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caramelos de limon

En busca de los votantes hipotecarios

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Macri a treinta años. El Presidente, al anunciar las nuevas líneas de la banca pública. | Presidencia
Después de cada una de las giras de Mauricio Macri, por España, Holanda y ahora los EE.UU., flota en el aire la misma pregunta: ¿sirven para algo? Un cómputo poroto por poroto, en lo que fueron los últimos meses, no arroja, a primera vista, grandes resultados cuando se ven las magras cifras de inversiones extranjeras, el vector por donde apuesta a despegar el “nuevo modelo”.

Las contradictorias cifras que se conocieron la semana pasada de repunte de la construcción y de nuevas caídas, aunque estabilizadas, en la industria alentaron algunas perspectivas positivas sin contar con ese flujo de fondos a la actividad económica. Incluso cuando se abra, a partir de mañana, el mercado de los limones, tampoco moverá mucho la aguja. Curiosa conquista del mercado yanqui, que, sin embargo, tiene trabado y complicado el ingreso de biodiesel merced al lobby de productores norteamericanos. El año pasado se importaron US$ 1.138 millones del combustible, mientras que las colocaciones del cítrico podrían llegar a ser de unas decenas de millones. Pero conquistas son conquistas, y más aún en los tiempos que corren, con incertidumbres y elecciones.

Si la construcción fue la cara alentadora, las malas nuevas vinieron junto con los datos fiscales, apenas salvados por los ingresos extraordinarios de las multas del blanqueo. Las cifras del déficit alteran más a los analistas privados que al Gobierno. Pero pone nerviosos a todos: sin reducir el gasto –razonan–, la inflación será incontrolable incluso si Sturzenegger logra domarla a fuerza de tasas.

Pero en las últimas semanas surgió una corriente de analistas que hace un punto en los desequilibrios y asegura que podrían matar las expectativas de recuperación y espantar a las inversiones comprometidas.

Aquí es donde tienen lugar algunos cálculos y donde la gira de Macri cobró más sentido y oportunidad. La cabeza de uno de los mayores fondos de inversión que opera en el país lo razona mirando a la política, y a través de los ojos de sus clientes: “En el exterior ya compraron la idea de la Argentina de Macri, su hoja de ruta macro. No los inquieta el déficit o puntos más o menos de inflación. Que se muestre y se junte es muy importante porque las decisiones finales siempre las toman los CEO, personalmente. Su idea propia es fundamental”.

A los ansiosos de ver inversiones demoradas, este alto ejecutivo los calma mirando a octubre: “Después de las elecciones ahí se verá el desembarco de inversiones internacional. Por ahora, los grandes deals de empresas (en el primer trimestre de este año ya superan 700% en volumen de dólares a lo que se cerró el año pasado) fue entre firmas dentro del mercado. Los inversores fuertes de afuera vienen trabajando, pero también esperan los resultados de octubre”. ¿Qué esperan? “Lo que no quieren ver más es al kirchnerismo. Y salvo una derrota catastrófica de Cambiemos en las legislativas, no es lo que el mercado ni el Gobierno prevén, no es un escenario posible. Nadie espera, ahora, ese resultado en las elecciones, pero quieren asegurarse de que no se reviertan políticas”, asegura.

Efectivamente, a pesar de la caída de imagen por la inflación persistente, y tal vez a tono con la reciente recuperación parcial en las encuestas, ningún analista pronostica una debacle. El Gobierno sigue contando con que prospere una incipiente “sensación térmica de reactivación”. Antes, deberían aparecer buenos números de inflación para sensibilizar a carteras y bolsillos del votante. Pero también para apuntalar la reputación del sistema de metas de inflación a cargo del Banco Central, aunque este año no logre el objetivo por algunos puntos. Un último as: ¿estará el Gobierno dispuesto a postergar el cronograma de aumento de algunas tarifas para acercarse a las metas de inflación? Queda pendiente para este año la última actualización de gas (24%), agua y luego transporte (colectivo, trenes). ¿Se atreverá? Algunos banqueros no lo ven tan descabellado.

Actividad y votos. Como se indicó, el repunte de la construcción, asociado a la reactivación de la obra pública, es un buen síntoma en ese sentido. El Gobierno también espera efectos palpables hacia fines de año de los nuevos créditos hipotecarios. Como lo indicó en PERFIl Jairo Straccia, el Gobierno parte de la base de un efecto multiplicador de la conversión del inquilino a propietario, y cuenta con ese despegue psicológico. Por lo pronto, los bancos dejaron de hacer publicidad por las cantidades de clientes que demandan ya los préstamos actualizados con la UVA, y temen ver desbordada su capacidad operativa. El Banco Nación está abriendo oficinas especiales.

Tres bancos consultados por PERFIL coincidieron en el perfil de los solicitantes: tienen entre 35 y 40 años y piden en promedio $ 1,2 millón para financiar aproximadamente el 60% de la compra. El Ciudad detectó que el 90% se reparte por mitades entre inquilinos y jóvenes que viven con sus padres.

Ya se ha especulado con el voto UVA, el de aquellos que, después de años de sequía, podrían acceder a su vivienda a través de créditos hipotecarios. ¿Hay allí un público cuyo corazón Cambiemos podría conquistar del mismo modo que Menem lo hizo con el acceso al dólar y los importados o el kirchnerismo con las 12 cuotas sin interés?
Fabio Rodríguez, de M&R y Asociados, cree que habría un efecto más de fidelización que de conquista. De acuerdo con sus últimos sondeos de opinión, divididos por edades, la peor imagen del Gobierno se concentra en los jóvenes de entre 18 a 29 años. La mejor, entre las personas que tienen entre 50 y 64 años. En cambio, la franja de 30 a 49 años tiene una opinión regular sobre la gestión de Macri. “Si hubiera una traslación, se lograría fidelizar y captar en la franja de 30 a 49 años, con estudios secundario y universitario, e ingresos formales”, opina Rodríguez. Para los más jóvenes y de menos recursos, existe el Procrear.