Yo creo que tanto la mentira como la desmentida deben ser falsas como el 1 a 1 en diciembre de 2001, un rulo más sobre la caspa de estos cráneos nuestros atosigados de información. El mito cuenta que un científico francés, Etienne Klein (ya el nombre suena a híbrido) pidió disculpas –y no tanto– por haber subido a las redes una rodaja de chorizo español como si fuera la foto de Próxima Centauri, nuestra estrella más cercana después del sol. El físico posteó que “acabo de pedir disculpas a quienes se hayan escandalizado por mi farsa, que no tenía nada de original. Sólo pretendía incitar a la prudencia respecto a las imágenes que parecen en sí mismas elocuentes”. En el posteo original subió una feta de chorizo, al pie de la cual acotó: “¡Qué nivel de detalles!... Un nuevo mundo se devela día tras día.”
Si la inscripción bajo la imagen dice cualquier cosa del cosmos o del telescopio James Webb, nuestro nuevo mejor amigo desde que se inventó el perro, entonces vemos estrella roja con incrustaciones lumínicas blancas, explosiones de hidrógeno y de helio, maravillas cósmicas. Pero si la inscripción dijera chorizo, o no dijera nada, seguramente veríamos chorizo. El cerebro comanda al ojo y ve lo más parecido posible a lo que ya conoce. Es Gestalt para principiantes. Una de sus leyes es la de Noción de Pregnancia (Prägnanz), donde el concepto “pregnancia” se relaciona también con la idea de “impregnación”. Es decir, aquello con lo que nos quedamos “impregnados” cuando miramos. Es la forma pura, cargada siempre de información, la fuerza de la forma, es la dictadura que la forma ejerce sobre los ojos. Mi manual de Gestalt me ofrece por ejemplo un elefante visto de perfil, dibujado con 5 patas, lo cual no impide que veamos un elefante y que el ojo corrija desesperadamente la anomalía para parecerse a lo que debería ser. Pero aquí, en el caso del chorizo, opera un elemento más, que podríamos llamar el principio de ignorancia, o la falacia de autoridad: si un físico francés nos dice “estrella” (él debe saber más que nosotros) vemos estrella y cuesta que nos convenzan de que es chorizo.
En síntesis: la broma estuvo bien. No lo echen a Etienne, si es que existe, de los círculos parnásicos del saber. Demostró empíricamente alguna otra cosa, aunque no sé bien cuál. Tal vez que se puede desconfiar de la información que llega tan fácilmente en píxeles. Es en todo caso un dato científico bastante más importante que la constitución fisicoquímica de Próxima Centauri, que debería importarnos bastante menos que lo otro.