COLUMNISTAS
resultados que no llegan

El gobierno del potencial

default
default | Cedoc
La visita del jefe de Gabinete de la Nación a la Cámara de Diputados tuvo esta semana un nuevo episodio de la pelea entre el ex ministro Axel Kicillof y el propio Marcos Peña.
La característica de la escena fue más parecida a la de un intercambio de café a la salida de un partido de fútbol o a la discusión propia de un centro de estudiantes que al necesario debate que necesitamos los argentinos en el Parlamento. 

La carencia de contenido y la persistente falta de densidad conceptual en una pelea que, con sólo cambiar algunas palabras, podría formar parte de las diatribas que abordan los programas de espectáculos en las tardes televisivas ponen de manifiesto la voluntad de discutir todo aquello que no sea relevante. 

Profundizar el debate de imágenes, frases taquilleras y chicanas cool es el camino que han elegido quienes, de tanto pelear, terminan por parecer más bien socios que adversarios. 
El gobierno anterior da clases sobre lo que se debería hacer como si no hubiera estado en la gestión que nos dejó con una inflación acumulada entre 2003 y 2015 de 875%, mientras que nuestros vecinos en el mismo período tuvieron 82,9% tomando el promedio de América Latina. 

Parece poco realista escuchar cómo nos hablan de promover el trabajo nacional cuando, en el proceso anterior, se extranjerizó la economía; por su parte, la industria, cuya expresión más relevante y competitiva se observa en la evolución de las exportaciones de manufacturas de origen industrial, sólo crecieron 3% contra la década del 90, del 29% al 32%. Y sólo por el efecto que supone en las estadísticas el peso de las exportaciones de minerales y piedras preciosas, cuyos precios tuvieron un ascenso fenomenal. Sin este efecto, las MOI pasaron de 29% a 28,6%. Es decir, exportamos lo mismo en términos de cantidades sin variaciones relevantes en la estructura productiva y como resultado Argentina, con la gestión K, reprimarizó su economía, y no al revés.

En suma, es raro que intente dar lecciones de economía quien sintetiza un proyecto cuya líder más importante se fue del poder resumiendo la performance de las ganancias empresarias en su famosa frase “se la llevaron en pala”, la cual casi como acto involuntario muestra que los sectores del trabajo gozaron de una recuperación contundente sólo a la salida de la crisis más importante de la historia argentina, y hasta 2007 cuando finalizaban los efectos del camino de la política económica diseñada por Roberto Lavagna. Porque después sólo avanzaron levemente por encima de precios desbocados producto del desmadejo monetario y fiscal. 

Por su parte, la gestión actual se sitúa sobre la margen del río a ver pasar la realidad, para explicarla en lugar de intervenir sobre ella para modificarla. El paso del jefe de Gabinete por el Congreso mostró su rol más destacado, el de “explicador en jefe”, dando cuenta de los motivos por los cuales no ocurrieron aún las cosas que, de acuerdo con su mirada, deberían haber sucedido. 

Para poner los datos más allá de los relatos, nada mejor que los datos, y en este sentido evaluar la marcha del paradigma central del Gobierno, que es la llegada de inversiones como motor real de la economía, sólo puede hacerse con los números arriba de la mesa. La propia Agencia Nacional de Promoción de Inversiones da cuenta de los 455 proyectos de inversión anunciados desde el 10 de diciembre de 2015 por 60.920 millones de dólares, habiendo concretado sólo 34 de ellos por un total de 3.046 millones. 

De este modo, la gestión presente se convirtió en el gobierno del potencial, las inversiones “llegarían”, la inflación “bajaría”, el consumo “crecería”, y todos viviríamos cada día un poco mejor… luego. 

Unos y otros discuten un pasado que da vergüenza y un presente que no convence en una danza donde lo más importante es el show. Las ideas y los datos, bien gracias, eso lo dejamos para aquellos que quieran investigarlos. 

Para ese relevamiento no hace falta mucha ciencia, sólo basta con ir al supermercado y tratar de llenar el changuito para tomar conciencia de que el problema más importante que tiene Argentina hace tiempo se resume en cuatro palabras: no alcanza la plata.