentó con la Central de Trabajadores Cubanos (CTC). También en desacuerdo con los lineamientos que “bajaban” de Moscú,  fustigó al titular de Economía, Regino Boti, comunista, uno de sus adversarios en el gobierno, enviándole una carta irónica en la que, luego de discutir temas técnicos, le escribiría en el final: “Le saludo, compañero ministro, con el grito de lucha de la Junta Central de Planificación: ‘¡Viva la guerra epistolar, muera el trabajo productivo!’”
Pero el momento clave de su ruptura con Moscú se produciría en Argel a principios de 1965, durante el Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática, cuando atacó de lleno al modelo soviético: “¿Cómo se puede hablar de beneficio mutuo cuando se compra a precio del mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimiento ilimitado a los países atrasados, y se venden a precios del mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas? Los países socialistas tienen el deber moral de liquidar su complicidad táctica con Occidente”.
Cuando Guevara regresa a La Habana, Fidel lo espera en el aeropuerto con rostro severo, acompañado por una comitiva gubernamental y por su esposa, Aleida. También, significativamente, sus adversarios internos Roa y Rodríguez. Sin mayor protocolo, Castro se lleva al Che de un brazo y encerrados en una oficina (también participa Raúl) mantienen una enigmática reunión que según los testigos dura un día entero durante el que no salieron ni para comer. Fidel le habrá planteado entonces al argentino su “falta de tacto” con  la URSS, principal aliado y sostenedor de la bloqueada, desabastecida y bombardeada economía cubana. “Benigno”, quien combatiera junto al Che en Cuba y en Bolivia, actualmente asilado en Francia por desavenencias con Castro, me dio su versión: “A su regreso de Argelia, el Che tiene una conversación muy fuerte con Fidel y después se interna en el sanatorio de Tope de Collantes, en el Escambray, donde se recluye durante una semana con ataques de asma muy fuertes. Me entero por el compañero Argudín, uno de los guardaespaldas del Che: ‘Estoy preocupado’ me dice. ‘¿Qué pasa?’, le pregunto. ‘Que hubo una bronca muy grande entre el Fifo (Castro) y el Che. Discutían sobre China y un ruso del que nunca había oído hablar’. Yo, curioso, le mencioné algunos líderes soviéticos como Brezhnev, Kosygin, Kruschev… ‘No, es uno que ya está muerto’, me dice Argudín. Entonces le nombro a Marx, a Stalin, a Trotsky… ‘Es ése, Trotsky, le dijeron al Che que él era trotskista. Se lo dijo Raúl. Raúl le gritaba que es un trotskista, que estaba claro que sus ideas eran las de Trotsky’. Argudín me cuenta que entonces el Che se enoja mucho y parece que lo va a golpear a Raúl pero se contiene y le grita: ‘¡Eres un estúpido, eres un estúpido’. Después se dirige a Fidel y le pide su opinión pero éste permanece callado; entonces el Che, muy rabioso, sale de la habitación con un portazo’. El Che nunca más volvió a aparecer en público, hasta el final de sus días. Pocos meses después de su accidentado regreso a La Habana, partió clandestinamente hacia el Congo.