COLUMNISTAS

El nuevo león del Panjshir que enfrenta a los talibanes

Hijo de un mítico Señor de la Guerra que Al Qaeda mató en un atentado en 2001, encarna al islam moderado y promete resistir el avance de los fundamentalistas en su bastión del inaccesible valle de Panjshir, al norte de Kabul.

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Joven. Tiene 32 años y estudió en universidades británicas. “Rendirse no está en mi vocabulario”, dice. Contraste. Massoud, con el filósofo francés Bernard Henri-Lévy. Y sus combatientes preparados. | afp/twitter/cedoc

Cuando se asienten el polvo y las cenizas de esta nueva tragedia afgana, quizá se puedan entender un poco mejor las razones de la bochornosa retirada estadounidense. ¿Fue la presión ideológica del ex presidente Barack Obama sobre Joe Biden? ¿Los negocios con el opio, el litio o el gasoducto TAPI (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India)? ¿Simple impericia estratégica para negociar con los talibanes?

Entretanto, mientras todavía resuenan las explosiones alrededor del aeropuerto de Kabul, los noticieros internacionales se llenan de comentaristas que se hacen otras, muchas, preguntas urgentes. ¿Qué pasará con los derechos de las mujeres? ¿Y con los otros grupos fundamentalistas establecidos en el país?

Bastión. En medio de todas estas dudas parece emerger una certeza: existe en Afganistán un último bastión contra el avance de los talibanes: es la provincia de Panjshir, liderada por el joven Ahmad Massoud –hijo de Ahmad Shah Massoud, uno de los principales señores de la guerra afganos que enfrentaron a los soviéticos–, el comandante del Frente de Resistencia Nacional (FRN).

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Según los registros más confiables, Ahmad hijo nació en julio de 1989, tiene apenas 32 años y lleva una barba muy bien cuidada. Cuando aparece en público, las cámaras se enamoran de su pinta de guerrillero, con su típico gorro étnico, camisa blanca y chaleco de pescador reciclado para llevar municiones y explosivos, una imagen que lo pone a la altura estética de un Che Guevara del siglo XXI.

A diferencia del revolucionario argentino, Massoud tiene una educación occidental de lujo, incluyendo un año en la muy británica Real Academia Militar de Sandhurst, estudios militares teóricos en el King’s College de la capital inglesa y un máster en Política Internacional de la Universidad de la City de Londres.

Con todo ese bagaje, Massoud volvió a Afganistán en 2016, varios años después del asesinato de su padre, víctima de un atentado explosivo de Al Qaeda el 9 de septiembre de 2001, dos días antes de los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono.

La muerte violenta de Massoud padre modificó los planes de Ahmad, quien había retornado al país con ideas avanzadas como la implantación de un sistema de cantones, al estilo suizo, para evitar la concentración del poder en Kabul.

Los dos Ahmad, tanto el actual jefe del FRN como el difunto León de Panjshir que luchó con fiereza contra los soviéticos, se encolumnaron en una de las filas de lo que se puede considerar como islam “moderado”.

Algunos de sus principales conceptos están descriptos en el website de la Fundación Massoud, la institución que recuerda la memoria de Ahmad padre y cuyo CEO es Ahmad hijo. Ahmad Shah Massoud, dicen desde la fundación, “siempre luchó” por “un Afganistán independiente, autosuficiente y fuerte, con un sistema político justo y democrático”. El viejo líder “era respetado y siempre insistiría en la democracia y elecciones inclusivas, en las que tanto varones como mujeres pudieran participar”, agregan.

La sección Misión y Visión del sitio de internet de la organización asegura que “los pensamientos y puntos de vista del mártir Ahmad Shah Massoud siempre apoyaron una vida pacífica en su sociedad y para otros seres humanos”. Alguna vez “dijo que quería un estado islámico para Afganistán” en el que los habitantes de Panjshir “pudieran vivir en paz con su gente y el mundo”.

Estas convicciones fueron las que atrajeron hacia los Massoud a algunos intelectuales europeos, en especial el pensador francés Bernard Henri-Lévy, quien –en estos días de convulsión en Afganistán– cita constantemente a los líderes del FRN en su cuenta de Twitter.

De hecho, el autor de El testamento de Dios, publicó en Paris Match una larga entrevista telefónica con Massoud, en la que el joven líder afgano advirtió que “preferiría morir antes que rendirme”. ‘Rendirse’ es una palabra que no está en mi vocabulario”, le dijo Massoud a Lévy desde las montañas de Panjshir.

Resistencia. Si bien admitió que está dispuesto a negociar con los talibanes –que desde hace semanas vienen amenazando con una ofensiva sobre el valle donde se hacen fuertes los seguidores de Massoud–, el comandante del FRN aseguró que “nuestra resistencia apenas ha comenzado”.

Estar al frente del único bastión geográfico y militar capaz de contener a los talibanes convirtió a Massoud en un elegido de aquellos que se oponen a la salida estadounidense de Afganistán.

Comentando las explosiones que dejaron decenas de muertos en los alrededores del aeropuerto de Kabul, incluyendo 13 soldados norteamericanos, el analista David Sears, un ex Navy Seal con dos estadías en Afganistán, le decía el jueves a la emisora Fox News que “ayudar a Massoud con la resistencia” es uno de los pocos caminos que le quedan al Pentágono “para hacer las cosas bien”.

Massoud y el FRN, añadió el ex comando, podrían ayudar a Estados Unidos a mantener una cabecera en Afganistán mientras se intenta solucionar algunas de las consecuencias desastrosas de la decisión de Biden.

El hijo del León de Panjshir tiene a favor la dura geografía de las montañas de la provincia, ubicada al noroeste de Kabul, cerca de las fronteras con Pakistán y Tajikistán, una región que resultó inexpugnable para los tanques soviéticos y donde ahora se congrega una fuerza compuesta por restos de unidades del ejército regular afgano y milicianos locales.

Por ahora, se trataría de un pequeño ejército de unos 6 mil combatientes, aunque “hay muchas otras personas de muchas otras provincias que están buscando refugio en el valle de Panjshir, que están con nosotros y que no quieren aceptar” un régimen talibán para Afganistán, dijo Massoud.

En una columna que publicó en el Washington Post el 18 de agosto, Massoud escribió que sus fuerzas necesitan “más armas, más municiones y más suministros”, para sumar al arsenal que vienen almacenando desde 2018, cuando comenzaron las negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes.

Ali Nazari, vocero de Massoud, le dijo a la emisora estadounidense Voz de las Américas que el FRN “confía bastante en que podrá mantener la resistencia hasta el invierno, cuando los combates disminuirán y las inclemencias del tiempo estacional detendrán una ofensiva talibana”.

Expertos militares citados por la emisora admitieron que, sin apoyo externo, “es difícil estimar cuánto tiempo Massoud puede mantener a los talibanes fuera” de Pajshir. Puntualmente, el reabastecimiento será muy complicado, teniendo en cuenta que la región no tiene aeropuerto y que, “en teoría, los talibanes ahora rodean el valle”.

Cuando pase el invierno afgano, llegará entonces el momento de ver cuánto le sirvieron a Massoud la amistad con Lévy, los elogios en Fox News y el máster de la Universidad de la City.