COLUMNISTAS
#9M

Feminismo y democracia

Si alguien pensó que el empoderamiento es una moda, está terriblemente confundido, porque cuando hay conciencia colectiva empieza a haber una nueva historia.

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Nunca ningún derecho se conquistó sin lucha, y de eso, las mujeres sabemos, lo llevamos en nuestra sangre y en nuestra historia. | Pablo Cuarterolo

Cuando hablamos de las deudas pendientes de la democracia, en los días que transcurren, no podemos apartar de la vista a nuestra agenda de género. La igualdad ha sido una utopía y pilar de un sistema democrático en su modelo ideal, sucede que hoy además de deseos, hay enormes demandas, sostenidas por justas, y que son hechos urgentes impostergables, que en un día como hoy nos interpelan y nos sacuden.

La fecha #9M visibiliza el paro de la mujer trabajadora, porque es uno de los lugares donde las brechas tienen un impacto directo. Escollos, menor salario por igual tarea, dificultad para acceder a lugares de decisión, sí, los “privilegios” que muestran fotos solemnes de mesas de debate y decisión, sin rostros femeninos.

La pobreza también tiene cara de mujer, la misma cara que a la mujer le impone los cuidados de personas, las tareas domésticas, en fin las asimetrías que desde tiempos inmemoriales supimos construir.

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Asimismo, el recrudecimiento de la violencia machista, puede leerse como una respuesta a esta visibilidad, y estas voces, que dicen acá estamos. O como miedo, a la mujer sin miedo como decía Galeano, pero lo cierto es que en paralelo al pedido de escucha en el mundo laboral, hay un grito de dolor social por la epidemia de femicidios que sufrimos, es una agenda urgente, que debido a su complejidad necesita de nuevos abordajes y miradas, desde el estado, la salud, la justicia, hasta los medios de comunicación.

La agenda de género es una agenda de derechos, a pesar de que genere molestias para algunos sectores, resistencias y tensión eterna, y sobre esos derechos tenemos que trabajar arduamente. Si alguien pensó que el empoderamiento es una moda, está terriblemente confundido, porque cuando hay conciencia colectiva empieza a haber una nueva historia, transgeneracional que tiene nombre fuerte, porque para cambiar algo, hay que mover cosas. Luciana Peker escribió un libro llamado La revolución de las hijas, y a posteriori surgieron grupos llamados La revolución de las viejas, para que nadie quede fuera, porque todas las voces suman, y a pesar de disensos metodológicos, hay enormes consensos, por el aborto legal, libre y gratuito, por la lucha contra la violencia de género, por interpelar las miradas, por las diversidades, en fin, por tantos derechos vulnerados.

La agenda de género es una agenda de derechos, a pesar de que genere molestias para algunos sectores, resistencias y tensión eterna.

En este punto, tomamos como deuda la igualdad, creemos que con las medidas del gobierno, desde el anuncio del envío del proyecto de ley IVE, hasta la creación del Ministerio de la Mujer, en Nación y provincia de Buenos Aires, más todo nuestro calor y clamor por cada lugar donde hay injusticias o violencias contra la mujer, sobre todo en las calles, estando presentes, vamos por el camino indicado. Aunque necesitamos discutir y parir nuevas masculinidades, y eso, es un trabajo conjunto y mancomunado, es de todes, estado y sociedad, porque la igualdad no puede ser un privilegio, y la violencia no es una opción. Nunca ningún derecho se conquistó sin lucha, y de eso, las mujeres sabemos, lo llevamos en nuestra sangre y en nuestra historia.

*Politóloga. Consultora en Comunicación Política @barbaritelp