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El regreso de los importados

Ahora que buena parte del mundo occidental entró en crisis, y el contexto internacional dejó de ser tan favorable, se hacen visibles algunos efectos sobre la economía argentina y, dentro de ella, sobre la industria del libro.

Tomas150
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Ahora que buena parte del mundo occidental entró en crisis, y el contexto internacional dejó de ser tan favorable, se hacen visibles algunos efectos sobre la economía argentina y, dentro de ella, sobre la industria del libro. La inflación disparó el precio de insumos como el papel, en mayor medida importado, y esto se trasladó directamente al precio de los libros. De hecho, es difícil encontrar hoy títulos que permanezcan por debajo de la línea de los cuarenta pesos, y no es extraño ver ejemplares cuyo valor, a pesar de la apariencia externa, supera holgadamente la barrera de los cien. En este marco, de a poco pero de manera cada vez más sostenida, vuelven a aparecer en las mesas de novedades (luego de casi siete años de ausencia) los libros importados, y aumenta el número de sellos extranjeros que se animan a exportar a un mercado como el argentino, muy pequeño en comparación, pero con un público lector fiel.

La editorial de la Universidad Diego Portales de Chile se prepara para desembarcar en la Argentina parte de su catálogo editorial, de una calidad extraordinaria. Además del libro de entrevistas con Roberto Bolaño (Bolaño por sí mismo), y los textos críticos de Ignacio Echevarría y Jorge Edwards, la Diego Portales viene publicando las obras de Nicanor Parra y Enrique Lihn, y editó recientemente los Textos sobre arte de Lihn y el primer tomo de las Crónicas reunidas de Joaquín Edwards Bello. Otro sello que comenzó a distribuir sus títulos en el país es 451. Al igual que otras editoriales independientes españolas –como Caballo de Troya, de Random House–, 451 cuenta con el aval de un importante grupo, pero ese financiamiento no influye en el diseño de su catálogo, que pretende dirigirse “a los lectores más ambiciosos, a los que buscan otra literatura, a los que acaban de descubrir el placer de la lectura y necesitan más”, según se explica en el texto de presentación de su página web.

El fondo editorial de 451 tiene cuatro colecciones, y dentro de una de ellas, que busca reversionar ciertos clásicos de la literatura universal, contrataron a Rodolfo Fogwill, Sergio Bizzio y Daniel Guebel para escribir sus interpretaciones del Martín Fierro. La relación con la Argentina parece ser estrecha, ya que también aparecen títulos como El desierto y su semilla, de Jorge Barón Biza, y Operación masacre, de Rodolfo Walsh. Entre los primeros ejemplares que pueden conseguirse en librerías hay libros de Elia Barceló, Enrique Prochazka y Berta Tabor. De Thornton Wilder, autor de El puente de San Luis Rey, 451 editó La mujer de Andros. Suele señalarse que Wilder (1897-1975) fue un autor que logró “fusionar lo tradicional con lo moderno, a la vez que exploraba los sentidos de lo cósmico en lo cotidiano”. Algo de esa voluntad se deja ver en La mujer de Andros, nouvelle de una extraña belleza, que pivotea entre la representación del ideario moral griego y, al mismo tiempo, el espíritu de la mejor literatura existencialista.

Pero volvamos al principio de esta columna: ¿qué sucederá con la industria del libro local, si la inflación continúa en aumento? Las editoriales independientes serán las primeras afectadas. ¿Habrá algún plan oficial para evitar su extinción? Por otro lado, es probable que aumente la afluencia de ejemplares importados. Así, se le imprimirá al mercado una dinámica paradójica: habrá, sin dudas, una mayor y mejor oferta de libros. Pero será cada vez menos la gente con posibilidad de acceder a ellos.