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el ECONOMISTA DE LA SEMANA

Elecciones, Cedin y reservas

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El título de esta nota parece un popurrí de temas, pero están todos íntimamente relacionados. Es claro que la economía tiene impacto en las elecciones, eso pasa en la Argentina y en el mundo, y durante las elecciones primarias no será la excepción.
El Gobierno se juega su futuro post 2015 en esta elección, por lo tanto va a tratar de lograr que la economía lo ayude todo lo posible, sin evaluar las consecuencias que tengan las medidas actuales en el mediano plazo (es decir, luego de octubre).

Elecciones. Ya sabemos que el objetivo de corto plazo sigue siendo incrementar el consumo como método para darle movimiento a la economía y llegar a las elecciones con el mejor humor social posible. Es por ello que el Gobierno cuenta ahora con los aumentos de las paritarias, con el aguinaldo, con el incremento de las asignaciones universales, con el subsidio al transporte de media y larga distancia, entre otros.
Por lo tanto, la cantidad de pesos que van a ir circulando en la economía seguirá creciendo, como ya puede verse el billete de Roca cuya serie comienza con AA. No obstante, el consumo en pesos no alcanza a todas las actividades, ya que algunas –como la inmobiliaria, por ejemplo– necesitan de otro empuje.
Es decir, la emisión de pesos ya empieza a encontrar sus límites que es la no aceptación de muchos argentinos de realizar transacciones en pesos. Por lo tanto, emitir más no mueve el amperímetro en algunos sectores.

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Cedin. El problema de los dólares es que a la gente le cuesta desprenderse de ellos, mientras sigue la compulsión por deshacerse de algunos pesos. La situación, por lo tanto, es gente queriendo deshacerse de los pesos, mientras se niega a aceptar pesos para vender algunos activos.
Entonces se inventa un puente entre los pesos y los dólares, ese puente se llama Cedin. Un nuevo papel color verde que tiene como única garantía de confianza que en algún momento se puedan convertir en dólares verdaderos.
Por supuesto, para hacerlo tentador y que no muera de inmediato, es decir que se haga una sola transacción y que se conviertan a dólares inmediatamente, hay que otorgarles todas las características de una cuasimoneda, siendo una de las principales que tengan ventajas impositivas. Por ejemplo, el Cedin no paga impuesto a las transacciones financieras, y se encuentran en evaluación otro tipo de ventajas impositivas prontas a definir.
¿Cuál es el único objetivo del Cedin? Incrementar el consumo interno en actividades no reactivables en pesos.
La pregunta es ¿hasta cuándo durarán los Cedin?
En principio, hasta octubre, porque después veremos qué capacidad y voluntad de pago habrá por parte del Gobierno de devolver dólares contantes y sonantes contra los Cedin.
Lo cierto es que en una población mayoritariamente muy poco sofisticada financieramente, resulta difícil que un instrumento como ese cuente con una aceptación masiva. Los únicos que utilizarán los Cedin serán aquellos (personas o empresas) con amplio manejo de finanzas y que tienen gran liquidez para recibirlos y pasarlos rápidamente.
El Cedin va a ser negocio para aquellos que lo utilicen en transacciones inmediatas, no obstante, como toda cuasimoneda, a medida que pase el tiempo va a ir perdiendo valor hasta que los más arriesgados lo comprarán a un precio bajo, con grandes potenciales ganancias pero con el riesgo de que nunca puedan convertirlos en dólares.
Para hacer una comparación, el principal problema de los Cedin es el mismo que el del peso de la convertibilidad. Que su valor reside en la credibilidad que se le tenga al Gobierno de cumplir con su promesa de cambiarlos por dólares billetes, es decir, la voluntad de pago.
Pero no sólo eso, sino que hay que evaluar la capacidad de pago, dado que su garantía final no es el fondo fiduciario de los dólares que van a entrar, sino las reservas del BCRA, que continúan cayendo día a día, tanto por ciertos problemas internos que van a continuar existiendo (déficit energético y déficit turístico) o por problemas externos como la caída del valor del oro.
Es decir que la garantía de pagar contra reservas es una capacidad de pago que se va resintiendo lenta pero sistemáticamente.
No se puede asegurar cuál será el destino final de los Cedin, nadie está muy seguro al respecto, pero claramente como su sustento es el mismo al de cualquier cuasimoneda, es seguro que su vida se irá agotando con el tiempo. La velocidad a la que lo haga y lo que pase con las últimas personas que intenten cambiar los Cedin por dólares son la intriga sobre su destino, no su tendencia a desaparecer.
Hay que recordar que los mismos que no defienden el valor del peso serán los responsables de defender el valor de los Cedin. Un desafío sin buenos antecedentes.

Reservas. Finalmente, como todo en la vida, los costos los termina pagando alguien. Nunca olvidemos que en economía las cosas nunca son gratuitas. Esto no es la excepción. Las reservas del BCRA continúan su frenética baja porque tienen que financiar el mayor consumo en general, con fuerte énfasis en el déficit energético, el déficit turístico y el déficit del sector automotor.
La cantidad de dólares que se usa para mantener este nivel de actividad económica no es sustentable en el tiempo, pero alcanza para llegar a octubre. Por lo tanto, si bien el Gobierno muchas veces se jactó de tener sobradas reservas del BCRA, como también se jactaba de la Corte Suprema de Justicia que había nombrado, ahora reniega de ambos.
Pareciera que a las reservas ya no valen la pena sostenerlas, sino que hay que usarlas. Y eso está haciendo el Gobierno.
Octubre y después…
Después de octubre comienza otra película. Porque el Gobierno va a tener menos poder político que el que tiene ahora. Cuánto no se sabe, pero será menor.
Y desde la economía deberá resolver algunas cuestiones adicionales como consecuencia de las decisiones que está tomando ahora.
Es insostenible seguir con este drenaje de reservas y con la emisión de pesos y un déficit del sector público creciente. El problema es que para volver a ordenar el rumbo económico se va a necesitar replantear el contexto macroeconómico. Y eso, claramente, no está en condiciones de hacerlo el actual equipo económico.
Más allá de su heterogeneidad en concepciones ideológicas, el principal problema del equipo económico es su baja credibilidad en poder gestionar las correcciones que se deberán hacer.
Seguir prohibiendo las exportaciones de harina y poner recetas de pan casero en la web, no solucionan el problema de fondo que es la producción de trigo. Más bien lo agravan, porque nadie toma el problema en serio.
Por lo tanto, elecciones implican más pesos y los Cedin en la calle. Pero también implican menos reservas y ninguna solución de fondo hasta octubre. Ahora bien, en octubre empieza otra película en la que el resultado electoral tendrá mucho que ver.
En el medio, como siempre, hay que aprovechar las oportunidades que se puedan presentar y seguir de cerca las elecciones. Hoy, el largo plazo, es octubre.