COLUMNISTAS
UNICABA I

Formación integral

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Vivimos en un mundo en constante y acelerado cambio; la velocidad de todo es cada vez mayor gracias a los avances tecnológicos de las últimas décadas. Fenómenos como la inteligencia artificial y la robotización no dejan de sorprendernos, pero al mismo tiempo nos enfrentan al desafío de pensar cómo nuestra sociedad puede enfrentar estos cambios de paradigma.  
Nuestro país supo ser vanguardia en materia de educación pública de calidad, pero en las últimas décadas vemos como las transformaciones sociales y culturales hacen que nuestro sistema educativo se encuentre cada vez menos apto para enfrentar estas dificultades.
Con ver algunos datos alcanza: tanto en la UBA como en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) es mayor la cantidad de ingresantes que provienen de escuelas privadas que públicas, y a pesar de ello solo el 35% de ingresantes al CBC logra terminarlo. Sin tomar en cuenta los problemas vinculados a las nuevas tecnologías, los ingresantes a estas universidades tienen un peor desempeño en sus capacidades de lectoescritura, como también en la capacidad de resolver problemas lógico-matemáticos.
La UTN hace unos años lleva adelante el programa Entropía, que consiste en seleccionar a cuarenta chicos de los barrios carenciados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que tienen interés en estudiar Ingeniería.
Durante seis meses, todos los sábados estos chicos están cuatro horas aprendiendo matemática, física y ciencias básicas. El último año, 39 de estos chicos aprobaron el examen de ingreso a la universidad.
La deserción escolar es muy alta, y los que logran terminar la secundaria no tienen los conocimientos básicos para la comprensión de textos o para realizar cálculos matemáticos, lo que dificulta el desempeño académico como el laboral de los egresados de las escuelas secundarias.
Que nuestro país necesita un cambio urgente en la escuela secundaria como en la primaria es evidente, y para ello los ministros de educación se comprometieron a desarrollar lo que se llama secundaria 2030.
Es un acuerdo que tiene entre sus principales objetivos erradicar el fracaso escolar, lograr la permanencia de los estudiantes en la escuela y vincular al nivel secundario con el mundo universitario y laboral.
Todas las provincias tienen el compromiso de presentar un nuevo modelo de escuela secundaria y la Ciudad de Buenos Aires es una de las primeras en haberlo hecho con la implementación de la Secundaria del Futuro.
En resumen, este cambio en las escuelas secundarias significa: trabajar por proyectos; calificar de manera diferente; hacer prácticas educativas en la comunidad; terminar con los profesores “taxis” y que se conviertan en planta funcional de la escuela con una mejor formación y capacitación continua hacia el nuevo modelo de proyectos interdisciplinarios. Es este último punto el que nos lleva a la discusión, es imposible llevar adelante esta reforma si no hacemos nada en la formación docente.
Necesitamos más y mejores docentes. Por lo tanto, la formación debe orientarse hacia la complejidad y la innovación por sobre modelos y estándares de los campos profesionales y académicos tradicionales. Así, la aparición de Unicaba deberá servir para la formación integral de profesionales de la educación, basada tanto en lo académico como en el “ser docente”, articulando formación inicial y sistema formador con la propia carrera docente y la práctica cotidiana de enseñar. Para ello, necesitamos desarrollar formatos curriculares novedosos, por competencias, basados en interdisciplinariedad, la circulación entre carreras, el aprendizaje por proyectos y la integración del trabajo del  futuro docente en proyectos de prácticas sociales educativas.

*Legislador CABA por Vamos Juntos.