La comparación ya ha sido impresa en letras de molde: la inepcia de Obama lo acerca peligrosamente a Fernando de la Rúa: no son sus “intenciones” las que juzga una semejante analogía, sino su incapacidad para transformar una política hecha de conspiraciones guerreras y terrorismo de Estado (el Estado aterrando a sus súbditos) en otra cosa, en el “sueño americano” (un sueño de igualdad y de inclusión que, aunque no compartamos, sigue siendo un sueño).
Heredero de una crisis hecha a la medida para imposibilitar su gobierno, Obama renunció desde el comienzo a enfrentarse con los poderes fácticos que le regalaban una presidencia para que demostrara que “los otros”, ellos, también eran incapaces, y que esa incapacidad era prueba suficiente de quiénes debían estar a cargo.
Por si hiciera falta subrayar todavía más el discurso de la supremacía blanca, los norteamericanos elaboraron una ficción según la cual el presidente (negro), casado con una latina, es presentado como incapaz de tomar decisiones, como un timorato: así lo ven los aliens, y así, también, sus más siniestros colaboradores (que son los verdaderos gestores de gobierno). Todo eso sucede en la penosa serie recién estrenada, The event, de la que no se sabe si deplorar más su reaccionarismo ideológico o su mediocridad como show televisivo. Por su parte, el canal Fox, que satisface las inquietudes políticas de su dueño, Rupert Murdoch, ya compró los derechos de la serie Hawai Five-0, remake que muestra lo que la derecha norteamericana entiende como eficacia: un equipito de dementes que, con carta blanca de la gobernación (inmunidad y recursos), limpia las calles de Hawaii. ¿Realidad o ficción? De un modo o de otro, todo es muy triste…