Los 17 minutos de Cristóbal López frente a los periodistas en la puerta de su casa tras ser liberado, además de imperdibles (Lacan sostenía que solo en raros momentos se habla con “palabra plena” y el de enojo puede ser uno de esos momentos), fueron muy incómodos para el periodismo, representado en los movileros allí reunidos que, por falta de preparación económica y jurídica más los pecados originales de parte de los dueños de los medios para quienes trabajan, de interpelantes pasaron a ser interpelados. Cristóbal López utilizó en esencia los mismos argumentos que había expuesto Fabián de Sousa en el reportaje de PERFIL meses antes de ir presos. Sostienen haber hecho lo mismo que muchos de los dueños de medios porque, salvo Clarín, La Nación y Editorial Perfil, los demás no pagaron cargas sociales de su personal y se presentaron durante el kirchnerismo a planes para cancelar con publicidad oficial las deudas por esas cargas sociales impagas.
Y cuando le preguntaron a Cristóbal López por qué compró medios, respondió que por lo mismo que otros empresarios ajenos a los medios lo hicieron, y citó otra vez a las mismas empresas que no son Clarín, La Nación y Editorial Perfil, concentrándose nuevamente sobre América TV por los socios de Daniel Vila: Manzano, hasta hace un año De Narváez, Belocopit y Eurnekian, que quedó con un porcentaje pequeño cuando antes era dueño del 100%. Y sobre Canal 9 en los tiempos de Hadad, a Moneta dejando tácitos a los empresarios que fueron socios de Hadad en los medios que Cristóbal López le compró.
Claro que no es un delito que empresarios ajenos a los medios los compren; sin ir más lejos, en Chile los tres principales canales de televisión son de los dueños de Falabella (Mega), del dueño de bancos, cerveceras y mineras: Luksic (Canal 13), y de Piñera cuando era dueño de LAN y por ser presidente tuvo que venderlo a Turner (Chilevisión). Y lo mismo sucede con uno de los dos principales diarios de Chile, La Tercera, que es del dueño del principal banco privado de Chile, de los supermercados Unimarc y de varios de los principales shoppings: Alvaro Saieh.
Tampoco es un delito que empresarios ajenos a los medios inviertan en ellos sin conducirlos, como hicieron los socios tanto de Daniel Vila como de Daniel Hadad, quienes aceptaron la dirección de estos últimos, que sí dedicaron toda su vida a los medios. Pero siendo ajeno a los medios, no es lo mismo invertir en ellos con un fin egoísta lícito: ganar dinero honradamente, o con un fin altruista: contribuir a la suma de voces y el debate (en la Argentina no hay casos pero sí en las economías más desarrolladas), que hacerlo para buscar protección frente a la Justicia o usarlos como una herramienta de presión o lobby frente a los gobiernos.
Aun reconociéndole a Cristóbal López que muchos otros empresarios hicieron lo mismo que él, lo que no parece calibrar es la cuestión de grado que termina haciendo toda la diferencia. No es lo mismo lo que hizo Manzano, que usufructuó el poder de lobby de América TV para conseguir licencias petroleras, que haberlo aprovechado para no pagar miles de millones de pesos de retención de venta de combustibles (Magnetto cuenta en su libro Así lo viví las veces que Néstor Kirchner trató de seducirlo ofreciéndole licencias petroleras hasta en Venezuela). Como tampoco es lo mismo canjear publicidad oficial por impuestos impagos para financiar el propio medio de comunicación que dejar de pagar impuestos para financiar la compra de otras empresas.
Aun entre quienes hayan aceptado socios censurables o le hayan vendido sus medios a cualquier mejor postor, lo que también hace la diferencia es entre quienes se dedican exclusivamente a los medios y estos son un fin en sí mismos, como Vila y Hadad, y quienes suman medios para otros fines. No es lo mismo Hadad que Szpolski porque finalmente a Hadad lo salva ser periodista y hay límites que nunca cruzará. Quienes no vivieron años en una redacción nunca comprenderán lo que se sienteen ellas.
Dice Cristóbal López que se arrepiente de no haber hablado antes y que irá a todos los programas en vivo que lo inviten a partir del martes próximo. Quienes eran responsables de su comunicación en 2017 sostienen que se cansaron de insistirle en que saliera a hablar con los medios mientras sus abogados y el propio Fabián de Sousa le aconsejaban no hacerlo. Hubo una crítica del dueño de Indalo hacia su abogado al revelar que un amigo le avisó algunos días antes de su detención y que su abogado se reía, no creyéndolo posible. Y de Fabián de Sousa se decía que Cristóbal López ya estaba alejado de él antes de ir presos por hacerlo responsable de la mala idea de comprar medios.
¿Cumplirá su promesa de ir a todos los programas que lo inviten o fue solo un impulso emocional tras haber recuperado su libertad? Quienes lo conocen dicen que estaba mucho más acelerado y agresivo de lo normal, “encendido” por el enojo. Y que si fuera a los medios con ese estado de ánimo, sin un previo “coacheo”, cometerá errores.
Pero quizá Cristóbal López sienta la misma sed de venganza que en la novela de Alejandro Dumas sentía el conde de Montecristo, acusado de ser espía de Napoleón cuando este ya había perdido su poder (el kirchnerismo), y luego de pasar por la prisión volvió para vengarse de quienes lo habían traicionado. Montecristo es el nombre de la isla donde estaba enterrado el tesoro con el cual financió su venganza, que justamente era equivalente a 14 mil millones, en su caso de dólares, y de pesos en el de la deuda de Cristóbal López con la AFIP.
Cuentan que Cristóbal López se siente traicionado por Tinelli y Hadad y, habiendo ya atravesado la prisión, liberado de temores, quiere reasumir al frente de sus empresas y cobrarse otro tipo de deudas.
Al igual que Editorial Perfil hizo pública la oferta que le envió a Cristóbal López de compra de sus medios antes de formalizar su traspaso a Rosner, ahora informa que le solicitó hacer el martes el primer reportaje en vivo en Perfil.com por streaming.