La salud de la Presidenta, afortunadamente, evoluciona muy bien. De no mediar imponderables, su regreso al ejercicio pleno del poder es un hecho. Tal como adelantáramos en esta columna, durante la última semana se puso en práctica un plan de paulatino contacto de Cristina Fernández de Kirchner con algunos aspectos de la realidad. Supo el resultado de las elecciones y dio órdenes. Le tocó cumplirlas a Amado Boudou quien, el domingo por la noche, pareció revivir su antigua condición de disc jockey para animar un festejo que tuvo aires de un grotesco. Experimentó también Fernández de Kirchner la alegría de conocer por adelantado el ansiado fallo de la Corte Suprema, que declaró la constitucionalidad de la Ley de Medios con la que el Gobierno busca destruir a Clarín.
El cerco sobre la jefa de Estado sigue siendo férreo. Además de su familia, hablan con ella el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Inteligencia, Héctor Icazuriaga. El doctor Facundo Manes la visita casi a diario y está a cargo no sólo de los controles neurológicos sino que, por estas horas, debe estar trabajando intensamente con la paciente acerca de la mejor manera de enfrentar el estrés, tema clave para su vida presente y futura.
Al respecto es ilustrativo lo que, al hablar durante el acto del 14 de enero de 2009, dijo Fernández de Kirchner sobre los consejos médicos recibidos luego de haber sufrido una severa lipotimia que la obligó a un reposo de una semana: “La verdad que cuando uno lee que tiene que descansar o hacer tal cosa, quiero contarles que cuando uno es presidente o presidenta de la República, lo es los 365 días del año, las 24 horas, y podés estar mirando televisión (…) y estar enganchada con una película que te remite a lo que es la gestión. Entonces, eso del descanso o desenchufarse –además yo soy muy enchufada–… yo soy Presidenta los 365 días del año y eso repercute en la salud”.
En esa conferencia, la jefa de Estado reveló que en 1982 sufrió un grave accidente automovilístico como consecuencia del cual tuvo una pérdida de conocimiento que, seguramente, debe haber sido secuelar a un traumatismo de cráneo. El dato, desconocido para muchos, cobra importancia porque, con el correr de los años, muchas veces esos traumatismos pueden producir trastornos tróficos del tejido cerebral que, entre otras cosas, generan un aumento de la fragilidad capilar, que es un factor predisponente para las hemorragias intracraneanas. De estar presente ese fenómeno trófico, debería aparecer en las tomografías computadas de cerebro que le realizaron.
La afección cardíaca –bloqueo de rama izquierda– de la jefa de Estado ha sido fuente de un rumor que ha persistido: la posible colocación de un marcapasos. La verdad es que, a pesar de no haber sido descartada por completo, esa alternativa es considerada hoy mucho más improbable que hace diez días. Por supuesto que las cosas en medicina son dinámicas: lo que hoy no es necesario puede serlo mañana. De todas formas, hay que señalar que la colocación de un marcapasos no significa ningún riesgo serio ni ninguna limitación para la vida normal de una persona.
Más allá de la salud. En la semana que pasó, la Corte Suprema se pronunció y dijo claramente que la Ley de Medios es constitucional. Uno de los ministros del alto cuerpo le confesó a un amigo de la vida que el fallo estaba redactado desde hacía algunos meses. Ese fallo, que debe ser acatado, tiene disposiciones tanto para Clarín como para el Gobierno. Se ha abierto, pues, la discusión sobre su aplicación, que señala como condiciones para su cumplimiento que la Afsca sea un organismo independiente, que haya una distribución equitativa de la publicidad oficial y que los medios estatales sean públicos y no agentes de propaganda del Gobierno. Como es evidente, ninguna de esas tres condiciones se cumple. No por nada –y en una declaración llamativa– tanto el presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, como uno de sus ministros, Eugenio Zaffaroni, han dicho que esto no ha terminado. Habrá nuevas batallas en el marco de esta guerra interminable.
Más allá de esto, es claro que la Corte le hizo un gran favor político al Gobierno. Qué la llevó a eso es una pregunta que algún día responderá la historia. El impacto de la noticia cambió la agenda política de esas horas y la desvió del tema central de la semana: la derrota electoral que sufrió el oficialismo. En efecto, el domingo pasado quedó definitivamente clausurado el proyecto de “Cristina Eterna”, poniendo al kirchnerismo ante un fin de ciclo inevitable. Sin embargo, ello no debería llevar a subestimarlo. En el pasado, quienes así lo hicieron se equivocaron. La Presidenta conserva niveles de imagen positiva nada despreciables. Su problema es que no tiene un delfín y que a los que pretende dejar como albacea de su legado político –La Cámpora– han tenido una notable capacidad para ponerse en contra a una parte significativa y creciente del justicialismo. La reaparición de la liga de gobernadores peronistas es un signo del nuevo escenario. Ahí Daniel Scioli ha perdido su condición de “primus inter pares”. La derrota le pegó fuerte. Su cara del domingo lo decía todo.
Por supuesto que la oposición también tiene que demostrar en los hechos que ha entendido el resultado de las elecciones, cuyo mensaje es claro: no más confrontación. El voto ciudadano llama a sus líderes políticos a la búsqueda de consensos a los fines de encarar los temas clave que afectan el presente y ponen el riesgo el futuro del país. La inflación, la inseguridad, la proliferación del narcotráfico son asuntos de una envergadura tal que será imposible enfrentarlos sin la existencia de políticas de Estado.
A quien se le han complicado las cosas es a Amado Boudou. El fallo de la Cámara de Casación por el que se consideró válido el testimonio de Laura Muñoz, la ex esposa de Alejandro Vandenbroele, representa un golpe muy duro para el vicepresidente en la causa que lo vincula con la ex Ciccone. Tanto el juez federal Ariel Lijo como el fiscal Jorge Di Lello estaban esperando la decisión de la Cámara para avanzar en un caso en el que las evidencias obrantes comprometen seriamente a Boudou. Por todo ello, la vuelta de la Presidenta al ejercicio pleno del poder es imprescindible.
Producción periodística: Guido Baistrocchi.