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Deriva del chavismo

El militarismo de Maduro

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Apartir del triunfo de Maduro y su asunción como nuevo presidente venezolano y líder del chavismo, este régimen político experimentó un cambio que podría explicar el punto muerto que existe actualmente en Venezuela y la violencia que se ha desarrollado a partir de los enfrentamientos entre oficialismo y oposición.
Mientras Chávez fue presidente de Venezuela, existió en aquel país una democracia plebiscitaria o, como define Steve Ellner, una democracia social radical, que empoderaba a los excluidos entrando en tensión con los mecanismos propios de la democracia liberal. El carácter democrático-popular del chavismo se evidenciaba en las reiteradas elecciones donde se reafirmaba la simpatía de las mayorías venezolanas por el ex presidente difunto. El vértice de poder del régimen se asentaba entonces en el liderazgo carismático de Chávez y su relación con las masas populares que, viendo mejorada su condición social a partir de la redistribución de la renta petrolera, reafirmaban su lealtad electoral hacia el ex presidente.
Sin embargo, a partir del triunfo de Maduro se produjo una mutación de régimen. Es decir, el casi empate electoral producido en las elecciones de abril de 2013 puso en jaque un componente central del vértice de poder sobre el cual se asentaba la democracia social venezolana. Este era la lealtad electoral de las mayorías hacia el proyecto chavista. Nicolás Maduro, que no poseía el carisma de su antecesor, decidió en esta difícil coyuntura, en la cual un componente central del vértice chavista de poder se veía cuestionado, llenar esa ausencia de tipo democrático-carismática reforzando la influencia –vía el militar Diosdado Cabello– en el gobierno y el control de los asuntos de Estado de las Fuerzas Armadas. Ya en su discurso de asunción, Maduro señalaría que el actual régimen se trataba de una “revolución cívico-militar”, para posteriormente descalificar a los opositores como fascistas, utilizando el lenguaje amigo/enemigo propio de los cuarteles militares. Entiéndase bien: las fuerzas armadas han sido desde el comienzo un componente central en el esquema de poder chavista, pero lo que existió a partir de la asunción de Maduro fue un reforzamiento de su incidencia en el gobierno y el Estado.
Aquello alteró el fundamento democrático-carismático del régimen venezolano y generó las condiciones para la pretensión militarista de controlar estrictamente a una sociedad partida para acallar las disidencias. Esta mutación en las bases de poder del gobierno venezolano resulta explicativa respecto de por qué una modificación en las opciones electorales de una parte de la población venezolana hacia los candidatos de la oposición política ha devenido en un incremento de la violencia y las muertes políticas, en lugar de haber sido procesada al interior de una convivencia democrática.

*Becario del Conicet en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Iealc).