COLUMNISTAS
Fenómeno creciente

El (no siempre dulce) mundo de los papis de azúcar

Cada vez más mujeres, ahora con la inestimable ayuda de las redes, deciden entablar relaciones con un sugar daddy. Este tipo de vínculo, en el que un hombre mayor paga los gastos de una mujer joven, es una tendencia creciente en Argentina. Cómo funciona esta relación, los perfiles de los participantes, y una perspectiva amarga sobre una falsa liberación femenina.

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Sugar daddy. | cedoc

Más de 160.000 argentinos y argentinas ponen sus apuestas en el universo de los sugar daddy. Este tipo de relación, que parece una fábula, perteneciente a otras latitudes, es una preferencia que crece sin parar en Argentina, con presencia en la mayoría de las provincias, y más accesible de lo que uno puede imaginar.

El término “sugar daddy” describe el vínculo entre un hombre, generalmente adinerado y mayor, y una mujer, joven y atractiva, en el que el señor le da dinero a la señorita a cambio de su compañía. La relación puede incluir encuentros sexuales o no, todo depende del acuerdo entre los participantes, aunque, en la gran mayoría de casos, la noche de la pareja termina en la cama. 

Se trata de un tipo de relación más estable, duradera y pública que la que se da entre un cliente y una trabajadora sexual. Y, por lo general, el hombre en cuestión tiene suficiente dinero para pagar mucho más que un solo turno, sino que está dispuesto a darle una vida de lujo a su “sugar baby”, con citas semanales, o hasta diarias. 

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En la plataforma mysugardaddy.com, una página web que funciona similar a una aplicación de citas, en la que hombres y mujeres pueden inscribirse para encontrar a su dulce compañía, el 31% de los miembros argentinos son varones y el 69% son babies. En general, el porcentaje se mantiene a nivel internacional: son más las mujeres que buscan este tipo de relación, que los hombres que están dispuestos -o pueden- ofrecerla, con un balance general en el sitio MySuggarDaddy, con respecto a la totalidad de miembros, de 70% de sugar babies y 30% sugar daddies, 

La página tiene su sitio web en el país si se le agrega el “.ar”, así como también tiene presencia en otras naciones de la región como México o Chile, que superan a Argentina en cantidad de suscriptos. 

El Sugar. Para registrarse como “papá de azúcar”, en su traducción desde el inglés, las páginas web del estilo piden un comprobante de ingresos. En algunas plataformas, el mínimo salario que los postulantes deben tener es de 200.000 dólares anuales. Además, se suele preguntar otros detalles como la etnia o la altura. Tanto a los hombres como a las mujeres se les pide un documento que verifique su identidad para liberar al sitio de “perfiles falsos, estafadores y trabajadoras sexuales”. 

“El típico sugar daddy tiene entre 35 y 55 años y ha viajado mucho. Muchos de ellos son empresarios establecidos y algunos son millonarios. Por supuesto, hay algunos señores mayores, pero vemos que la edad media ronda los 48 años”, explican a PERFIL desde mysugardaddy.com.

Este tipo de plataformas brindan un espacio distinto a las apps de citas de moda, que usualmente están dedicadas a un público más joven. “Este es un punto bastante importante: a los hombres de mediana edad les resulta extremadamente difícil encontrar pareja en las plataformas de citas normales. En estos sitios pueden ser quienes son y no son discriminados por razón de edad. Por el contrario, las mujeres jóvenes buscan caballeros maduros, bien educados y establecidos”, responden desde la plataforma. 

“Muchos de los sugar daddy no quieren pasar la molestia de tener citas casuales, ya que en su mayoría son superficiales y requiere mucho tiempo encontrar a la persona correcta. Hay una estadística que dice que sólo el 2% de las citas son significativas en las plataformas de encuentros habituales”, afirman.  

“El sugar daddy es exitoso y atractivo, pero también un hombre muy generoso. Sus novias son alucinantes: mujeres tan atractivas que lo harán el hombre más envidiado de su círculo social”, explica la página web que cuenta con 7 millones de miembros en todo el mundo, principalmente en Europa y América.

La sugar. “Una sugar baby no tiene por qué ser una modelo. De hecho, la mayoría de nuestros sugar daddies buscan mujeres cultas que quieran divertirse en la vida y que también puedan beneficiarse de recibir la compañía. No hace falta decir que tenemos muchas mujeres en nuestra plataforma que son hermosas, con un promedio de edad de 23 años, pero también hay muchas mujeres atractivas en sus treintas”, cuentan desde MySuggarDaddy (MSD).

“Una sugar baby es una mujer que además de joven y atractiva, disfruta probando nuevas experiencias y agregando glamour a su vida. Muchas veces, los hombres de su edad no pueden costear un estilo de vida con lujos, por lo que están lejos de ser una opción para ella”, explica el sitio de citas. 

Entre los motivos principales por las que ellas eligen iniciarse en este tipo de relaciones se encuentran poder pagar sus estudios, mejorar su calidad de vida, vivir experiencias lujosas que van desde viajar, comer en los mejores restaurantes, recibir joyas y hasta renovar su guardarropa. “Muchas lo utilizan para mejorar su situación financiera, otras para disfrutar de viajes y regalos, y otras para experimentar un estilo de vida mejorado. La libertad financiera es la razón principal, seguida de cerca por el deseo de experimentar cosas nuevas en lugar de vivir siempre las mismas viejas rutinas de citas”, cuenta MSD. 

“Por supuesto, también existen oportunidades profesionales y de networking: algunas sugar babies buscan relaciones con sugar daddies que puedan ayudarlas a ampliar su red profesional y mejorar las oportunidades laborales”, agregan.

La relación puede ser solo on line, y así lo buscan algunas mujeres para evitar un encuentro sexual. “Ser una sugar baby online es completamente posible, pero supone mucho trabajo, que realmente no merece la pena. Solo podés esperar 200 dólares por aproximadamente 10 horas de trabajo y estar de guardia en todo momento”, explican en la página web del sitio. Una usuaria en la sección de preguntas de la página (cabe aclarar que está información es pública y está en el sitio web) aconseja: “Para obtener dinero sin conocerlo, principalmente tenés que enviar fotos de tus pies y selfies sexys”.

El sitio, además, brinda consejos con las palabras de las propias usuarias, para que las relaciones sean fructíferas. Por ejemplo, ante la pregunta ¿cómo puedo hacer para que mi sugar me dé dinero?, una responde: “Conseguir que un sugar daddy te de plata es bastante sencillo. Primero debes negociar el precio; esto se hace luego de pasar un rato charlando para luego encontrarse en persona. Es una relación, por eso ser compatible es importante. Durante la cita, si se llevan bien, pueden discutir el pago. Tenga confianza y sea directa, el tiempo es valioso para los sugar daddies”. 

A la pregunta ¿cuánto debería pagar un sugar? responden: “El verdadero activo de un sugar daddy son los regalos. Los presentes suelen ser ropa, complementos de diseñador y, mientras, te pagan por tu tiempo. Cuando se trata de efectivo, podés esperar entre 300 y 800 dólares por cita. Hay una gran diferencia ente los dos montos, lo sé, pero depende del tiempo dedicado y de cuántas reuniones tengas cada mes”. Algunas mujeres acuerdan una tarifa mensual, que ronda los 3.000 dólares. 

En general, los sitios de sugar daddys están en contra de que su plataforma sea utilizada por trabajadoras sexuales, ya que la relación de azúcar supone otro tipo de vínculo. Es por eso que en las páginas web suelen aclarar que la app no puede ser usada para buscar nuevos clientes.    

Intercambios amargos. “El nombre de este tipo de relación, sugar daddy, es, más bien, moderno, pero se enmarca en la comercialización del cuerpo de las mujeres; una práctica que crece cada vez más en las redes sociales. Un ejemplo es el surgimiento de las plataformas estilo OnlyFans”, introduce la magíster en Desarrollo Humano por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y miembro de la red No Sin Mujeres Melisa Centurión. 

“Este tipo de intercambio se vende como la idea de la libertad de las mujeres, pero muchas entran en este círculo por necesidad económica, o por la facilidad económica que plantea, al menos desde el discurso. Hay que analizar cuántos ingresos verdaderamente genera este tipo de vínculos, qué relaciones provoca, y hasta dónde eso es libertad de elección. ¿En qué marco están decidiendo hacer este trabajo?, ¿será porque no tienen otra opción?”, se pregunta Centurión.

“La base del sugar daddy, o del hombre que paga por cosas de la chica, no deja de ser una venta de la identidad de esa mujer y provoca pensar hasta qué punto ella verdaderamente tiene libertad. La diferencia en el ejercicio del poder económico es central, además de la diferencia de edad, que también es un punto distintivo que impone autoridad. Se trata de una joven que tiene un vínculo con una persona mucho mayor y que tiene mucho más dinero”, plantea Centurión.

Las mamis. En el Día Internacional de la Mujer, la página web MySugarDaddy lanzó un espacio para las sugar mommies:  mismo concepto, pero la mujer es la mayor. “Al igual que los sugar daddys, estas son mujeres establecidas que quieren encontrar hombres jóvenes”, explican. 

“Son menos los casos; eso es evidente en esas frases históricas como ‘billetera mata galán’, pero siempre la desigualdad económica es un factor de poder en este vínculo sexual, amoroso, relacional, o como lo queramos llamar. Siempre el factor económico suele aplicar más a los varones respecto de las mujeres porque es histórica la desigualdad económica, entonces es mucho más habitual que sea una mujer la que esté en esa condición de desigualdad”, plantea Centurión.

Si bien hay personas en todas partes del mundo que usan estos servicios, Centurión cree que es un fenómeno occidental: “En Oriente hay otro tipo de desigualdades y relaciones de poder”.