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En juego, el futuro de Sudamérica

Venezuela cruje, está conmovida. Mañana nuevamente se vota. Hugo Chávez vuelve a poner en manos de la voluntad popular su suerte y la del proceso bolivariano que encabeza.

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Venezuela cruje, está conmovida. Mañana nuevamente se vota. Hugo Chávez vuelve a poner en manos de la voluntad popular su suerte y la del proceso bolivariano que encabeza. Con otra reforma constitucional, pretende remover los obstáculos para que Venezuela pueda avanzar en la construcción del “socialismo del siglo XXI”.
Algunos de los temas que propone, expresan la voluntad de desmontar la superestructura que sostiene la reproducción capitalista; consolidar la democracia participativa y protagónica, superando limitaciones de las formas representativas; sentar las bases de un distinto modo de producción, con nuevas formas de propiedad y la democratización del capital que permita el control del poder popular en la producción y distribución de bienes y servicios.
Se pretende, al revés de lo que ocurrió cuando no logramos construir la unidad de nuestras naciones, que la Constitución sea a la medida de nuestros pueblos. Nuestros procesos independentistas, desarrollados durante el siglo XIX, estuvieron caracterizados por una fuerte influencia de la cultura e institucionalidad europea y norteamericana. Ese trasvasamiento realizado con escaso respeto por nuestra realidad lugareña derivó en un sistema dominado por Inglaterra, la potencia marítima e industrial de aquellos tiempos. El resultado fue la fragmentación de nuestra región, el sometimiento a esos intereses dominantes y la puesta en vigencia de sistemas institucionales calcados de otros pueblos pero sin verificar su adaptación a nuestras realidades. Desde hace algunos años, algunos pueblos han comenzado a desplegar acciones orientadas hacia una segunda y definitiva Independencia. Esos procesos se suelen nominar como constituyentes en oposición al constituido actual; también suelen reconocerse como procesos fundacionales u originarios. La Venezuela de Hugo Chávez, la Bolivia encabezada por Evo Morales y ahora el Ecuador, bajo el liderazgo de Rafael Correa, tratan de recorrer esos caminos, procurando establecer reglas de juego donde se reconozca al poder social emergente de las nuevas realidades. Mañana en las urnas de Venezuela, al igual que en las calles y rutas de Bolivia y en la Constituyente de Ecuador, se juega el futuro no sólo de esos países sino de todos los pueblos sudamericanos.
*Montonero, miembro del consejo de redacción de la revista Questión Latinoamericana.