COLUMNISTAS
ESTADO Y CORRUPCION

El goteo

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Scioli, el leal militante radical-menemista-duhaldista-kirchnerista, “testimonial” diputado  y gobernador de la Provincia que ocultó los muertos por la inundación, está contento porque no hubo saqueos a fin de año. Al fin una buena. Por ahí, en el traslado a los camiones de bolsas de residuos con personas en estado miserable, se cayó en el Chaco un pibe desnutrido, pero fue un hecho aislado, de un pueblo aislado, de una provincia aislada, de un país aislado. Mala leche. Con un kilito más, Néstor Femenía no pasaba por el agujero de la bolsa rota y casi que no había que lamentar víctimas cuando estamos celebrando lo bien que nos va. Tanto, que no hubo saqueos.

En Mendoza, una señora murió mientras esperaba que la atiendan en el PAMI. Había llegado a las seis para conseguir número y murió a las nueve, esperando. Hay que ver el contexto. Un jubilado es costo hundido, puro gasto. En cambio, ponele, Aerolíneas te consume dos palos dólar por día, funciona como el culo, pero es Ar-gen-ti-na.

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Mariano Recalde, con sólo cien lucas por mes, se la banca ahí, luchando por la liberación. Hay que mirar la macro. A la hora de pensar dónde invertís, un soldado garpa más que un jubilado.
El Estado es como una casa, siempre hay algo que arreglar. Ahora, si tenés los cimientos del Gobierno hundidos en napas de mierda, cagaste a mucha gente. Habría que tirar todo abajo, pero nadie quiere perder tiempo, ni guita. Mirá Randazzo. El próximo 22 de febrero se van a cumplir tres años del día en que, a las 8 de la mañana en la estación de Once, 52 personas murieron aplastadas porque los frenos del tren fallaron, y el tipo está ahora en Mar del Plata sacándose fotos con un vagoncito inflable. En los carteles donde se postula para presidente aparece en una foto con Cristina, dice que lo importante es seguir transformando. Será eso, transformar el dolor en horror.

Los muertos de la corrupción son daños colaterales del modelo, víctimas de la batalla feroz que estamos librando contra el imperio, las corpos, los buitres y los que especulan con tampones para que la patria se llene de sangre. Mirá Rosario. Las bandas se balean entre sí. Un conflicto natural del crecimiento económico. Hay más consumo de matriz diversificada, –boliviana, paraguaya, colombiana, cocinada, cortada–, aumentó tanto la demanda que los tipos se matan por abrir quiosquitos. Muchos crímenes, sí, pero preguntá cómo les va a los fabricantes de ataúdes y a los cómplices de los narcos. Una cosa no quita la otra.

Asesinatos a mansalva, linchamientos, todo lo que quieras, pero el asunto es que, joda, joda, no se cumplieron esos pronósticos agoreros de los mala onda. Si hablamos de saqueos abajo, claro. Los de arriba, el asalto de Boudou y Vandenbroele a las góndolas de Ciccone y de Formosa, con los 7 millones y medio que se llevaron de coima, o las que arrasó y lavó Báez con los sobreprecios de la obra pública –ni hablar de los 700 palos dólar de los Kirchner en los noventa, ni de los hoteles, ni de los cien millones en cuentas de la familia– todo eso y más, técnicamente no es saqueo. Es:  “reintegro por gestión de recursos ajenos que fueron derivados a la causa superior de la disposición de fondos para uso personal en función de los intereses superiores de la Patria”. Hay que aclarar los términos. Cuando es por el proyecto o por los trabajadores, no es saqueo,
es otra cosa.

Saqueo, lo que se dice saqueo, es lo que ya sabemos. Pobres que no se conforman con todo lo que disfrutan en las villas. Por eso, este año electoral repartimos unos mangos extras para que tengamos la fiesta en paz. Una cosa es que el sistema gotee sangre sin parar, de a diez o veinte muertos por día a causa de la miseria, de la violencia, por viajar en tren, por salir o por entrar, y otra es que te obliguen a reprimir y a matarlos porque vienen de a muchos, como en 2012, cuando estábamos de fiesta en la Plaza de Mayo, bailando con Cristina.
(Todos somos Charlie y Néstor Femenía).

*Periodista.