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¿LLEGA EL "CAPITALISMO ADMINISTRADO"?

El pacto social de JP Morgan

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Apoyos. Madanes, con Alberto. Paulmann no abandona a Macri. | cedoc

La última emisión del podcast del Financial Times en Spotify se titula “El nuevo rol de las corporaciones en Estados Unidos” (https://spoti.fi/2maAPzt). Está disparado por la carta que hace un mes firmaron los integrantes de la Business Roundtable, una especie de AEA más social yanqui, donde los números uno de las principales compañías del país llaman a repensar el objetivo último que deben tener las empresas: proponen que dejen de apuntar solo a generar plata para los accionistas y pasen a pensar también en el bienestar general. Para contextualizar, el envío recuerda la pelea que hubo entre los hermanos Ford a comienzos del siglo XX cuando uno de ellos planteó aprovechar las ganancias para bajar el precio de los autos y otro decidió hacerle juicio porque se sentía perjudicado.

Lo loco es que al frente de la movida está nada menos que Jamie Dimon, el número uno mundial de JP Morgan, el banco sinónimo del capitalismo financiero, que se ha convertido en la voz que llama a salir de la mirada “inversor-céntrica” para pasar a pensar en el medio ambiente y la comunidad. Es cierto: suena a un humo terrible, nivel Responsabilidad Social Empresaria o sustentabilidad. Hay un punto, sin embargo, para tomar nota. Como dice el experto en desigualdad Branko Milanovic, invitado por Paolo Rocca de Techint hace poco a la Argentina, los más ricos están sintiendo que si no bajan un cambio en la acumulación de ganancias a mediano plazo pueden terminar perjudicados por la reacción de los más pobres. Y tal vez algo de ello exista en la Business Roundtable.

Es cierto también que se trata de planteos del recontra primer mundo que tiene los problemas más básicos ya resueltos, y que acá, que vivimos en el eterno loop dólar-precios, todo suena a guión de serie de Netflix. Pero tal vez Dimon, que es uno de los promotores desde el día uno del endeudamiento frenético del gobierno de Mauricio Macri, pueda sin saberlo devolver algo de las comisiones que embolsó contribuyendo con su planteo para cuando el posible próximo presidente Alberto Fernández siente en una silla a los empresarios para firmar un pacto social por 180 días y les pida que resignen recomposición de márgenes en su gestión. “Miren, lo dice hasta el JP Morgan”, podría tirar.

Por ahora, sin embargo, el ex jefe de Gabinete se nutre más de ideas de Roberto Urquía, el dueño del imperio exportador Aceitera General Deheza. Al visitar C5N el jueves, Fernández resaltó como “un reportaje maravilloso” la entrevista que La Voz del Interior le hizo al también ex senador justicialista del primer kirchnerismo. La verdad, es que ahí hay un sinfín de definiciones de lo que Urquía llama “un capitalismo administrado”. “No es verdad que haya un libre mercado puro, nos están mintiendo”, le dice el empresario al periodista Walter Giannoni.

El mayor productor de aceite del país enumera otras ideas centrales que ¿serán parte del abecedario albertista? Por ejemplo: que se debe volver a subsidiar el consumo de aceite y harina como cuando había un fideicomiso público-privado; que las retenciones deben seguir aunque tal vez a cuenta del Impuesto a las Ganancias; que hay que flexibilizar el plazo de cinco días para liquidar los dólares que fijó Macri; que hace falta un impuesto a la tierra.

O por otro lado, tal vez Fernández pueda tomar ideas del industrial Javier Madanes Quintanilla, que se convirtió hace unos días en el primer empresario de peso en aportar unos $ 900 mil para su campaña. En línea con el JP Morgan, el también dueño de Fate, aseguró esta semana en Corea del Centro por NET: “Hay que plantear un camino distinto en la creación de la renta y cómo se redistribuye esa renta”. Madanes hizo el aporte al Frente de Todos a través del gigante del aluminio Aluar, que es  monitoreado por la Comisión de Defensa de la Competencia por el impacto en la formación de precios.

Macri, en tanto, en un arranque de furia en aquella semana posterior a las PASO que lo dejaron casi knock-out, hizo un aporte de $ 1 millón para su propia campaña, en un gesto de “hay que bancar” que por ahora imitaron algunos productores agropecuarios, que siguen aportando para Juntos por el Cambio, ministros y diputados que también rompieron el chanchito, y un sorprendente empresario chileno. Horst Paulmann, dueño de Cencosud, puso $ 4,5 millones a través de Unicenter. Eso es convicción: las ventas en shoppings y súpers no dejaron de caer en toda la era Cambiemos.