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chirolas

Elige tu propia ilusión

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En nombre de la verdad, de una verdad grande, algo así como la libertad y la verdad, en una amalgama rubricada por el halo de “lo democrático”, el Gobierno va ahora por la Afsca y contra la Ley de Medios. El miércoles, un tuit de La Nación instaba a la gente a manifestarse alrededor de esta pregunta: “¿Estás de acuerdo con la decisión del Gobierno de intervenir la Afsca?”. Es lo mismo que preguntar: “¿Estás de acuerdo con infringir una ley que fue votada por el Congreso?”. A lo mejor, si estás de acuerdo, también es posible que La Nación sea tu diario y que creas en sus noticias y que estés de acuerdo con reprimir a los trabajadores de Cresta Roja o con acusar a Venezuela de juzgar a sus golpistas con bazookas, incendiarios de universidades. Y lo harás en nombre de una verdad que abrazarás como la tuya; jamás presumirás de ser uno de los malos. Tendrás otras retóricas, otras poéticas, y el malo será el otro.
Fue Nietzsche quien dijo lo siguiente: “¿Qué es la verdad? Un ejército movible de metáforas, metonimias, antropomorfismos; en suma, un conjunto de relaciones humanas que, ennoblecidas y adornadas por la retórica y la poética, a consecuencia de un largo uso fijado por un pueblo, nos parecen canónicas y obligatorias; las verdades son ilusiones de las cuales se han olvidado que son metáforas que paulatinamente pierden su utilidad y su fuerza, monedas que pierden el troquelado y ya no pueden ser consideradas más que como metal, no como tales monedas”.
El poder de las metáforas es enorme, ya que es lo que convierte los pedazos de níquel en monedas. No en vano se ha desatado esta guerra por la posesión de la verdad y el campo de batalla ya no es la realidad sino los medios. Patricia Bullrich no se mueve hasta Riccheri para comprobar lo que está pasando sino que va a América TV: es el camino más rápido para retroquelar sus chapitas y hacernos comprar con ellas una verdad de pacotilla. Si el modelo anterior les hacía agua, éste ya está sepultado en la peor sima: ¿cómo pueden esgrimir que vaya contra la ley cortar la ruta y en cambio sea legal nombrar jueces por decreto o canjear un código votado ejemplarmente para que Clarín haga sus negocios? ¿Cómo puede Bullrich aducir que River debe volver de Japón y necesita de una Ezeiza despejada? ¿Cómo puede omitir –en esa verdad flaca y tarada– que los obreros de Cresta Roja necesitan techo y comida y respeto y un futuro?
Cabe hacer frente y denunciar la puerilidad de estos argumentos (que poco y nada tienen que ver con la democracia que pregonan) pero también restablecer con nuevas metáforas las ideas primigenias: no hay igualdad ante la ley para un trabajador que lo ha perdido todo en un plan sistemático para hacer pagar más a los que menos tienen. Es razonable que se manifieste con contundencia. No nos confundan con chirolas. Y de ser posible, métanse los $ 400 en el culo.