A medida que avanza el proceso preelectoral, desde hoy con precisiones acerca de candidaturas (hasta ayer, con menos certezas que misterios, sobre todo en el amplio universo del peronismo: tradicional, kirchnerista y sus variantes, renovador), los febriles registros de las empresas dedicadas a consultar la opinión pública van adquiriendo cada vez mayor protagonismo. Ello actualiza un tema que este ombudsman ha tocado en algunas de sus columnas: cómo darle al lector la mayor cantidad y calidad de información acerca del cómo, el cuándo y la dimensión de cada una de esas consultas. Esto facilita a quienes acceden a los artículos que presta este diario una mayor certeza sobre el valor y la credibilidad de lo que se les ofrece.
En tal sentido, es necesario que jefes, editores y redactores extremen sus cuidados a la hora de reproducir resultados de estudios de opinión pública. La maraña de porcentajes, especulaciones e interpretaciones que llegan a las páginas de PERFIL puede ser mejor desentrañada cuando se le suman datos concretos: en cada caso, el tamaño de la encuesta (cuántos casos fueron registrados, en qué espacio territorial), la metodología empleada para la consulta (entrevistas presenciales o telefónicas, una mezcla de ambas, otras variantes), el tiempo de los registros (entre qué fechas fueron registradas las opiniones) y al menos las principales preguntas formuladas a los encuestados. Naturalmente, qué consultora hizo el trabajo y –en la medida de lo posible, porque muchas veces se oculta el dato– para qué agrupación política, institución o empresa fue realizado.
El domingo 18, las páginas 2 y 3 de PERFIL consignaron un informe bajo el título “Encuestadores ven al Gobierno ganando por la dispersión peronista”. El artículo está anunciado con términos similares en la tapa. Fue, por cierto, un buen aporte, una semana antes del cierre de las listas de candidatos para las elecciones preliminares de agosto, pero la ausencia de esos datos planteados en el párrafo anterior restó algo de atractivo al texto. Son mencionados en la nota cuatro estudios de opinión pública –Aresco, Isonomía, Polldata (se consigna que la encuesta se hizo “la semana pasada”)– y un cuarto no identificado.
Este ombudsman ha planteado lo imprescindible de aportar la información de base para sustentar con mayor vigor los resultados de cada encuesta. Es necesario que en los próximos tiempos, cuando la intensidad de los datos crezca junto a las expectativas por la cercanía de los comicios, tal conducta sea cumplida en todos los casos.
Texto e imagen. Otro tema, también vinculado con el mundo de los números. El lector Benjamín Alejandro Villafañe ha enviado a este ombudsman un correo electrónico en el que plantea su disconformidad con la inclusión de gráficos estadísticos como ilustración de algunas columnas de opinión de los sábados dedicadas al Economista de la Semana. Para aclarar a quienes no suelen seguir estos materiales: los espacios de opinión aludidos son ocupados por un especialista cada vez, que abordan los temas que más les interesan o que pueden ser atractivos para los lectores. En verdad, la inclusión de esos cuadros estadísticos –tal como lo puntualiza el señor Villafañe en su envío– no guardan relación alguna con los contenidos de cada columna. Ello, por cierto, se presta a confusión porque es parte del estilo de este diario que las ilustraciones que acompañan textos periodísticos o de especialistas guarden relación directa con éstos. La publicación más reciente fue el sábado 17, en la página 27: bajo el expresivo título “¿La desocupación tiene que ver con la tasa?”, escribe el CEO de First Corporate Finance Advisors, Miguel Arrigoni. La ilustración es un cuadro titulado “El mosaico global del PBI”, cuyo contenido nada tiene que ver con lo expuesto por el columnista.
Con el título “Visualnomics”, estas intrusiones gráficas son originadas en Visual Capitalist, medio digital que –explica en su home– utiliza “los datos, el arte y la narración para hacer que los problemas complejos sean más digeribles para millones de inversores de todo el mundo”. En gran medida logra su objetivo, por lo que la inclusión en un medio como PERFIL es un aporte valioso para sus lectores. Sin embargo, es cierto que el espacio elegido para incluirlo no resulta –como lo puntualiza el señor Villafañe– el más satisfactorio. Tal vez un recurso gráfico diferente permita separar ambos componentes (la columna y la ilustración) dándoles a ambos el valor que tienen y evitando así la confusión entre textos e ilustraciones.