En materia de voltaje político, luego de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe es sin duda la de mayor intensidad, una bomba activada a pleno, donde se juegan varios partidos en simultáneo. Lo cierto es que mientras los mormones socialistas le saltaron a la yugular, el Chivo Rossi crece y lo desangra por las femorales, el Lole rompe su habitual parquedad y habla bastante más de lo esperado.
Al respecto leemos declaraciones del jueves pasado al diario La Capital: “Siempre tuve actitudes de apoyo a Rosario. ¿Nadie se acuerda del dragado del 92? Las inversiones de las cerealeras, por eso el puerto, es importante, para duplicar las oleaginosas. La represa del Ludueña; el puente Rosario-Victoria se empezó en mi época. Se está terminando la autopista con Córdoba, que viene demorada, pero hay tramos pronto a inaugurarse. El proyecto Circunvalar..., quedaron cosas importantes. Dejamos huella. Cristina (Fernández de Kirchner) decepcionó bárbaramente. No cumplió con lo que dijo en la campaña y se equivocó con el campo. Y no es que defienda solamente al campo y me olvide de las ciudades. Rosario vio esos movimientos de inversiones, el crecimiento notable. La equivocación del Gobierno llevó a la crisis. Yo digo y hago en defensa de las 362 poblaciones de la provincia.”
En la nueva línea argumental que organiza las declaraciones del ex corredor, se observa que además de la aceptación de la paridad técnica que domina hoy la arquitectura electoral santafesina en torno al 35% de los votos decididos para ambos candidatos, a su tradicional eje de campaña que supuso diferenciarse del Gobierno nacional, se agregan otras dos problemáticas implicadas una en otra, pero muy sintomáticas de las limitaciones de la estrategia electoral anterior del reutemanismo:
1. Reconoce la existencia de Rosario como gran elector provincial donde votará el 32% del padrón total.
2. Observa que encapsularse exclusivamente en el mapa de problemas y sectores sociales afectados que diseñó el conflicto agropecuario y sobreabundar en esa problemática, si bien dio solidez a su piso, en un escenario “palo y palo” limita su crecimiento electoral. En efecto, existen demandas muy diversas en la compleja sociedad santafesina, en especial en los grandes aglomerados urbanos, que no fueron contemplados por la estrategia excluyentemente “pro campo” del candidato.
Este último punto puede servir de explicación a muchos fenómenos de estancamiento electoral que se observa en el país. En efecto, Carlos Reutemann, al igual que mucha otra dirigencia distrital y nacional cuyas figuras emblemáticas también azotadas por la sobredosis oportunista del efecto “pro campo” son Elisa Carrió, Julio Cleto Cobos y el gobernador Juan Schiaretti, son víctimas de la sobre utilización electoral del conflicto entre el Gobierno y las facciones agropecuarias, que empobreció notablemente la agenda de campaña y puso límites precisos al despliegue electoral de estos candidatos que, expulsando la dimensión política general de su discurso devinieron en cuasi representantes corporativos. Un error en el diseño estratégico de la campaña, notable.
Sucede que el abanico de temas y problemas que afectan a la ciudadanía por fuera de la problemática agropecuaria y sus efectos sociales y productivos es diverso y muy amplio. La crisis de seguridad, el empleo precario, la desocupación y el estrechamiento salarial entre otros temas domina el horizonte de preocupaciones de un enorme segmento de los votantes nacionales. Para colmo, el impacto local de la megacrisis del neoliberalismo a nivel planetario en muchos casos agravó y amplió aún más estas preocupaciones ciudadanas.
En líneas generales entonces y para usar una consigna con bemoles noventistas, Carlos Reutemann, al igual que muchos dirigentes opositores nacionales se quedó en la 125. Y esa parada en los boxes sojeros, aunque muy respetables, no parece ser una buena estrategia de campaña en Santa Fe y es peor aún ofrecerla como visión central y casi excluyente de los problemas nacionales.
*Director Consultora Equis.