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El foco en las reservas

La economía argentina volvió a ser vulnerable. Para evitar una probable refinanciación forzosa de deuda en 2009, y ante el fracaso de la estrategia “amigable” que había ideado el Gobierno de Néstor y Cristina (pagando al club de París y arreglando con los Holdouts), la administración K decidió avanzar sobre el dinero depositado en las AFJPs, no sólo el flujo -idea que estaba en carpeta- sino también sobre el stock, que representa nada menos que 8 puntos el PBI argentino.

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La economía argentina volvió a ser vulnerable. Para evitar una probable refinanciación forzosa de deuda en 2009, y ante el fracaso de la estrategia “amigable” que había ideado el Gobierno de Néstor y Cristina (pagando al club de París y arreglando con los Holdouts), la administración K decidió avanzar sobre el dinero depositado en las AFJPs, no sólo el flujo -idea que estaba en carpeta- sino también sobre el stock, que representa nada menos que 8 puntos el PBI argentino. Así, lograron ganar cierto aire fiscal y financiero, recomponiendo la caja y dando a entender que podrán sostener el gasto público cuando el ciclo parece darse vuelta (y justo en un año electoral).

Como consecuencia de todo esto las chances de un episodio de default bajaron, aunque la Argentina camina por la cornisa como resultado de la sumatoria de la desidia macroeconómica y financiera interna y la crisis económica internacional desatada por el crack financiero en los Estados Unidos. La huida a la calidad incentivó la salida de capitales, la contracción de depósitos y créditos, la suba en la tasa de interés y acrecentó la presión sobre el tipo de cambio. Defender el 3,30-3,40 se hace cuesta arriba. En un año (noviembre de 2007 a octubre de 2008) se fueron 25.000 millones de dólares.

“La clave es que existen reservas en el Banco Central”, se escucha una y otra vez. Es cierto que la Argentina tiene hoy más herramientas disponibles que en el fatídico 2001 para hacer frente a los desafíos: una mejor posición de reservas, superávits gemelos y la herramienta cambiara (se puede devaluar la moneda) dan un margen que no existía en tiempos de la turbulenta Alianza. Sin embargo, lo que importa es también la dinámica de los acontecimientos en 2009. La situación internacional impacta negativamente en las exportaciones argentinas y reduce el saldo comercial, a lo que se agrega la salida de capitales. Al tercer trimestre de 2008, las exportaciones (fuente clave de divisas) crecían 32 % por precio y sólo 12 % por cantidades, con las manufacturas de origen agropecuario (MOA) bajando un 1,9 %, los productos primarios subiendo 6,6 % y los combustibles 1,3 %. A eso se le debe sumar la salida de capitales, que representó 2,5 puntos durante la crisis Gobierno-Agro (segundo trimestre del año) y un punto adicional por lo menos en el tercer trimestre. El economista Ricardo Delgado, de la consultora Analytica, ha realizado un sugerente ejercicio a los fines de pensar lo que viene. ¿Con qué reservas terminaría el país a fines de 2009? De esto depende el tamaño de las espaldas oficiales para mantener el control de la situación, en definitiva, la capacidad de ir defendiendo el tipo de cambio.

Un primer escenario está construido imaginando una recesión de tipo U (recuperación relativamente rápida luego de la caída), precios de los comoditties estables o algo superiores a los actuales, Brasil creciendo al 3%, un superávit comercial de 8000 millones de dólares y una fuga de capitales también de 8000 millones de dólares (muy inferior a la del último año). En ese escenario, el país termina con reservas en el banco central por 34.200 millones de dólares. Hoy las reservas netas andan por los 42.000 millones.

Si se imaginara un escenario peor, con una recesión mundial de tipo L (prolongada luego de la caída), menores precios internacionales, un inferior crecimiento brasileño, el doble de fuga de capitales, y un superávit comercial de 4000 millones de dólares, las reservas se irían a 23200 millones de pesos, casi la mitad de las actuales. De a centavos, el Estado habilita un tipo de cambio nominal un poco más alto. Según parece, la opción es ir haciendo “devaluaciones fiscales” que respondan a la demanda de competitividad que hacen los sectores productivos. En medio de esto, se busca conseguir las divisas faltantes con un por lo menos polémico blanqueo de capitales, que está llamado a cubrir la brecha financiera de 2009. Pero, de nuevo, lo fundamental es observar la evolución de la recesión mundial, el impacto en los precios internacionales, el nivel de actividad en los socios comerciales, la dinámica exportadora, además de la fuga de capitales. Las reservas serán el termómetro del margen de maniobra oficial para mantener la situación económica bajo control.


*Periodista y analista.