COLUMNISTAS
MEMORIA

Estación de subte Carlos Jáuregui

default
default | Cedoc

En agosto de 1996 fallecía Carlos Jáuregui, dirigente del colectivo Lgtbi. Fue el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) y representante de Gays por los Derechos Civiles (Gays DC). Este año se conmemoran veinte años de su fallecimiento, por eso sería un homenaje merecido que la estación de subte H ubicada en Av. Santa Fe y Av. Pueyrredón llevara su nombre.
Hemos presentado un proyecto de ley en la Legislatura, no sólo para reconocer a un luchador por los derechos del Lgtbi, sino también porque es una forma de visibilizar la historia de un colectivo que ha logrado muchos avances pero que debe enfrentar nuevas formas de discriminación.
Las esquinas de la Ciudad conservan la memoria de sus habitantes, el tránsito de sus problemáticas y luchas, y esta zona de Buenos Aires tiene una historia imborrable en relación con la ampliación de derechos Lgtbi.
A fines de los 80 comenzó a formalizarse una red de lugares comerciales de sociabilidad para homosexuales que antes eran clandestinos u ocultos. Se abrió un mercado de boliches, pubs, bares y tiendas que tenían como epicentro la Av. Santa Fe. En las décadas de los 70 y 80, la mencionada avenida fue punto de reunión.Los primeros bares de sociabilidad gay se instalaron en sus alrededores: Luz Verde, Contramano, Area, Teleny, InVitro, Line, Manhatan, Experiment y Bunker.
Para la misma época, Jáuregui asume la presidencia de la CHA; el debate público en torno a los derechos Lgtbi era casi inexistente, sólo esta organización implementaba campañas contra los edictos policiales y la Ley de Averiguación de Antecedentes. Pero el trabajo y la referencialidad social de Jáuregui dotaron la agenda de demandas de la diversidad sexual de un estatus público que comenzaba a articular con otros espacios como los organismos de DD.HH., los partidos políticos, organizaciones sindicales y agrupaciones estudiantiles. En la Estatuyente de 1996 Jáuregui logró que se incorporara la cláusula antidiscriminatoria en el artículo 11, entre otros logros; así, fue la cara visible y la voz cantante de estas demandas.
Este avance trajo una explosión de apertura de bares, pubs, locales comerciales, librerías, agencias de turismo, saunas, restaurantes. La esquina de Av. Santa Fe y Pueyrredón (donde se sitúa la estación de subte H recientemente inaugurada) reunía a decenas de personas. Allí, los “tarjeteros” repartían entradas para las discos y algunas organizaciones también aprovechaban la parada para difundir sus actividades.
Como dice el sociólogo Ernesto Meccia: “La gente se sentía a resguardo en ciertos lugares de socialización de la Ciudad de Buenos Aires y los pocos boliches que existían. Me interesa pensar este fenómeno como la felicidad en el gueto: una felicidad emergente de la mezcla de garantías jurídicas, del trabajo de las organizaciones y de la existencia de entornos de socialización públicos y seguros donde sin temor la gente podía conocerse y reconocerse”.
Esta zona de Buenos Aires funcionaba como lugar de encuentro y referencia, como sucede en otros lugares del mundo: los barrios de Castro en San Francisco o Greenwich Village en Nueva York, Schonneberg en Berlín, Chueca en Madrid o L’Eixample en Barcelona. El espacio público es un lugar de expresión y apropiación social por excelencia, es el que le da identidad y carácter a una ciudad. Hoy Buenos Aires es una ciudad abierta o “gay friendly”.
Nombrar la estación de subte Carlos Jáuregui es una oportunidad para reflejar la historia de nuestra democracia, donde el colectivo Lgtbi, sus referentes y formas de sociabilización escriben un capítulo importante.
Teniendo en cuenta que en nuestra ciudad ya existen otras estaciones con nombres emblemáticos (AMIA, Rodolfo Walsh, Osvaldo Pugliese o Noberto “Pappo” Napolitano) y que la Av. Santa Fe ha sido fundamental en la visibilidad del colectivo Lgtbi, creemos que es justo que Carlos Jáuregui tenga su estación.

*Legislador porteño Coalición Cívica ARI.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite