La fiesta del Bicentenario fue una demostración de unidad y de esperanza del pueblo argentino. Fue el éxito de los que apostamos a favor del proceso de transformación y una lección para los que día a día predican la existencia de un país frustrado y siembran el miedo y el escepticismo.
Llegamos a esta histórica fecha en un proceso de cambios progresistas que progresivamente modificaron el cuadro desolador que dejaron en nuestra patria las reformas neoliberales. Llegamos con la Asignación Universal a la Niñez, con una nueva Ley de Medios Audiovisuales, en plena recuperación del empleo superando los costos de la crisis económica mundial y afirmando la tendencia de los últimos años. Llegamos rodeados de los procesos populares de los países hermanos de nuestra región. Millones de hombres y mujeres entendieron que había mucho para festejar y se volcaron a las calles. El pueblo, con sus artistas, con las expresiones de su cultura, llenó las calles de Buenos Aires y de otras ciudades a lo largo y ancho del país. Sin enfrentamientos. Sin sectarismos. De manera plural y fraternal. Estamos ante una gran oportunidad histórica, la de consolidar y profundizar los cambios con el apoyo de una sociedad que comprueba día a día la fortaleza del proyecto en curso. Mientras otros pueblos, hoy particularmente en Europa, sufren los embates de la crisis del capitalismo financiero, nuestro país crece. Se diversifica su producción. Mejoran los ingresos de sus asalariados y descienden los índices de pobreza e indigencia.
La derecha ha mostrado que no tiene nada nuevo y mejor que ofrecer a nuestro pueblo. Predica nuestro aislamiento mientras Néstor Kirchner es designado al frente de la Unasur y Cristina representa a toda la región en la reciente reunión realizada en Madrid. El pueblo ha rescatado lo mejor de la herencia del glorioso mayo de 1810. Mayo no nos legó el consenso blando y sin contenido que predica la derecha. Nos legó la lucha. Nos legó la defensa leal de las convicciones junto con el pluralismo democrático. Nos legó el sueño de una patria libre. De una patria integrada a sus hermanas de la región. Insertada en el mundo sin renuncia a su identidad.
*Subsecretario de Integración Económica y Mercosur.
