La tendencia del voto popular en la Argentina está marcada por la dialéctica orden/caos. El argentino huye del “caos y busca el orden. Pero el contenido de esos conceptos cambia y seguirá cambiando. Alfonsín representó el orden de la democracia y los derechos humanos frente al caos del genocidio militar. En 1988 el orden alfonsinista se transformó en caos y el voto popular argentino apostó por el orden menemista significado en términos de seguridad económica. En diciembre de 2001 aparece el caos con el default de deuda soberana más grande del siglo XX y Duhalde y Kirchner fueron el orden que exigía la sociedad de la época. Nuestra actual presidenta es heredera de un orden que consolida su marido. Herencia que pierde con la “guerra del campo” y coloca a su imagen próxima a la simbología del caos.
¿Cómo se expresa el orden/caos en la Argentina de 2009? En 2009 los argentinos buscamos un nuevo orden que exprese un paradigma de gobernabilidad diferente. El viejo paradigma está asociado a lo peor del peronismo, a una inevitable corrupción y a una alta dosis de prepotencia. Eso hoy es caos. El orden por el cual apuesta el argentino de hoy está asociado a principios éticos y a un gran pragmatismo en la acción. Nada de ideologismos. Principios de no robar y no votar en contra de los pobres. Y pragmatismo que significa “eficiencia” en la gestión de lo público. La corrupción ya no es vista como inevitable garantía de acompañamiento a la gobernabilidad. Nombres como D’Elía, Moyano, Moreno y Kirchner expresan hoy el concepto de caos y el inevitable riesgo de un escenario de violencia social frente a la posibilidad de una derrota electoral.
Es más difícil juzgar quiénes representan en la Argentina de 2009 el concepto del orden. Los nombres de Carrió, Reutemann, Binner y Solá aparecen como los más próximos. Pero dependerá de actitudes de grandeza personal y política que estas proximidades se transformen en realidades y, como tales, reciban el apoyo del voto popular.
*Diputado de la Nación - Coalición Cívica.