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El dolor que padecemos

El Milei-macrismo está generando un daño de consecuencias inéditas, que será difícil, dificilísimo de reparar.

16-4-2023-Logo Perfil
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Si la democracia permite y favorece la llegada del neoliberalismo en su fase fascista, entonces hay un problema con la democracia tal como la co-nocemos.

Pues, tal como la conocimos en estos cuarenta años, la democracia permitió el surgimiento y la expansión de multimedios que funcionan como verdaderas fuerzas de choque o grupos de tareas comunicacionales; permitió, además, la máxima concentración económica en grandes grupos que operan sobre el mercado con un abuso evidente, la inequidad económica más grande de la historia argentina, la sobrevida de millones de personas gracias a planes sociales, el casi nulo acceso a la vivienda social y a la tierra, el despliegue de una política extractivista de los recursos naturales, altos niveles de deserción en la escuela secundaria, altísimos grados de corrupción en las fuerzas policiales y en la Justicia Federal –desde fiscales de pri-mera instancia a los más altos tribunales–, asesinatos masivos como los del 19 y 20 de diciembre de 2001, jubilaciones mínimas miserables y una acentuada baja de los salarios de los trabajadores, alta inflación e hiperinflaciones, un intento de asesinato a una vicepresidenta en ejercicio, y sin ser investigado con el mínimo de independencia e interés en resolver el asunto, reiterados casos de espionaje interno, un crecimiento mayúsculo del poder del complejo agro-industrial con capacidad para conseguir repetidas devaluaciones, una muy baja inversión pública en ciencia y tecnología, una política exterior errática y cambiante en cada ciclo sin tomar en cuenta los intereses permanentes, una crisis de representación política que aflora una y otra vez, una flexibilización laboral de hecho bajo el nombre de “monotributistas”, un sistema de salud y educación pública desfinanciado, una muy baja capacidad de generación de primer empleo, la carencia de una política progresista de alquileres, una importante masa de trabajo informal o en negro, índices de pobreza superior al 40% y mucho mayor entre los niños y primera juventud, un achicamiento sistemático de la clase media, constantes casos de violencia policial, bajísima capacidad del Estado de controlar a las empresas de servicios privatizadas, y la propia privatización de empresas de servicios esenciales, un sindicalismo con alta tendencia pro-patronal, reiterados intentos de recular con la política de derechos humanos, una tendencia a los monopolios u oligopolios en gran parte de los sectores de la economía, una aceptación pasiva del rol de la Argentina en el sistema mundial como exportador de materias primas no industrializadas, a lo que se les suma los reiterados ciclos estatales de endeudamiento y fuga de capitales –el último durante el macrismo a niveles récord–, una casi ausencia de discusión pública sobre cuestiones medioambientales, un déficit en la generación de asambleas, cooperativas y demás formas asociativas de participación popular de un modo más democrático y horizontal.

El Milei-macrismo está generando un daño de consecuencias inéditas, que será difícil, dificilísimo de reparar. Pero tarde o temprano Milei y la alianza político-empresaria-financiera-mediática que gobierna, dejará de hacerlo. Pero volver a la democracia realmente existente, sin un pensamiento crítico radical sobre ella, hará que toda la resistencia y el dolor que padecemos y padeceremos sea en vano.

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