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OPINIÓN

El freezer y el microondas

La metáfora es una gran síntesis de la bipolaridad que nos aqueja y es otro de los síntomas de la grieta, o más precisamente la identidad política negativa.

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Se cambiaron los dos platillos por electrodomésticos. | Cedoc Perfil

Varios jueces de Comodoro Py reemplazaron por dos electrodomésticos, el freezer y el microondas, el equilibrio de los dos platillos de la Justicia. Con el freezer durmieron varios años las causas de los funcionarios mientras éstos estaban en el poder, y con el microondas las calientan en pocos meses ante cada cambio de gobierno.

Esto ya pasó con Menem, que fue preso, por poco tiempo, tras su década de poder. O De la Rúa, que estuvo por ir preso como ahora Cristina Kirchner. Algo mal hay en nuestro sistema jurídico para que los tres presidentes electos vivos que tiene el país hayan enfrentado procesos judiciales muy complejos al dejar la presidencia. Siendo culpables de delitos graves como los que se les asignan, debería haber habido un juicio político durante su presidencia.

El colmo de las dilaciones en la Justicia es que recién en 2016 se habilitaron salas para los tribunales orales que juzgan a Gostanian y a Granillo Ocampo, respectivamente director de la Casa de la Moneda y ministro de Justicia de Menem en los años 90. Imaginemos en el año 2025 a Cristina Kirchner, con 73 años, llegando a su último juicio después de haber pasado por todas las etapas de instrucción, sus sentencias y sus apelaciones.

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Tener a los funcionarios en juicios eternos como espadas de Damocles durante años es una especialidad de la Justicia de Comodoro Py. El castigo no es la condena sino el proceso de años. Se dice que el juez Bonadio reconocería que no podrá detener a Cristina Kirchner por el dólar futuro pero su objetivo es procesarla y tenerla en esa condición el mayor tiempo posible.

Hace dos domingos, en el extenso reportaje, Mario Wainfeld se refirió a los juzgados nacionales en lo Criminal y Correccional Federal como el “serpentario de Comodoro Py”. Este domingo, en el reportaje largo, da su propia explicación sobre los problemas de la Justicia el recientemente designado juez de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, que además es el único juez de la Corte que antes fue ministro de Justicia y procurador del Tesoro.

Una encuesta publicada por la revista Noticias mostró que alrededor del 60% de los jueces consideraba que la Justicia no era independiente y hace pocas semanas la jueza federal más veterana de Comodoro Py, María Servini de Cubría, declaró que ahora sí se puede investigar denunciando tácitamente, que antes no se podía. En su reportaje, Rosatti dice: “Uno no puede decir: ‘Me presionaron durante diez años y cobré el sueldo durante diez años’”. Y propone considerar que a los presidentes se les realice un juicio de residencia al terminar su mandato, que no dure más de seis meses, porque “no podemos tener como rehén a un político, que es la contracara de la impunidad”.

Hay una diferencia entre la elogiable aversión a la inequidad y la obsesión por la venganza. John Rawls decía que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, así como la verdad es a los sistemas del pensamiento”. Pero como se politizó la Justicia, la respuesta fue la judicialización de la política, y los radialistas de más rating reclaman que Macri abandone su política de “mantener vivo al monstruo” del kirchnerismo “para dividir el peronismo” porque “provocó hasta ahora efectos contrarios”, convirtiendo a Cristina en candidata en lugar de presa, alejando “cualquier posibilidad de arrepentidos que confiesen la trama”.

También los medios usaron el freezer y el microondas según como soplaran los vientos. El sábado, en su columna de Clarín, Fernando González marcó que era a Alberto Fernández y a Sergio Massa, los dos primeros jefes de Gabinete K, a quienes estaba dirigida la declaración de esta semana de Cristina Kirchner en Comodoro Py, por primera vez en una causa por corrupción, cuando dijo: “Son los jefes de Gabinete los que administran y ejecutan el presupuesto” donde se asignan las obras públicas que previamente el Congreso aprobó. Cuesta creer la disculpa de Alberto Fernández en TN cuando explicó: “Muchos piensan que un jefe de Gabinete es sabedor de todo, y no es así”. Si después de cinco años como jefe de Gabinete nunca sospechó nada, su problema es otro, pero como al mismo tiempo fue el encargado de aplicar la política de discriminación con la publicidad oficial a quienes entonces denunciaban la corrupción y controlar que en los medios públicos no se difundieran esas denuncias, su respuesta no es creíble.

También el sábado Roberto García, en su columna en PERFIL, mostró cómo la Justicia y el periodismo son hipócritas, apelando al freezer o al microondas según convenga frente al mismo tipo de hechos. “La garantía de tasas altas (Lebac) para reducir la inflación y su relación con el tipo de cambio (dólar planchado) genera efectos semejantes y costosos a los del trío Kicillof-Vanoli-Cristina”. Y a nadie se le ocurriría hacerle un juicio hoy a Prat-Gay, Sturzenegger y Macri por las ganancias seguras que obtendrán quienes vendan dólares para comprar Lebac y vuelvan a dólares a tiempo, lo que no minimiza la crítica por lo grosero del dólar a futuro K.

La metáfora del freezer y el microondas es una gran síntesis de la bipolaridad que nos aqueja y es otro de los síntomas de la grieta, o más precisamente la identidad política negativa. El reportaje a Horacio Rosatti se concentra en los remedios que la Justicia tiene que autoprescribirse, pero también los periodistas precisamos mejorar nuestro “juicio mediático”, del tipo horda del Medioevo, sin obsesionarnos con una sola agenda por más que el público la demande.

Fue reconfortante que el Foro de Periodismo Argentino (Fopea) entregara el viernes el premio mayor al periodismo de investigación de la Argentina a Daniel Enz, de la revista Análisis de Entre Ríos (que hace un mes obtuvo el Premio Perfil a la Libertad de Expresión Nacional), por su trabajo “El convento de las torturas”, y no a investigaciones sobre la ruta del dinero K, que debieron premiarse en 2008. La Justicia no está sola con el freezer y el microondas.