Tras los resultados electorales del domingo 12 de septiembre, día en que se celebraron las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) el oficialista Frente de Todos (FdT) perdió el norte, el sur, el este y el oeste. La derrota del frente oficialista fue contundente, y si los resultados se mantienen en las elecciones legislativas generales que se llevarán a cabo el 14 de noviembre, el gobierno perderá el control en el Congreso (ya no contará con mayoría absoluta en la Cámara Alta ni representará a la primera minoría en la Cámara Baja).
La derrota que más dolió y más dañó al FdT fue donde se disputa la llamada “madre de todas las batallas (electorales)”, en la Provincia de Buenos Aires, donde la precandidata a diputada nacional oficialista Victoria Tolosa Paz obtuvo 33,60% de los votos, frente a la oposición Juntos, que sumando los votos de sus precandidatos que competían en la interna, lograron obtener 37,9% de apoyo electoral (22,80% de votos para Diego Santilli del PRO y 15,10 para Facundo Manes de la UCR).
¿Por qué tanto nerviosismo frente a una elección de medio término?
Se me ocurren algunas respuestas: en primer lugar, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) armó una coalición de gobierno bajo la fórmula Alberto Fernández- Cristina Fernández de Kirchner, y este gesto nunca pareció responder a simpatías con el ex jefe de gabinete, ya que es de público conocimiento el histórico mal vínculo entre ambos. Sin embargo, esta coalición tan disonante tuvo una gran razón de ser: la situación judicial apremiante de CFK, la necesidad de lograr fueros y posteriormente, llevar adelante una reforma de la Justicia que le permita quedar libre de culpas y cargos (de las 10 causas que involucraban a CFK, dos de estas, Hotesur y los Sauces, ponen en riesgo la libertad de la actual vicepresidenta, hijo e hija). Por tal motivo, en las vísperas de las elecciones presidenciales de 2019, la necesidad de Cristina de que el kirchnerismo superara el umbral de +-30% de voto cautivo, fue cardinal. Y un peronista “moderado” podía atraer votantes que querían “peronismo sin tanta Cristina”, así, cerca de un 18% de peronistas no cristinistas llevaron a Alberto Fernández a la presidencia. La libertad de Cristina y familia sigue dependiendo en gran medida de una reforma de la Justicia, y para esto no alcanza con dirigir el Ejecutivo, es necesario controlar también el Congreso de la Nación, para que lo que deba reformarse se reforme con rapidez.
Por otra parte, tanto oficialismo como oposición comenzaron sin disimulo la carrera hacia las presidenciales, a celebrarse recién en dos años; ambos espacios políticos están convencidos que aquello que resulte de la elección de medio término configurará el éxito o la derrota en las urnas en 2023. Con frecuencia una elección legislativa representa un primer paso con vistas a las presidenciales, ya que opera como un buen termómetro para medir las preferencias del electorado. Sin embargo, en Argentina en dos años puede ocurrir un mundo de situaciones. Durante la campaña para las PASO, el FdT mantuvo enorme cohesión y se mostró súper unido “hasta que las urnas los separe”. Y vaya si los separó; un fracaso electoral llevó a que el ala kirchnerista de la coalición se enfrente intempestivamente al albertismo. Así, apenas sucedieron las PASO con un resultado muy desalentador para el oficialismo, una enorme cantidad de funcionarios kirchneristas enviaron sus renuncias al presidente restándole apoyo y autoridad, CFK escribió una carta donde dejaba en claro que el albertismo definitivamente no funciona, y una diputada nacional ultra cristinista, Fernanda Vallejos, dejó bien clarito que el “enfermo, mequetrefe y okupa” nos estaba gobernando horriblemente. Todo esto pasó en el correr de cuatro días. Dos años es un montón…
Coaliciones en Argentina: la culpa siempre es del otro
Aquí y ahora: la presión de CFK para que Alberto arme un gabinete más cristinista y menos albertista cosechó sus frutos. Así, un presidente que entre lunes, martes y miércoles manifestó “yo mando”, entre jueves y viernes volvió a decir “manda ella”.
Alberto repitió el día lunes, martes y miércoles que el incondicional jefe de gabinete, Santiago Cafiero, no sería removido de su posición. Para el viernes ya nos informaron que el nuevo jefe de gabinete es el que CFK propuso e impuso, Juan Manzur. Por su parte Cafiero fue traslado al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. La súper albertista Sabina Frederic, tuvo también que abandonar el ministerio de seguridad y su lugar fue ocupado por el ultra cristinista Aníbal Fernández. El siempre kirchnerista Daniel Filmus pasó a ocupar el Ministerio de Ciencia y Tecnología; el exministro de Agricultura designado por Cristina en 2009, Julián Domínguez, ya mismo pasó a ocupar el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. El cristinista Tristán Bauer sigue ocupando el Ministerio de Cultura; Martín Soria fue designado como Ministro de Justicia en lugar de Marcela Losardo; el ultra kirchnerista Juan Cabandié continúa ocupando el cargo de Ministro de Ambiente y Desarrollo sostenible. Nicolás Trotta cedió su cargo a Jaime Perszik en la cartera de Educación. Juan Ross ya pasó a ser el nuevo vocero presidencial, luego de que CFK haya manifestado de puño y letra que Juan Pablo Biondi era un “operador” que jugaba en su contra. Y afuera el operador. Wado de Pedro, el precursor de la cadena de renuncias promovidas por Cristina, finalmente permanecerá en su lugar ocupando el Ministerio del Interior. Martín Guzman, finalmente aprobado por CFK como Ministro de Economía, aun ocupa dicha cartera. El resto de los cargos siguen en discusión.
Mientras tanto, el presidente de la UCR y candidato a senador nacional, Alfredo Cornejo, se expresó a través de Twitter manifestando “… Cristina lo hizo otra vez, impuso los nombres y la política al gobierno de Alberto Fernández”. El jefe de interbloque de diputados de Juntos por el Cambio (JxC), Mario Negri expresó “la accionista mayoritaria sigue siendo la vicepresidenta”. La presidenta del Pro, Patricia Bullrich también manifestó su repudio a los nuevos nombramientos digitados por CFK. Miguel Angel Pichetto twitteó “avance de la vicepresidenta y del Vaticano”.
De cara a las elecciones generales del 14 de noviembre, la oposición debe seguir trabajando, poquito, para mantener los números que la dieron ganadora en las PASO; respecto a su campaña, por ahora, nada para hacer, viene impecablemente dirigida por el oficialista FdT.
*Politóloga y Profesora (UBA)
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