COLUMNISTAS
Relaciones

El rol estratégico de Japón

091125_malasia_asean_47_myasean_g
Malasia. 47° Conferencia Anual de los Jefes de Gobierno de la Asean, en Kuala Lumpur. | MyASEAN

La semana pasada, entre el 26 y el 28 de octubre, tuvo lugar en Kuala Lumpur, capital de Malasia, la 47° Conferencia Anual de los Jefes de Gobierno de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (Asean), y en Busan, Corea del Sur, la de la APEC (el foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico).

El primer grupo fue constituido en 1967 por cinco países: Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia. En 1984 se unió Brunei y en 1995 Vietnam. A ellos se agregaron Laos y Myanmar en 1997 y Camboya (el décimo miembro) en 1999. Es claro que en sus inicios reunía a países aliados de Estados Unidos en la Guerra Fría. Con la caída del comunismo, sumó a los que abandonaron esta ideología, extendiéndose las relaciones de Estados Unidos en esta parte de Asia. Los países de la Asean son un motor de crecimiento cada vez más marcado, en un contexto donde China primero e India después han sido sucesivos motores de crecimiento asiático.

La APEC está integrada por estos diez países, más once que también tienen costa sobre el Pacífico, entre los que se encuentran Estados Unidos, China, Australia y tres de América Latina: México, Chile y Colombia.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

En estas Cumbres los temas comerciales fueron centrales. Donald Trump, en una muestra más de su diplomacia personal, visitó la región en paralelo a la Cumbre, aunque no participó de ella. Tras recorrer Kuala Lumpur, firmó un tratado de comercio con tres de los diez países: Camboya, Tailandia y Malasia, a los que otorgó bajos aranceles. Trump no dejó a un lado el factor estratégico militar. Confirmando su pretendido rol de “pacificador global”, presidió la firma de un tratado gestado por la diplomacia estadounidense, para lograr un cese del fuego entre Tailandia y Camboya, que puso fin a un enfrentamiento militar en la frontera entre los dos países. Esta es una de las diez guerras que Trump dice haber terminado en menos de un año de gobierno.

El paso más importante de Trump en la región en términos estratégicos fue el encuentro con la nueva primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, quien asumió el poder el 21 de octubre. Antes de cumplir una semana de gobierno recibió a Trump en Tokyo. La visión estratégica de esta mujer de 64 años –la primera en ocupar este cargo en Japón– es distinta a la de sus predecesores, aunque ella proviene del mismo partido, el PLD, que gobernó más del 90% del tiempo desde 1950, cuando Japón normalizó sus instituciones tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial. Es un partido moderado de centroderecha que ha mantenido la política de alianza con Estados Unidos, pero de desarrollo militar limitado, como establece su Constitución.

La actual primera ministra pertenece al ala nacionalista y derechista del partido. Es partidaria del rearme de Japón y en términos económicos impulsa una política agresiva en cuanto a emisión e inversión para reactivar la economía. En su carrera política tuvo el apoyo del exprimer ministro Shinzo Abe, cuya política económica seguía esta orientación y era conocida como el ABC (fue asesinado tras dejar el cargo). Propone una política más dura frente a China y más cercana a los Estados Unidos. En lo energético es partidaria que Japón retome el desarrollo nuclear, suspendido años atrás por el desastre de Fukushima. Es una líder ideal para dialogar y acordar con Trump.

El encuentro entre Takaichi y Trump en Tokyo fue muy productivo y un comunicado de la Casa Blanca así lo confirmó. Planteó que ambos países, a través de políticas económicas e inversiones coordinadas, buscarán “acelerar mercados diversificados, líquidos y justos” para la industria minera. Los dos países acordaron “asegurar” el suministro de minerales críticos y tierras raras, tema prioritario de Trump en las relaciones internacionales estadounidenses. El presidente republicano busca quebrar el dominio casi total de China en el control de este último recurso, recientemente endurecido en el marco del conflicto comercial entre Washington y Beijing. El comunicado oficial también dice que “el objetivo del acuerdo es asistir a ambos países en lograr la resiliencia y la seguridad de las cadenas de suministros de minerales críticas y tierras raras”.

Agrega a su vez que Estados Unidos y Japón “identificarán conjuntamente proyectos de interés para abordar las brechas en las cadenas de suministro de minerales críticos y tierras raras, incluidos productos derivados como imanes permanentes, baterías, catalizadores y materiales ópticos”. La primera ministra manifestó su voluntad de lograr “una nueva era dorada de la alianza Japón-Estados Unidos, donde ambos países vuelvan a ser más fuertes y prósperos”. Por su parte, Trump dijo: “Haremos todo lo que podamos para ayudar a Japón y harán un trabajo fantástico y tendremos una relación fantástica”. Como gesto político, el presidente estadounidense recibió a familiares de trece japoneses secuestrados por Corea del Norte en 2002, antes de iniciar su viaje a Corea del Sur.

Japón comienza a sumar a su rol de potencia económica el de estratégica.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.