Uno de los cuentos que más gustaba a Jorge Luis Borges ha sido atribuido a Jean Cocteau, y apenas si tiene ochenta y ocho palabras. “Un joven jardinero persa dice a su príncipe: ‘¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan’. El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta: ‘Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?’. ‘No fue un gesto de amenaza –le responde– sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan’.”
El relato pareciera querer decirnos que nuestro destino es irrevocable, y que no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. Hay en él una reminiscencia de lo que fue la vida y la muerte de la ex primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto (Benazir, en idioma sind, significa “sin comparación”), y de lo que puede ser la suerte del país que tanto amó. No faltan ni en ella ni en él premoniciones, claroscuros, sangre y arena.
Benazir Bhutto nació en una región de conflicto, de la que los astrólogos dicen que la energía femenina es honrada, para ser luego enterrada y olvidada. La hora de su nacimiento es objeto de controversias. Su regente fue el astuto Mercurio en conjunción con Urano, el explosivo. Cuando Benazir llegó a este mundo, afirman algunos hermeneutas de lo que musitan los astros, Mercurio –regente de la casa nueve (ideología) y de la casa siete (enemigos)– estaba fatídicamente en la casa ocho: la muerte.
Fue nieta de Narwaz Bhutto, creador del primer partido político de Sind, e hija de Zulfikar Bhutto, presidente y primer ministro antes de ser derrocado en 1977 por el general Zia ul-Haq, un islamista radical y sombrío que fue uno de los principales apoyos con los que contó el entonces naciente movimiento de los talibanes afganos. La política de Zulfikar de distribución de tierras y nacionalización de empresas, así como haber sido uno de los inspiradores de la Constitución del ’73, que prohibía la discriminación por razones de raza, sexo o religión, concluyó en su ejecución ordenada por Zia ul-Haq el 4 de abril de 1979.
Benazir Bhutto fue la primera jefa de gobierno en un país islámico. Después de regresar a Pakistán en 1986, se convirtió en primera ministra en diciembre de 1988, cargo que tuvo que abandonar en 1990 al ser acusada de corrupción.
Regresó al poder en 1993 y lo dejó en 1996. En 1999 Benazir Bhutto y su esposo, Asif Zardari, fueron condenados a cinco años de prisión por corrupción. El matrimonio Bhutto fue posteriormente condenado en 2003 en Suiza a seis meses de prisión condicional por blanqueo de una suma que ronda los 13 millones de dólares, presuntamente recibida en carácter de comisiones ilegales, una condena que los Bhutto recurrieron.
“He puesto mi vida en peligro y he venido porque siento que Pakistán está en peligro”, dijo momentos antes de su muerte. El 18 de octubre de 2007, regresó a Pakistán y fue blanco de un atentado del que salió ilesa y por el que murieron 139 de sus seguidores. “Sé que soy un símbolo de lo que los yihadistas, talibanes y Al Qaeda más temen”, escribió en su autobiografía. “Soy mujer y una dirigente política que lucha por traer modernidad, comunicación, educación y tecnología a Pakistán.”
El 27 de diciembre fue su día señalado. Su portavoz declaró haber formado parte del grupo que bañó su cuerpo antes del funeral. “Vi que tenía una herida de bala detrás de la cabeza y otra, causada por la salida del proyectil, en uno de sus lados. No se podía lavar su rostro correctamente porque la herida en la cabeza aún supuraba; ella perdió mucha sangre.” Por entre las costillas del turbador relato, parecen escurrirse palabras de nuestro tango: “... vistieron al final mortajas de rayón, / al eco funeral de tu canción”.
En cambio, un grupo de especialistas de Scotland Yard, que utilizó equipos de alta tecnología para trazar la trayectoria de las balas que el kamikaze disparó contra Bhutto antes de hacer estallar una bomba que llevaba sobre sí, sostuvo que ninguna de ellas había dado en el blanco, aunque una rozó el cabello de Bhutto arrancando el pañuelo. Otros expertos concuerdan en que la muerte fue producto del golpe del cráneo de Benazir contra el techo de la camioneta donde viajaba.
De lo que no cabe duda es de que los extremistas islámicos acabaron con ella. El Estado paquistaní es un espectro en amplias zonas del país, sobre todo en los territorios que lindan con Afganistán e Irán, donde los ultraislamistas (aliados de los talibanes) y los nacionalistas beluchistanes (enfrentados con los regímenes iraní y paquistaní) controlan decenas de localidades.
El Gobierno ha culpado del asesinato al dirigente talibán paquistaní Baitullah Mehsud, de treinta y cuatro años y etnia pastún, que tiene su base de operaciones en el cinturón tribal de Pakistán, en el oeste. Se han practicado detenciones, tras la confesión que realizó a la Policía un joven de 15 años, Aitzaz Shah, quien admitió haber formado parte del comando. Shah fue detenido junto a otro sospechoso, Sher Rahman, en enero; luego se añadieron Abdur Rashid Purabi, Hasnain Gul y su primo Rafaqat. La corte antiterrorista de Rawalpindi está celebrando vistas.
Baitulá Mehsud ha emergido en estos últimos meses como una figura unificadora entre los grupos tribales de la zona, mientras los expertos advierten que, con el tiempo, podría convertirse en la figura equivalente al mulá Omar, líder talibán en Afganistán.
Conocido como “emir del Waziristán”, y comandante de las recién creadas milicias Movimiento Talibán en Pakistán, que operan a lo largo de la frontera con Afganistán, Mehsud ha coordinado esfuerzos cada vez más efectivos contra el ejército paquistaní. Manda una nueva generación de líderes milicianos que han rechazado la publicidad de sus predecesores. Es llamado “comandante de los fieles”, el “Ameerul Momineen”, y para muchos observadores, un yihadista más temible que su mentor, el mulá Omar.
El mapa astrológico natal de Benazir Bhutto muestra un ascendente en Sagitario sin planetas en la primera casa, lo que habla de facciones pronunciadas, dientes que destacan, labio inferior más grueso que el superior, ojos lánguidos y grandes que recuerdan la mirada de una corza, cejas gruesas, nariz y rostro alargados. También dice que su muerte es pública, que muere joven, de forma inesperada, a manos de enemigo declarado, y que la noticia de su muerte es confusa.
El magnicidio ha acompañado siempre a las grandes crisis de la historia. El mapa astrológico de la carta de fundación de Pakistán (su independencia) sitúa el destino del país apenas a un grado del de Benazir Bhutto.
¿Será que, como en el cuento de Cocteau que gustaba tanto a Borges, si la muerte nos espera en Ispahan, es allí donde nos va a hallar?
*Ex canciller.